martes, octubre 23, 2007

El Gobierno se colapsa en Barcelona

martes 23 de octubre de 2007
El Gobierno se colapsa en Barcelona
LA crisis del transporte público en Barcelona ha llegado a un nivel intolerable para una sociedad desarrollada y debe provocar una inmediata asunción de responsabilidades políticas con forma de dimisiones o ceses. Más de 160.000 mil catalanes vivieron ayer una odisea para llegar a sus puestos de trabajo, viéndose obligados a encadenar trenes y autobuses que multiplicaban por tres y cuatro veces el tiempo habitual de sus trayectos. La causa de este despropósito es la serie de incidentes en las obras de la línea de alta velocidad, pero antes fueron otras causas y en otros sectores, como el suministro de energía, lo que ha llevado a los vecinos de Barcelona a un estado de hartazgo e impotencia, acrecentado por la falta de dignidad de su clase política. Nadie sabe a ciencia cierta en el Ministerio de Fomento, ni en el Gobierno catalán, cuánto tiempo durarán las suspensiones de los servicios de Cercanías y de los ferrocarriles de la Generalitat, pero se habla de semanas. Todo el despliegue político y mediático ejecutado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero no sólo no ha paliado los constantes problemas del transporte en Barcelona, sino que ha demostrado la incompetencia más absoluta de su equipo gestor para prevenir los que en los últimos días han hecho de esta ciudad una víctima indefensa de errores y chapuzas. Es evidente que ninguna administración pública está libre del riesgo de que unas obras provoquen hundimientos de tierra, o de que se caiga un cable del tendido eléctrico. Pero cuando estos problemas se reiteran continuadamente e incluso son advertidos por expertos y empresas, la responsabilidad política debe ponerse en primer plano y legitima a los ciudadanos a pedir cuentas.
El problema de esta crisis de infraestructuras en Barcelona es que no sólo fallan los servicios públicos esenciales; también el mínimo respeto debido a los ciudadanos por los dirigentes políticos, que se han mostrado incapaces de dar una respuesta rápida y eficaz a las carencias que sufren los vecinos de la capital catalana. La continuidad de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, es una auténtica burla a los ciudadanos afectados y un fraude al sistema democrático, basado en algo tan elemental como la prioridad de los intereses generales sobre cualquier otro. A este fallo en cadena del Ejecutivo socialista, el presidente del Gobierno responde con soberbia, ignorando el padecimiento de los barceloneses y el desprestigio de la ciudad y, lo que aún es más inexplicable, no cesando de manera inmediata a la ministra de Fomento y a su equipo. Así debería ser en una democracia respetuosa con el ciudadano y no presa del autismo de los gobernantes.
Lógicamente, el PP ha pedido la comparecencia de José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso para explicar qué está pasando en Barcelona y qué está haciendo su Gobierno para resolverlo. Podría parecer excesiva esta petición del PP, pero el propio presidente del Gobierno la ha hecho adecuada a las circunstancias desde que apostó personalmente por la terminación de las obras del AVE a fecha fija -el próximo 21 de diciembre-, lo que induce a muchos ciudadanos a sospechar que detrás de tanta chapuza e ineptitud hay un apresuramiento en satisfacer los calendarios electorales de Rodríguez Zapatero.
No es la primera vez que el Gobierno se muestra incapaz de atajar un problema que requiere gestión y coordinación de departamentos ministeriales o de administraciones públicas. Para un partido de izquierda, tan ufano en la defensa de los servicios públicos, es toda una descalificación que el transporte público en Barcelona -sujeto a una cadena de gobiernos íntegramente en manos socialistas, desde el central al municipal, pasando por el autonómico- se encuentre sumido en el caos, a diferencia de otras comunidades y capitales, gobernadas por el PP -como Madrid- donde este servicio, precisamente, se sitúa a la vanguardia europea. No es una cuestión de ideología. Simplemente, el Gobierno, con sonrisa o sin ella, es un pésimo gestor.

http://www.abc.es/20071023/opinion-editorial/gobierno-colapsa-barcelona_200710230315.html

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