sabado 10 de febrero de 2007
JUAN PLA O LA HIDALGUÍA FRENTE A MASTUERZOS
Antonio Parra
A Juan Pla en ese maravilloso libro reseña o “bildung roman”, de Umbral, "El día que yo llegué al Gijón", le cita Paco como uno de los valores de la literatura y el periodismo junto a Raúl del Pozo, al que sólo encuadra como reportero idea con la que no estoy conforme porque Del Pozo con el cual hemos tenido nuestras diferencias es un grandísimo escritor y Pla también aunque este mallorquín neto añade a su condición de bilingüe ese tercer ojo, esa serenidad de muchos quilates del pintor y artista y que deriva en plasticidad. Eso era hace ya muchísimos años por las primeras primaveras de los 60. Juan, prefiero llamarle en castellano, sigue ahí en la misma demanda de buen prosista y grandísimo “rojo” que yo creo que perdonó a los “azules” que asesinaran a su padre. Lo que pasó pues pasó. Puta guerra que ya habíamos olvidado pero a la que algunos siguen empeñados en reverdecer a la continua y siendo de padres azules se nos han vuelto rojos y torean de salón. La honradez de escritor comprometido incapaz de comulgar con ruedas de molino y que sigue haciendo armas en pro del compromiso y la libertad “in partibus infidelium” (las Islas Baleares que son españolas y catalanoparlantes desde que Jaime I echó a los moros del castillo de Bellver allá por el 1200 los Rovireches de turno nos las quieren segregar y echar el guante) tiene mucho más mérito que hacerlo en Madrid. Juanito, te veo rodeado de lobos pero tú sigues tirando palante. Y la verdad que siempre me pareciste un tío muy echado palante pero con esa inteligencia que da el seny y no en esa vehemencia carpetovetónica que otros tenemos. Hasta es posible que hayamos discutido algunas veces pero ya sabes que te aprecio y que te quiero. Perdona. Tuvimos por maestro al gran Rodrigo Royo aquel gran director de Arriba que fue el único que encargó colaboraciones a Ramón cuando vegetaba exilado allá en Buenos Aires, un primer gesto de reconciliación que honra su memoria y que le valió sinsabores e incomprensiones porque Ramón nostalgia eterna del Madrid incandescente le enviaba greguerías y el personal pedía artículos algo menos literario más informativo pero Ramón otro gran artista no quiso salir nunca de esa torre de marfil del barrio de Salamanca que llevó consigo al exilio. Y a Rodrigo los poderes fácticos no le perdonaron que en la crisis de los misiles español neto y total con esa garra revolucionaria prendida en sus bigotes de alabardero se pusiera de parte de Castro. Manda cojones la cosa. Entonces nos fuimos todos a la nave-vaquería de Santiago Cordero. Seguíamos yendo a tomar café a la hora del cierre a la cafetería del edificio arriba en castellana 142. Pero nosotros somos quien somos. Éramos nosotros mismos. Mi corazón seguía siendo revolucionario y falangista. Inocente y crédulo de mí no sabía que en este país la política tiene tres pares de perendengues. En la maravillosa y enigmática personalidad de RR (Rodrigo Royo el rorro para los amigos) que monta ahora guardia junto a los luceros se inspira el personaje protagonista de los Alcantaras ese Antonio el de Cuéntame me recuerda al que fuera nuestro director [amor al juego, también lo desplumaron en el casino de Torrelodones y para pagar los haberes de los obreros se iba a ganar premios y algún dinero en las competiciones del tiro al plato en la sociedad hípica, el amor por su mujer, la imprenta que él quiso montar en Guadalajara, la participación de los trabajadores en la propiedad cooperativa de la empresa] de la misma forma que su hijo el reportero que se fue a cubrir la revolución de los claveles en Portugal está calcado de la personalidad y estampa de Juan Pla. Con un matiz. Juan Pla era un poco más rubio algo más pecoso con esas mismas patillas que gasta ahora el actor y algo menos gilipollas. Oye, Juanito, han plagiado a tu persona. ¿No cobras derecho de autor? Pásate por caja tío que esta gente del serial anda fuerte de dinero y nosotros a dos velas. Incorregible vicio de la escritura pero ya lo decía el clásico: cármina non dant argenta. Las colaboraciones poéticas nunca se cobran. A Pla le recuerdo siempre con su inseparable “goya” en una mano y en la otra un papel. Le gustaba leernos lo que escribía siempre en voz alta una sonrisa sardónica a flor de labios cuando se cabreaba juraba en mallorquín que es un catalán menos inteligible y preciso a oídos castellanos. ¿Qué fue amigo mío y colega de tanto frenesí? ¿De tanto amor que fue? ¿De Perreta, de Campos, de Botín u aquel otro confeccionador que se trajo Rodrigo de Santander, del cura Carvajal, de aquella Rosi que estaba tan buena? Murieron Dámaso y Félix Ortega. Oye porque no nos volvemos a juntar los supervivientes de aquella utopía que fue SP. Rodrigo se adelantó a su tiempo y nosotros empezamos a enseñar a los españoles democracia. Quiso hacer el periodismo del futuro. Se le cruzaron de por medio los poderes fácticos pero de eso no quiero hablar no sea que nos metan un puro, la envidia y esa mala hostia y rijosidad tan española a la que aludía el otro día Pérez Reverte en una magistral columna del dominical de ABC tuvieron la culpa. Ahí le tienes, hombre. El único que gana dinero vendiendo libros y de nuestra misma escuela galatea aunque algo más joven. El más rico de toda la profesión. Lo que cuentas en tu articulo sobre ese colega tan católico y tan fantástico que nos rehuye como si tuviésemos sarna te lo creo fíjate. Huyen de nosotros como si tuviéramos sarna. Nos han condenado al silencio espeso que no es municipal ojalá fuese municipal. Ahora escribir no es llorar. Son palabras contra un muro pero palabras, van a misa se dicen cristianos pero no tienen caridad. Nunca fue tan difícil abrirse camino con la literatura como en la España de hoy. Piensan que nosotros somos los dinamiteros del sistema. Unos incontrolados, pero marran. Seguimos escribiendo guiados por un cierto altruismo moral para corregir costumbres vituperar vicios. En los tiempos de Stalin los escribidotes se permitían el lujo del “samizdat” y en mimeografía o a ciclostil iban difundiendo sus pensamientos. Aquí ni eso porque escucho a mis espaldas gritos paradójicos de muera la inteligencia. Horas de odio y de incomprensión pero machacantes de la palabra seguimos en brecha. Sólo nos queda este blocao o refugio esta trinchera y nos leen vaya si nos leen. Vistazoalaprensa.com es muy popular en muchas redacciones me consta aunque nos nieguen el pan y la sal y nos ignoren y digan cosas de nosotros que no son de recibo con la boca pequeña. Me preguntaba el otro día un lector que dónde estaban mis libros o mis panfletos. Yo no hago panfletos y procuro evitar el libelo. Estuve por contestarle que en mis cojones. Pero la verdad es que mis textos buenos o malos pero escritos con el corazón y con cierta solercia duermen en la gaveta. Algún día saldrán a la luz. El día de la libertad. Yo he dado testimonio y me siento contento con mi labor y hasta orgulloso en cierto modo de la misión cumplida. Un abrazo Juan Pla colega y amigo aunque no comparta algunas de tus ideas y gracias por acordarte de mí en una de tus entregas. Persevera en tu hidalguía contra tanto mastuerzo como nos rodea. Vale. Válete, esto es que tengas salud y presencia de ánimo, no empleo en el sentido que se da ahora a la palabra vale entre nosotros. Para los latinos no era una frase hecha sino una auténtica salutación y deseo de paz y amistad.
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