jueves, octubre 18, 2007

Felix Arbolí, ¡Ojo a la media luna. que presagia eclipse!

jueves 18 de octubre de 2007
¡Ojo a la media luna, que presagia eclipse!
Félix Arbolí
E L Islamismo, llevo insistiendo una y otra vez en mis artículos, es como un pulpo que extiende sus tentáculos lentamente, pero de forma imparable a los distintos países del mundo. De manera especial, a los tibios en creencias religiosas, escaso celo nacionalista (me refiero en nuestro caso, como deben suponer, a la nación española) y poco arraigo a su cultura y tradiciones. Los que hemos perdido el vértice y andamos a la deriva sin un ideal que nos motive y una idea que nos mantenga ilusionados. Ellos, con una fe inquebrantable que les mantiene hasta en su aliento y con la esperanza en ese edén que le tienen prometido con vinos y exquisiteces en abundancia y sexo a discreción con las más voluptuosas huríes, están empeñados en un proselitismo constante y hasta pesado, esperando hacer del mundo un templo exclusivo de su Alá. Las otras creencias le traen al pairo y son ofensivas y falsas. “Solo hay un Dios Alá y Mahoma es su Profeta”. Los demás son meras y burdas imitaciones de la divinidad para ellos. Y hay que darles la razón por las buenas o por las malas, si no queremos ser víctimas de esos suicidas de Alá que aspiran a la purificación y a la gloria mediante la ofrenda de su propia vida, si con ello se llevan por delante a cientos y mucho mejor miles de “infieles” inocentes y hasta seguidores de sus propias creencias que eligieron el momento y lugar más inoportunos. Son centenares los inmigrantes ilegales que en pateras y cayucos atraviesan a diario las aguas del Atlántico y se intentan introducir en nuestras costas y provincias. Y cada vez abundan más los menores, fiados en esa absurda ley que creo impide a nuestras autoridades regresarlos a su país. A mi entender, deberían ser éstos los primeros repatriados ya que no estamos para encargarnos y pagar guarderías, tutorías, colegios y otras responsabilidades a todos cuantos nos lleguen de tan diversos países. Lo lógico es devolvérselos a sus irresponsables padres para que no se les ocurra otra vez la desfachatez de lanzar a sus hijos a tan inciertas y peligrosas travesías. Pero como este es el país del absurdo, es normal que todo se haga al revés de cómo se debiera. Y nos encontramos a plagas de chavales inmigrantes invadiendo nuestras calles y haciéndonos la puñeta sin que podamos defendernos de sus razías ya que al ser menores, no tienen responsabilidad penal y salen libres nada más llegar ante el juez. Gozan el privilegio de hacer cuanto les vengan en ganas, sin miedo a posibles represalias, porque con esta nueva democracia los menores están sobrados de derechos y privilegios y carentes de obligaciones y responsabilidades. Ni sus propios padres, tutores o educadores tienen facultades legales para meterlos en vereda. ¡ Así nos va!. En la página de Opinión del diario “ El Mundo “, del pasado domingo, Luis María Ansón, nos cuenta que durante la conferencia sobre la intolerancia celebrada en Córdoba, amparada o impulsada por ese cuento de Blancanieves e invento de nuestro Zapatero, llamado “Alianza de las Civilizaciones”, se habló de que Moratinos, nuestro orondo ministro de Exteriores, va a llevar al Congreso de los Diputados un proyecto de ley para devolver la Mezquita de Córdoba a nuestros “hermanos” musulmanes. Creo que lo de esa conferencia sobre la intolerancia y el asunto de la famosa mezquita cordobesa, debe ser una de las elucubraciones a las que no tiene acostumbrados Ansón y no el reflejo de una tan disparatada e inaceptable realidad. Vamos, una idea descabellada, grotesca e impresentable surgida en plan burlesco en su prodigioso magín . Porque cuando leo su página de opinión desconozco en muchas ocasiones si se está refiriendo a realidad, o es una chanza o advertencia sobre un posible y futuro patinazo de nuestro gobierno o sus adláteres. Espero por el bien de todos y la paz nacional que solo sea una broma más del académico y periodista, porque después de esa “Memoria histórica”, tan sesgada como improcedente, el puzzle en que se ha convertido España con tantas autonomías y chorradas y esa invasión de allende el Estrecho de adoradores de Alá, con el peligro que ello encierra para nuestra paz y tranquilidad ciudadana, la entrega de tan emblemático e histórico TEMPLO CRISTIANO, sería la gota que colmara el vaso de nuestra pasividad y consentimiento a tanto desmadre y desafuero. No deben olvidar nuestros “hermanos” musulmanes, que antes de mezquita fue templo cristiano. Y sobre todo, que forma parte inalienable e incuestionable de nuestro acervo cultural y no estamos dispuestos a desprendernos de esa Catedral, ni a convertirla en un templo mixto donde se celebren ambos cultos. Sería un tremendo sacrilegio. Pero por ”h” o por “ b”, siempre estamos liados y enfrascados con el mundo árabe en general y su fanatismo religioso en particular. Y no por culpa nuestra que respetamos sus creencias y les abrimos las puertas fronterizas, sino por la intolerancia de ellos que no saben apreciar la generosidad que les demostramos, agradeciéndonosla con sus rencores, exigencias y amenazas. Los vemos llegar en pateras y cayucos, con mirada triste y rostros demacrados, inspiradores de nuestra compasión y solidaridad, pero no advertimos que traen el Corán en la mano y sus suras y ayats en su mente y en su corazón, con el decidido propósito de hacer proselitismo y que terminemos todos mirando a la Meca para hacer nuestros rezos. Porque da la escamante casualidad que todos los que nos invaden a diario, que se cuentan por centenares, proceden de países islámicos y algunos hasta de los lugares donde se entrena Al Qaeda y por lo tanto, terroristas en potencia. Y nosotros, quijotes hasta la médula, demostramos nuestro espíritu cristiano y recogemos al enemigo de nuestra fe y nuestras costumbres en alta mar y con todo lujo de cuidados, solicitudes y mercedes, los introducimos en nuestras costas y playas, donde de cada mil que entran, solo son devueltos sesenta y a veces, los menos peligrosos y convenientes..España, por su gobierno ciego e irresponsable y sus políticos extrañamente condescendientes, que creen que les van a votar y no se dan cuenta que ya hasta han formado sus propios partidos, los recibe con maternal solicitud a través de instituciones y ONG, que no se percatan de que esa llegada masiva, no es nada conveniente ni oportuna, sin ejercer el debido control y la adecuada selección individual, para evitar posteriores sorpresas desagradables. No hay que olvidar tampoco que este personal excede hoy día el diez por ciento de nuestra población y cada día se radicalizan más en sus exigencias, costumbres y creencias, en detrimento de las nuestras. Ya hasta se rebelan contra nuestros jueces en pleno juicio por sus actos terroristas, sin ningún tipo de complejo, consideración y respeto a nuestras instituciones. Y nadie parece prestar la debida atención al problema, cuando todavía es posible solucionarlo y eliminar sus evidentes peligros. ¿Por qué no son tan valentones ante las abusivas autoridades de sus países?. La prensa habla estos días de que la policía busca en la zona de Valencia a los nuevos líderes de Al Qaeda que actúan en España, y que nosotros cándidamente ayudamos a que se introdujeran e instalaran cómodamente en nuestro país, añado yo. No tuvimos bastante con el “ Once de Marzo “ y su trágica y dolorosa masacre en los trenes. ¿Qué esperamos otro atentado sangriento, mientras continuamos con esa absurda Alianza de Civilizaciones y conferencias sobre la tolerancia, con individuos y creencias que no son respetuosas ni con la primera, ni mucho menos con la segunda. Y encima nos exigen tesoros que forman parte de nuestra historia y nuestra cultura. ¿Qué pensarían ellos si los cristianos reclamáramos la devolución y vuelta a su primitivo culto de la Mezquita que se erige sobre la antigua y espléndida Basílica de Santa Sofía en Turquía, hoy convertida en museo?. Lo menos que podrían pensar es que estábamos locos. Por cierto, cuando la visitó Pablo VI y se arrodilló para orar unos minutos, provocó bastante alteración y no muy gratas sensaciones en el gobierno y pueblo turco, al orar de forma cristiana en un edificio musulmán y antigua mezquita. Sin embargo, los musulmanes españoles o residentes entre nosotros, que ya llegan al millón, a causa de la inmigración y la incomprensible conversión de algunos de los nuestros, sí quieren y hasta lo han pedido al Vaticano, poder orar en la catedral cordobesa y son muchos los que la visitan y pretenden hacerlo, aunque no está permitido y los guardias jurados que la protegen se encargan de impedirlo. Solo exigencias en beneficio de sus creencias y cultura, aunque se hallen en un país extraño y con enorme mayoría ajena a su religión y sus costumbres. ¡ Cuando se van a dar cuenta que ésta no es su patria y que su religión no es la nuestra!. ¡Que se vayan a sus países a practicarla, que allí seguro no encontrarán inconvenientes, aunque si abusos de sus dirigentes y mucha hambruna. El ministro australiano de Hacienda Peter Costello, ha declarado a la prensa: “Los musulmanes que quieran vivir conforme a la ley islámica Sharia, han sido invitados días pasados a salir de Australia, considerados por el gobierno como potenciales terroristas”. Este político, al que se considera futuro primer ministro, ha hecho alusión a que podrían pedir a algunos clérigos radicales que dejaran el país, en el caso de que no aceptaran que Australia es un estado secular y sus leyes fueron hechas por el Parlamento. “Si aquellos no son sus valores, si ustedes quieren un país con la ley islámica Sharia o un estado teocrático, entonces Australia no es su país. “ Estas declaraciones fueron hechas en la televisión pública. “ Les he dicho a los clérigos que si no están de acuerdo con nuestras leyes emanadas del Parlamento, tribunales independientes, democracia, y prefieran la ley islámica y tienen la oportunidad de ir a otro país, donde se practique esa ley, quizás sea esa su mejor opción”. Preguntado si piensa forzar a los clérigos radicales a marcharse, dijo que “posiblemente podría pedir a aquellos que tienen doble ciudadanía que se fueran a otros países”. El ministro de Educación, Bendan Nelson, posteriormente confesó a la prensa que los musulmanes que no quisieran aceptar los valores australianos deben irse. “Básicamente, la gente que no quiera ser australiana y que no quiera vivir con los valores australianos y entenderlos, es mejor que se vayan”. Por otro lado, Howard enfadó a algunos musulmanes australianos, al apoyar explícitamente a la agencia de inteligencia que investiga las actividades que se realizan en las mezquitas nacionales. “Los inmigrantes no australianos deben adaptarse. Tómenlo o abandónenlo. Estoy harto de que esta nación se preocupe de si ofendemos a algún individuo o a su cultura. Desde que los terroristas nos atacaron en Bali, hemos experimentado una oleada de nacionalismos por parte de la mayoría de los australianos. Hay asuntos que deben entender los que han venido y hasta incluso los que ya han nacido aquí y es la idea de que Australia no ha de ser una comunidad multicultural si ello significa diluir nuestra soberanía y nuestra identidad nacional. Como australianos tenemos nuestra propia cultura, nuestra propia lengua, nuestra propia sociedad y nuestros propios modos de vivir. Esta cultura ha sido desarrollada en más de dos siglos de luchas, juicios y victorias por los millones de hombres y mujeres que han buscado la libertad de este país. Hablamos principalmente el inglés, no el libanés, ni el árabe, ni el chino, el japonés, el ruso o cualquiera otra lengua. Por lo tanto, si usted desea formar parte de nuestra sociedad, aprenda nuestra lengua. La mayor parte de los australianos creen en Dios. Este no es solo un asunto de algún cristiano derechista, sino el hecho cierto de que hombres y mujeres cristianos, fundaron esta nación sobre principios cristianos y esto está claramente documentado en nuestra historia. Deberían mostrarlo en los murales de nuestras escuelas. Si nuestro Dios le ofende, entonces le sugiero que usted considere otra parte del mundo como su nueva casa, porque Dios es parte de nuestra cultura.” “Aceptamos sus creencias y no le haremos preguntas. Pero daremos por hecho que usted acepta la nuestra y busca vivir en paz y armonía con nosotros. Si la Cruz le ofende o no le gusta debería considerar seriamente marcharse a otra parte de este planeta. Somos felices con nuestra cultura y no tenemos ningún deseo de cambiarla. Este es nuestro país y nuestra cultura y manera de vivir y le damos la oportunidad de disfrutar de todo esto. Pero una vez que usted empiece a quejarse, a lloriquear y a no aceptar nuestra Bandera, nuestras promesas, nuestras creencias cristianas o nuestro modo de vivir, le aconsejo sinceramente a hacer uso de otra gran libertad que gozamos en Australia: el derecho a marcharse. Si no es feliz aquí, márchese. Nadie le obligó a venir, usted fue el que lo quiso. Acepte, pues, a este país tal como es y si no es así, ¡márchese!. Le hemos acogido y abierto las puertas de nuestra nación, pero si no quiere convertirse en un ciudadano de ella, es mejor que se vuelva al país de donde vino. ¡Esto debe hacer cada país y esto debe hacer cada inmigrante!.” ¡Qué envidia me dan los ciudadanos que tienen políticos de tanta altura y amor a su patria!. ¿Hay alguien que piense de esta manera entre nuestros excelsos gobernantes y clase política?. Se llevarían los votos de millones de españoles que están hasta las narices, por no bajar de precisión anatómica, de aguantar a tantos soplagaitas que nos llegan de fuera y quieren convertirse en mentores de nuestra política, misioneros de extrañas creencias y transformadores de nuestra cultura y manera civilizada de vivir, para sumirnos en sus oscuros y atrasados mundos del que acaban de desertar. ¡Ya está bien hombre!. Que nos vamos a quedar hasta sin La Cibeles porque dirán que ya estaba en los tiempos de Almanzor y los leones que llevan a la diosa porque serían primos de los de la Alhambra. Cuando se ponen en peligro la Fe y integridad e identidad de la Patria, todos los españoles, sobre todo esa mayoría silenciosa donde suelen estar los mejores, aunque no los más ruidosos, han de salir en su defensa con el mayor fervor y la máxima contundencia, por encima de toda consideración partidista.

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