jueves, febrero 08, 2007

La sensual Carmen Calvo, musa sin par de los modistos españoles

GARGANTA PROFUNDA

La sensual Carmen Calvo, musa sin par de los modistos españoles
Elsemanaldigital.com

¿Está triste la ministra de Cultura? ¿Qué le pasa a doña Carmen? Radiante va luciendo vestidos de modistos españoles por orden alfabético, pero un rictus de congoja recorre su cara.9 de febrero de 2007. Escribió Francisco Umbral que las ministras españolas, como los almendros, florecen en el mes de febrero, porque al fin y al cabo somos España, contra lo que quieran decir esos señores que vienen de vez en cuando vestidos de catalanes, y encima les sienta. Trasantaño, un poeta, a lo más que podía aspirar era a una musa, que siempre andan escasas, pero ahora podemos aspirar a una ministra, la ministra del ramo, anticipándose a los planes quinquenales que hace la primavera. Y se cuenta todo eso para explicar que el paisaje era difícil en la Gala de los Goya 2006 y quien logró destacar, con modelo de Ágatha Ruiz de la Prada, fue la sensual Carmen Calvo, la ministra de Cultura, ceñida en su elegante angostura y con pie de flores, corazones y otros adornos que prodiga la firma cuando decide abandonar el esparto, el rigor y la austeridad de sus modelos más profesionales. Con su elegante timidez habitual, y por estricto orden alfabético, la ministra comenzó entonces a vestir diseñadores españoles. El último modelo lo lució precisamente en la pasada edición de los premios de nuestro cine. Así lo recogió toda la prensa. Carmen Calvo pasó bajo los focos luciendo un Ángel Schlesser con guantes negros tipo Gilda. Elegantísima, reluciente, radiante. Pronto irá luciendo la selecta ministra los ropajes de otros dieciséis diseñadores -los de la Asociación de Creadores de Moda de España-, entre otros a David Delfín, Jesús del Pozo, Francis Montesinos, Roberto Tortea o Antonio Pernas. ¡Total, nada! A la ministra sólo hay que pedirle que se ría más. "No se la ve demasiado contenta", dicen algunos de los que andan cerca de ella. Es una pena. Porque la sonrisa le sienta mejor que la tristeza. ¿Qué tiene nuestra más bella ministra?

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