lunes, octubre 01, 2007

Fernando Fernandez, Comercio y Desarrollo en clave populista

martes 2 de octubre de 2007
Comercio y Desarrollo en clave populista

FERNANDO
FERNÁNDEZ
EL presidente Zapatero debe de estar triste porque ha llegado varias décadas tarde a dirigir el movimiento de los no alineados. Y no lo digo por nuestra política exterior, cuya presencia e influencia ha resultado evidente en la Asamblea General de Naciones Unidas, sino por la política de cooperación y desarrollo. Desde el principio de la legislatura hemos podido asistir a una guerra soterrada pero implacable entre las secretarías de Estado de Cooperación y de Comercio por el control de los fondos de desarrollo y de los criterios con los que asignarlos. Una guerra en la que se han fajado los dos vicepresidentes y que, dada la tristeza finisecular con la que se pasea Solbes por las cuentas públicas, parece que puede saldarse definitivamente con la coronación del sector tercermundista del Gobierno, aupado por las fotos de la vicepresidenta con las mujeres africanas vestidas de traje regional con la excusa de poner fin a las pateras.
Hay un discurso antiglobalización que impulsa con dedicación encomiable Leire Pajín desde la Secretaría de Cooperación. Un discurso que sintoniza bien con los nobles afanes misioneros de un pueblo acostumbrado a pedir para el Domund y con la voracidad financiera de las ONGs, un sector en el que hay de todo y que sufre un auténtico déficit democrático y superávit clientelar. Un discurso zalamero, sentimental y progre que considera que somos nosotros, los ciudadanos de los países ricos, los responsables de la pobreza en el mundo. Un discurso que culpa al comercio internacional contra toda evidencia científica del subdesarrollo y que pretende convertir los Acuerdos de Partenariado Económico entre la Unión Europea y África en un flujo de subvenciones sin control ni objetivos. Un discurso muy mediático que se refuerza con imágenes de impacto fáciles de conseguir en estos tiempos en que cualquier turista puede colgar sus producciones audiovisuales en internet. Un discurso, en fin, en el que confía el Gobierno para movilizar electoralmente a ese sector de jóvenes antiglobalización que tanto predican la paz mientras destrozan mobiliario urbano y queman fotos de sus bestias negras. Un discurso con el que repetir éxitos anteriores y convertir la política internacional en argumento de demagogia electoral a costa de nuestra imagen país.
Había también en este Gobierno un discurso racional y objetivo que partía de los hechos conocidos en la literatura del desarrollo y en nuestra propia historia económica. Un discurso que ponía el libre comercio en el centro de toda estrategia de superación de la pobreza, véase China e India, y en las condiciones de acceso a los mercados, domésticos y de exportación, la clave de bóveda del desarrollo. Un discurso que rechazaba las ayudas y las donaciones, salvo en situaciones de emergencia humanitaria, porque mantienen el status quo y perpetúan la corrupción. Un discurso que condicionaba la condonación de la deuda en los países más pobres a la adopción de estrategias creíbles de crecimiento y desarrollo, normalmente bajo supervisión internacional del FMI y el Banco Mundial, y no la consideraba un derecho de reparación por el colonialismo. Un discurso serio, ortodoxo, científico, que nos habría llevado a posiciones de liderazgo en las conversaciones sobre liberalización comercial, que nos habría permitido insistir en la reciprocidad del acceso a los mercados en los Acuerdos de Partenariado y acabar así con tanto monopolio público o de amiguetes como existe en las economías africanas.
Zapatero tiene que elegir antes de fin de año la posición a adoptar en las conversaciones finales entre Europa y África. No es que importe mucho, dado su indiscutible liderazgo. Pero será un indicador de su deriva política y de su conversión al movimiento de los no alineados. Elegir entre chamanes y técnicos, entre predicadores y empresarios, entre la demagogia y el realismo debería ser fácil. Bastaría con un par de tardes de lecciones de economía.

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