sabado 3 de febrero de 2007
Manifestación coherente
A pesar de la insistencia con la que el PSOE y el Gobierno niegan que el alto el fuego de ETA haya supuesto un precio político, la división social sobre la política antiterrorista de Rodríguez Zapatero es, en sí misma, la gran baza que los terroristas han obtenido desde que lograran colar el discurso de una paz negociada. Esta división, con su reflejo en la ruptura del Pacto Antiterrorista, no se ha reparado siquiera en parte tras el atentado del 30-D, con el que ETA canceló brutalmente el argumento favorito del Gobierno -más de tres años sin muertos- para justificar el final dialogado de la violencia. Los asesinatos de los dos inmigrantes ecuatorianos no sólo no ha conllevado una inmediata y drástica rectificación del Gobierno, sino que, dando la vuelta a su propia argumentación, parecen servir de base para propalar la idea de que ahora, para evitar más muertos, también es más necesario que nunca el diálogo.
Roto el cheque en blanco que Zapatero pidió a la sociedad, la manifestación convocada para hoy por el Foro de Ermua es una respuesta cívica justa a la política del Gobierno sobre el fin negociado del terrorismo. Desgraciadamente, el doble asesinato de Barajas no fue seguido de una gran manifestación unitaria, como se merecían estas dos nuevas víctimas de ETA y como sucedió en enero de 2000, después de que los etarras revocaran la tregua de 1998. El PSOE se empeña en culpar de todo al PP, pero cuando un Gobierno no consigue adherir a la sociedad y al principal partido de la oposición a su política contra el terrorismo, debe mirarse a sí mismo antes que a los demás; sobre todo si los aliados que recaba nunca han apoyado la derrota incondicional de ETA.
Además de estas razones de fondo político para acudir a la manifestación de hoy en Madrid, hay motivos éticos, históricos y de coherencia moral que refuerzan la convocatoria. Entre ellos está la propia entidad convocante. El Foro de Ermua representa el legado de la gran rebelión cívica contra el terror y la complicidad nacionalista. Se cumplirá en unos meses el décimo aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, detonante que arrancó la mordaza impuesta a los no nacionalistas del País Vasco y les animó a plantar cara al PNV y a ETA, quienes, en respuesta a este movimiento de auténtica liberación democrática, se unirían en 1998 en el Pacto de Estella para abordar una limpieza ideológica del País Vasco. El llamamiento hecho por el Foro de Ermua, acusado injuriosamente por Ibarretxe de sembrar odio y discordia, renueva hoy con igual fuerza el propósito de no ceder más al chantaje terrorista, de no caer en la trampa de creer que a ETA sólo se le puede contener, pero no vencer. Si algo demostró el segundo mandato del Gobierno de Aznar, gracias al consenso con el PSOE, es que a ETA se le puede vencer con la ley en la mano y sin más concesiones al nacionalismo. Por eso hoy, cuando Zapatero ya ha dejado claro que no tiene incoveniente en seguir negociando con ETA, rebosa coherencia la cita en Madrid. El mensaje del Foro de Ermua y de los colectivos que la secundan -incluido el PP- es claro y diáfano. El del Gobierno, pertinaz en su error, no.
sábado, febrero 03, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario