domingo, octubre 21, 2007

Angel Puerta, Y ahora la lata de Cascorro

domingo 21 de octubre de 2007
Y ahora la lata de Cascorro
ÁNGEL PUERTA
Lo peor es que la estupidez, dicen algunos refraneros, se pega. De modo que mucho nos tememos que en breve desaparezca de Madrid una de sus estatuas más emblemáticas: la de Cascorro. En cuanto se enteren el PSOE o IU de Madrid de que el Ayuntamiento de Cáceres ha decidido borrar de su callejero la «travesía de los Héroes de Baler» en cumplimiento estricto de la futura ley de su memoria histórica, seguro que surge algún «iluminado» que se acuerda de que entre los héroes históricos también se encuentra Cascorro, el de la lata, el que corona en bronce el pedestal que preside la principal entrada al popular Rastro madrileño. Claro, lo de Eloy Gonzalo, «Cascorro», ocurrió en Cuba, en la guerra contra los mambises, pero como suena a guerra...
Aunque parezca increíble, la corporación cacereña presidida por PSOE e IU, decidía esta semana, entre sus «purgas» callejeras, eliminar la mencionada «travesía de los Héroes de Baler», al parecer, porque aquello de «héroes» les sonaba a milicia franquista. Luego, el listo, o sea el edil que parece haber leido algo de Historia, se percató de que se trataba del célebre destacamento que en 1899 -cuando Franco todavía vestía pantalón corto- defendió a capa y espada la iglesia de Baler, a 232 kilómetros de Manila, porque no se habían enterado de que la guerra de Filipinas ya había terminado. Y este edil ilustrado cacereño advirtió del error a sus colegas y decidieron dar marcha atrás.
Pero la metedura de pata ya había saltado a los anales de la estulticia. Y como, se pega, sería conveniente que el edil culto de Cáceres avisara a sus compañeros en Madrid para que se vacunaran el cerebro, no vaya a ser que empiecen a dar la lata con la estatua del pobre Cascorro, que también estuvo en guerra, en la Cuba, pero guerra al fin y al cabo. Es que hay cosas que no se pueden poner en manos de cualquier político que pase por un escaño. Que luego pasa lo que pasa, que terminan elucubrando que las guerras púnicas fueron cosa de los fascistas y vetan todo lo romano, o lo italiano, para que el cantante Franco Battiato no pueda tener calle en Leganés, por lo de Franco.

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