miércoles, octubre 03, 2007

Aniel Reboredo, "Objetivo: Birmania"

'Objetivo: Birmania'
03.10.2007 -
ANIEL REBOREDO

Objetivo: Birmania' fue el título de una conocida película de 1945, dirigida por Raoul Walsh y protagonizada por Errol Flyn, que relataba las vicisitudes de las tropas británicas y japonesas en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, un grupo español de la década de los ochenta del siglo pasado utilizó este nombre para abrirse camino en el panorama musical de la época. Pues bien, ahora podemos darle una nueva acepción, la de 'último', y 'pasajero', tema de interés de la prensa mundial. Aunque en estos momentos volvemos la vista y el interés hacia un país que es un paradigma de la descolonización asiática y de las rémoras que ésta le ha legado, en muy poco tiempo pasará a la segunda división de la actualidad informativa.El país del Reino de Pagan y de la Dinastía Toungoo (1531-1752), fue invadido a partir de 1862 por Gran Bretaña, convirtiéndose en protectorado colonial desde 1886, lo ocuparon temporalmente los japoneses, lo recuperaron los británicos en 1945 y, finalmente, éstos se vieron obligados a aceptar su independencia en enero de 1948, cuando nació la República de la Unión Federal Birmana. La sublevación comunista de 1949 dominada por el Gobierno de U Nu desembocó en 1962 en un régimen militar encabezado por el general Ne Win que, tras aprobarse una nueva Constitución que definió al país como 'república socialista' en enero de 1974, fue presidente de la misma dos meses después. Reelegido en marzo de 1978, dimitió en junio de 1981, sucediéndole el general San Yun, pero continuó al frente del poderoso partido único del país hasta la 'revolución prodemocrática' (agosto de 1988) que terminó con la formación de un gobierno militar encabezado por el general Saw Maung. Las protestas que desencadenó este conflicto se iniciaron cuando el Gobierno decidió devaluar la moneda en 1987 y muchos birmanos perdieron todos sus ahorros. Los estudiantes organizaron manifestaciones a las que gradualmente se incorporaron los monjes y el resto de la población. Las protestas culminaron en un levantamiento nacional el 8 de agosto de 1988 con cientos de miles de personas en las calles de las principales ciudades del país. La represión gubernamental supuso la muerte de miles de ciudadanos un año antes de la matanza de Tiananmen.Una de las primeras medidas del nuevo Gobierno fue cambiar el nombre del país por el de Unión de Myanmar, actualmente reconocido por la ONU y la UE, y trasladar la capital Rangún (o Yangón) a Nay Pyi Taw. El autodenominado 'Consejo de la Restauración de la Ley y el Orden del Estado', tras el golpe de Estado, el 18 de septiembre de 1988, abolió la Constitución de 3 de enero de 1974, disolvió el Parlamento y asumió todos los poderes del Estado, desmontando la organización regional y municipal, al tiempo que creaba órganos de igual denominación para todos los ámbitos territoriales. Las primeras elecciones libres en treinta años, las de 1990, fueron ganadas por la Liga Nacional para la Democracia de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi (1991). Hija del general Aung San, fundador del ejército y héroe de la libertad, su triunfo fue anulado por una junta militar que la tiene en arresto domiciliario desde 1996, año en que ésta frustró tres años de negociaciones entre los partidos políticos en pro de un acuerdo nacional. El Consejo de la Restauración fue disuelto en 1997 y se creó entonces el Consejo para la Paz y el Desarrollo del Estado. Tras anular la victoria de la citada Aung San Suu Kyi y el experimento democrático de las elecciones de 1990, los generales birmanos eligieron, dos años más tarde, al general Than Shwe como general del Ejército y jefe del Estado, con el apoyo de China. Su mano de hierro está apoyada en el comandante de la Armada, general Maung Aye; en el primer ministro, teniente general Thein Sein; y en el jefe de las Fuerzas Armadas, Thura Shwe Mann.La situación económica de Birmania es bastante delicada. La agricultura (arroz, algodón, adormidera, etcétera) es la principal actividad económica del país, ya que supone el 40% de su PIB. A ella se suman una intensa explotación forestal (teca), unas industrias extractivas en claro retroceso, una producción petrolífera obsoleta y un anticuado sector industrial que demanda inversiones de capital extranjero. El régimen dictatorial y la situación de extrema penuria, pobreza y miseria favorecen la proliferación de la corrupción, el contrabando y el mercado negro. Y no olvidemos la represión continuada de unas minorías étnicas (karen) que han huido durante décadas del hambre, la guerra y las torturas provocadas por uno de los regímenes militares más brutales del mundo. La dictadura militar ha impedido que Birmania forme parte del club de países desarrollados que la rodean (China, India, Malasia, Tailandia, entre otros) y ha condenado a la pobreza a sus más de 50 millones de habitantes.El origen de las últimas protestas radica en la decisión, el 15 de agosto, de la Junta Militar de aumentar los precios de los combustibles (al doble la gasolina y el diésel y cinco veces más el gas comprimido) y los costes de transporte en este país del sureste asiático, y la represión ejercida sobre un grupo de monjes que habían apoyado las primeras reivindicaciones en agosto. La reacción en cadena ha favorecido el encarecimiento del transporte público y la subida de los precios de artículos de primera necesidad como el arroz y el aceite de cocina, lo que afecta, como suele ocurrir siempre, a los más pobres y necesitados. Los opositores a la dictadura encabezaron las primeras manifestaciones en Rangún, la ciudad más importante y antigua capital del país. Aunque las autoridades reaccionaron rápidamente ante las protestas y detuvieron a docenas de activistas, las manifestaciones se han extendido a todo el país, desde Mandalay hasta la mencionada Rangún. Desde el 23 de septiembre, miles de personas y miles de monjes budistas se han congregado en las calles de la antigua capital para manifestarse a favor de la democracia. La ciudad está tomada por las fuerzas de seguridad, las calles que dan a las principales pagodas están cortadas, sobre todo las de Sule y Shwedagon, y la dictadura ha encarcelado a numerosos opositores al régimen y monjes budistas. Recordemos que éstos incrementaron su presión después de que el 5 de septiembre el ejército usara la fuerza contra una manifestación pacífica de monjes en la ciudad de Pakokku. Recogen así el testigo de su constante participación en la historia de las protestas políticas birmanas, desde la ocupación británica hasta la actualidad, pasando por las sucesivas dictaduras tras el golpe de Estado de 1962.El Gobierno militar está conteniendo sus ansias de realizar una represión ejemplarizante. A ello contribuyen la presión china en este sentido y, en menor medida, las sanciones de EE UU y la UE. Asimismo sabe que cualquier acto de violencia contra los monjes incrementaría el malestar y generaría probablemente un levantamiento nacional. Cuatrocientas mil túnicas rojas, una población budista en más de un 85% y la veneración que sienten por ellos los birmanos son razones de peso para que los militares se lo estén pensando, a pesar de que los monjes budistas amenazan con convertir las protestas en una campaña moral y religiosa contra una dictadura militar que consideran inmoral y cruel. Los acontecimientos que se están produciendo en Birmania son consecuencia del espíritu depredador de una Junta Militar que no se conforma con tener sojuzgada a la población, sino que insiste en llevarla a la pobreza más absoluta, mientras los tiranos hacen ostentación de la riqueza obtenida a costa de la miseria general. En fin, nada nuevo en la Historia de la Humanidad.

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