jueves, octubre 25, 2007

El lugar de los delincuentes es la prision y no la television

El lugar de los delincuentes es la prisión y no la televisión
Elsemanaldigital.com

26 de octubre de 2007. Sergi Xavier Martín es un ciudadano conocido por haber pateado en la cabeza a una menor de edad en un vagón. Los hechos tuvieron lugar el 7 de octubre pero la víctima, ecuatoriana, no los denunció hasta mucho después, cuando ya eran conocidos gracias a una cámara de vigilancia. En torno a esta incalificable agresión y a su vergonzosa impunidad se ha gestado un caso que revela todas las debilidades de la actual gestión de la seguridad y de la Fiscalía. Un nuevo escándalo que tiene como escenario la Cataluña gobernada por el PSOE a todos los niveles.Martín, que ha reconocido haber cometido la agresión aunque en supuesto estado de embriaguez, se ha beneficiado de una reiterada descoordinación entre el juez encargado del caso y la Fiscalía. El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, no ha sabido dar una explicación satisfactoria de la ausencia de su subordinado en la vista inicial del caso, lo que dejó al acusado y confeso culpable en libertad. A propósito de esta descoordinación se ha producido un nuevo desencuentro entre la Fiscalía y el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo.Sea por el juez, por el fiscal o por ambos lo más escandaloso institucionalmente del caso es que las autoridades no intervinieron hasta que el vídeo de la agresión fue hecho público por los medios de comunicación. Al margen de qué calificación penal merezca, sea delito o falta y se considere agravante la xenofobia o atenuante la borrachera del agresor, lo cierto es que la Justicia no funciona, y que al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le cabe en eso una responsabilidad excepcional. Al fin y al cabo las fuerzas de seguridad y la Administración de Justicia dependen hoy del PSOE, y si hay una responsabilidad política en la impunidad de semejante agresión es al partido del Gobierno a quien debe imputarse.El trasfondo político del asunto es más complejo aún, y esto por varias razones. El Código Penal, tal y como se promulgó en tiempos de Felipe González y como se mantiene ahora, castiga con sanciones muy leves conductas como ésta, que los ciudadanos consideran en cambio graves. Delincuentes ya condenados por conductas socialmente intolerables están a menudo en libertad, y el caso de Sergi Xavier Martín es sólo el más reciente y conocido. El PSOE y sus aliados se han negado reiteradamente a apoyar propuestas del PP de modificar nuestro Derecho penal y las correspondientes normas procesales para evitar situaciones como ésta. La gente de la calle considera intolerable una agresión así, y aún más que el agresor no esté al menos preventivamente bajo custodia. Es preciso abordar la reforma del Código Penal para garantizar el orden y la seguridad.Mientras actúa la Justicia, Sergi Xavier Martín sigue en la calle, presumiendo incluso de su actitud y siendo cortejado por algunos medios de comunicación. Sería impensable en otros países que un enemigo de la paz pública como éste anduviese libremente, rodeado de cámaras de televisión y convertido en personaje de actualidad. No se trata de imponerle una sanción ejemplar, sino sencillamente de que la Ley se cumpla con todo el rigor y de que si no bastan las normas existentes se dicten otras más eficaces para que futuros sucesos similares no queden impunes. Ha quedado demostrado que España se merece una Justicia mejor y que la convivencia en las calles sólo puede garantizarse aplicando sin vacilaciones leyes más justas que defiendan a los inocentes frente a los delincuentes.

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