viernes 13 de abril de 2007
Enseñar a conducir
Wenceslao Pérez Gómez
U N gran porcentaje de los accidentes que se producen en nuestras carreteras, tiene como víctimas a jóvenes de entre 18 a 20 años. En la mayoría de las ocasiones, estos jóvenes conducen vehículos de alta cilindrada y, como es lógico, de gran potencia, lo que les permite circular a velocidades inadecuadas. Las prácticas que se realizan para la obtención del permiso de conducir, se efectúan sobre diversos trazados y con diferentes maniobras, lo que quiere decir que, a lo que se enseña en las autoescuelas es, simplemente, a circular por calles y carreteras, sin más. Se enseña a circular para obtener ese carné, no a conducir. En los planes de estudios emanados de la DGT para estas pruebas y exámenes, no se exige un conocimiento más a fondo del vehículo que se va a manejar, ni el comportamiento del mismo en situaciones difíciles, complicadas o de riesgo. Y, ahí reside el problema. Estamos seguros de que, si tras la obtención del permiso de conducir o, incluso, en el periodo de prácticas, se efectuaran clases prácticas sobre el comportamiento del vehículo en caso de frenadas de emergencia a altas velocidades; a conducir sobre pavimentos deslizantes, curvas cerradas, a esquivar obstáculos imprevistos en la carretera, etc., los conductores tendrían una cierta experiencia para afrontar las incidencias que les pudieran surgir en sus desplazamientos y, tomarían consciencia y responsabilidad sobre la máquina que llevan en sus manos, lo que redundaría en la reducción de accidentes. Esperemos que se tome en cuenta nuestra sugerencia y que, verdaderamente se enseñe a conducir. Lo demás es mirar hacia otro lado y no querer darse cuenta de la realidad.
jueves, abril 12, 2007
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