jueves, octubre 25, 2007

Ecologista de salon

viernes 26 de octubre de 2007
Ecologistas de salón
CON independencia de su ideología, muchos ciudadanos -en España y en todas partes- reciclan el papel y los envases, apagan la luz y los aparatos electrónicos cuando no los utilizan y desarrollan los comportamientos propios de una persona sensible ante el medio ambiente. Parece, sin embargo, que algunos políticos han descubierto de repente las ventajas prácticas que puede reportar el toque ecologista a efectos electorales. Los comentarios de Mariano Rajoy sobre el cambio climático, más o menos afortunados en el tono, no suponen descalificación de ningún tipo hacia los estudios científicos rigurosos. Nadie puede reprochar a los partidos de centro-derecha desinterés o ignorancia sobre las cuestiones medioambientales. Ayer recordaba ABC que Margaret Thatcher fue quien puso en marcha políticas concretas en esta materia y que hoy día es Angela Merkel la que impulsa con eficacia unos planteamientos que la anterior coalición «rojiverde» había dejado en segundo plano. Lo mismo cabe decir de Nicolas Sarkozy y de otros líderes de partidos conservadores y liberales europeos. En cambio, no todos los progresistas pueden presentar un balance tan positivo. El activismo de Al Gore en defensa de la causa choca con la «verdad incómoda» de que Estados Unidos se negó a firmar el protocolo de Kioto durante su etapa de vicepresidente con Bill Clinton. El caso español es todavía más llamativo. Nuestro país ratificó dicho tratado bajo el mandato del PP y en cambio, según todos los datos, el Gobierno de Rodríguez Zapatero no cumple las obligaciones que le impone el derecho internacional en esta materia. Antes de remover las aguas turbulentas en busca de ventajas ocasionales, algunos deberían reflexionar seriamente sobre sus propias deficiencias.
La vieja costumbre de la izquierda de monopolizar determinados asuntos puede hacer mucho daño a su aceptación por la opinión pública. Conviene recordar que la llamada «teoría política verde» no se conforma con cuidar el planeta en nombre de una razonable preocupación por la calidad de vida, sino que defiende también enfoques supuestamente alternativos, de tono antiindustrial y anticapitalista. Habrá que suponer que no es ésta la intención que impulsa a los profetas de la lucha contra el calentamiento global. No obstante, los ciudadanos reclutados en España para el llamado «ejército verde» ofrecen un perfil ideológico muy definido, con alguna incorporación cosmética de personajes que se apuntan a todas las modas. Mucha gente de buena fe está dispuesta a cuidar la naturaleza y se preocupa sinceramente por el futuro del planeta, pero no le gusta que nadie se aproveche de las causas que pertenecen a todos. El medio ambiente es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de intereses partidistas a corto plazo.

http://www.abc.es/20071026/opinion-editorial/ecologistas-salon_200710260251.html

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