lunes, octubre 29, 2007

Alvaro Vermoet Hidalgo, Rajoy no es Sarkozy

lunes 29 de octubre de 2007
Tradición liberal-conservadora
Rajoy no es Sarkozy
La tradición política de Rajoy es la de la derecha liberal-conservadora nacida en las Cortes de Cádiz de 1808, que representó el turnismo canovista y de la que se sintieron herederos José María Aznar primero y Esperanza Aguirre después.

Álvaro Vermoet Hidalgo

Eso dijo la izquierda española, asustada tras la victoria electoral del francés. Algún malvado contestó en la COPE que no, que claro que Rajoy no es Sarkozy, porque Rajoy es de centro y Sarkozy es de derechas.
A mi, que dedico mi tiempo al sistema educativo, me gusta que Rajoy adopte –a veces con excesiva literalidad– el discurso sarkozyano del esfuerzo, el mérito y la ética del trabajo. En la enseñanza, hace falta. Al fin y al cabo, contribuye a garantizar el derecho a la educación, y la instrucción pública es una herramienta de promoción social propia del Estado liberal. Pero Sarkozy no es un liberal. Si bien ha sustituido la decadente cultura del asistencialismo y la arrogancia antiyanqui procedentes del Mayo francés por una regeneración cultural basada en restaurar la moral, la nación y el trabajo, también es cierto que defiende el proteccionismo económico y cultural de la Repúblique.
Por eso no sorprende la eco-tasa que propone a productos procedentes de países que no firmen el Protocolo de Kyoto, ni las medidas fuertemente proteccionistas que defiende en la Comunidad Europea frente a los productos extracomunitarios. Claro que hay que aplaudir el discurso del trabajo y la responsabilidad frente al asistencialismo, pero Sarkozy sigue siendo francés; es cuasi-chauvinista y, según estamos viendo, claramente pro-marroquí, supongo que porque en Francia es costumbre defender el interés nacional.
Mariano Rajoy, sin embargo, no es Sarkozy, y me preocuparía un excesivo seguidismo tras el éxito nacional e internacional del presidente francés. Primero porque la tradición liberal española que nace en las Cortes de Cádiz se basa en una libertad individual que ni por asomo se encuentra en ese esfuerzo colectivo del que habla Sarkozy (el turnismo canovista es más bien una imitación del sistema anglosajón); segundo porque los intereses de Francia no van a coincidir con España sólo porque nos caiga bien su presidente y tercero porque los liberales no creemos que el proteccionismo proteja.
Ni España ni el PP pueden mirar hacia otro lado en la cuestión saharaui (ex colonia española) por mucho que Francia y Marruecos se pongan de acuerdo en legitimar la Marcha Verde. Tampoco podemos aceptar un mega-Estado europeo dominado por el eje franco-alemán, con la idea de que Rajoy se incorpore a él si gana las generales, porque desde hace tres siglos el interés de España ha estado más cerca de los británicos que de los franceses. Y, por supuesto, ningún liberal puede aceptar una nueva oleada de proteccionismo, sea su justificación nacionalista o eco-alarmista.
La defensa de la moral frente al relativismo, del trabajo frente al asistencialismo y del esfuerzo frente a la LOGSE están muy bien incorporadas al discurso de Rajoy y, sobre todo, la idea de que se puede hablar de valores, de sentimientos y de creencias en el espacio público. Pero la tradición política de Rajoy es la de la derecha liberal-conservadora nacida en las Cortes de Cádiz de 1808, que representó el turnismo canovista y de la que se sintieron herederos José María Aznar primero y Esperanza Aguirre después. Nosotros no nos basamos en la generosité de la Repúblique, sea ésta asistencialista o defensora del esfuerzo sino, hoy más que nunca, en la Nación española, que no es otro proyecto que el de un espacio de libertades individuales, igualdad jurídica y soberanía nacional frente a privilegios, territorios y apellidos.
Álvaro Vermoet Hidalgo es presidente de la Unión Democrática de Estudiantes, consejero del Consejo Escolar del Estado y del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid y autor del blog Cien Mil Objeciones.Nota: El autor autoriza a todo aquel que quiera hacerlo, incluidas las empresas de press-clipping, a reproducir este artículo, con la condición de que se cite a Libertad Digital como sitio original de publicación. Además, niega a la FAPE o cualquier otra entidad la autoridad para cobrar a las citadas compañías o cualquier otra persona o entidad por dichas reproducciones.

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