martes, octubre 23, 2007

Formula 1, el precio de la discordia

martes 23 de octubre de 2007
Fórmula 1, el precio de la discordia
LOS datos de audiencia son contundentes. El domingo por la tarde media España estuvo pendiente del Gran Premio de Brasil de Fórmula 1. Fernando Alonso ya no es sólo un gran campeón, sino también un auténtico fenómeno sociológico: la gente discute en la calle sobre cuestiones técnicas desconocidas hasta hace poco y ha tomado partido de forma abrumadora en favor del piloto asturiano. Alonso llegó a McLaren Mercedes, una escudería puntera, con el bagaje de sus dos títulos mundiales ganados brillantemente con Renault. En lugar de encontrar un ambiente apropiado, tuvo que superar desde el primer día las preferencias de su nuevo equipo hacia Lewis Hamilton, un debutante que ha demostrado ser un gran piloto, pero al que le falló el temple y la solidez imprescindibles para ganar el campeonato cuando lo tenía todo a su favor. Ron Dennis, patrón de la escudería inglesa, ha fracasado en toda regla. Sembró la discordia entre los suyos y fue incapaz de reconducir una situación que se ha ido envenenando a lo largo de la temporada. El resultado puede calificarse de ridículo: perdió el Mundial de constructores por el turbio asunto del espionaje y «regaló» literalmente a Ferrari el título de pilotos cuando parecía casi imposible perderlo, un bagaje lamentable para una empresa que invierte mucho dinero en tecnología con el fin de poner sobre la pista un coche muy competitivo y que había fichado al piloto español a precio de campeón del mundo para situarlo luego -en el mejor de los casos- en pie de igualdad con una joven promesa que no supo aguantar la presión.
El intento de última hora de ganar en los despachos lo que ha perdido en la pista es la mejor prueba de que esta prestigiosa escudería debería revisar seriamente sus pautas de comportamiento y la capacidad de sus directivos actuales para estar al frente del proyecto. El contraste con Ferrari resulta muy llamativo: el equipo italiano ha sabido luchar en la pista hasta el último minuto y diseñar una razonable estrategia conjunta, logrando así un premio inesperado que reafirma su brillante trayectoria histórica. Kimi Raikkonen es un digno campeón del mundo, aunque la impresión general es que Fernando Alonso habría logrado en condiciones normales su tercer título consecutivo. El futuro está abierto a cualquier posibilidad, porque nuestro piloto es una estrella del más alto nivel en la F-1 y puede aspirar al máximo en los próximos años. El ambiente irrespirable de McLaren a lo largo de la temporada recién concluida no se corresponde con el esfuerzo y la ilusión de profesionales, aficionados y patrocinadores, muchos de ellos españoles. Las cosas tienen que cambiar a fondo en una escudería que ha pagado muy caro el precio de la discordia por causa de la vanidad y la incompetencia de algunos de sus responsables.

http://www.abc.es/20071023/opinion-editorial/formula-precio-discordia_200710230315.html

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