jueves, octubre 04, 2007

Carcel contra temeridad

Cárcel contra temeridad
05.10.2007 -

La reforma del Código Penal que endurece las sanciones contra los conductores que vulneren gravemente la seguridad vial superó ayer el trámite de aprobación en el Congreso, con el voto contrario del PP y las abstenciones del PNV e IU-ICV. El desmarque del primer partido de la oposición quiebra el necesario consenso que requiere un cambio normativo de tanta trascendencia social, por lo que cabe reclamar a todos los grupos que intensifiquen sus esfuerzos para tratar de ampliar el acuerdo en lo que resta de debate parlamentario. La siniestralidad en las carreteras españolas se cobra anualmente miles de víctimas mortales y de heridos, unas consecuencias irreversibles en demasiados casos que acaban acarreando un coste de 9.000 millones de euros en cada ejercicio para las arcas públicas. La envergadura de ese destrozo colectivo convierte la inseguridad en la red viaria en una prioridad para el Estado, lo que obliga a promover iniciativas con el suficiente respaldo político como para asegurar su continuidad jurídica. Esta exigencia resulta del todo necesaria en una modificación legislativa como la promovida ahora, que prevé penas de cárcel para los excesos indebidos de velocidad, la conducción bajo los efectos del alcohol y las drogas, la ausencia de carné y las actitudes al volante manifiestamente temerarias.La rigurosidad de la reforma no suscita la unanimidad de las fuerzas políticas ni de los automovilistas. Pero frente a quienes creen que las medidas punitivas planteadas lo son en demasía y que el Gobierno ha optado por descargar en exclusiva en los conductores una responsabilidad que también compete a las instituciones, en cuanto principales garantes de la seguridad vial, las estadísticas demuestran cómo los cambios apuntan, justamente, a los principales motivos de la mortalidad en carretera: la velocidad excesiva y el consumo de alcohol. La efectividad de la reforma dependerá en buena medida de la formación adecuada de los agentes de Tráfico y del refuerzo de los recursos con que cuentan los juzgados. Pero al igual que ocurre con otras iniciativas restrictivas y disuasorias, como el carné por puntos, las aprobadas ayer precisan, ante todo, de la concienciación de los conductores sobre el arma mortífera en que pueden convertirse sus vehículos si desatienden las normas esenciales de protección o incurren en descuidos, negligencias o temeridades fatales para su seguridad y la de quienes les rodean.

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