martes, febrero 12, 2008

Pablo Sebastian, Zapatero pierde encanto

martes 12 de febrero de 2008
Zapatero pierde encanto

Pablo Sebastián
No sabemos qué pasará en los debates televisivos entre Rajoy y Zapatero, pero en las dos entrevistas de Gabilondo en la Cuatro el líder del PP salió mejor parado con un discurso coherente, bien construido y cercano a la verdad. Y en ello le ayudó la animadversión del entrevistador, lo que, en contra de lo que pretendía, ofreció más credibilidad a Rajoy. Sin embargo, Gabilondo con Zapatero estuvo facilón, a favor, con mentiras compartidas, y el presidente del Gobierno no salió bien parado. Más bien, al contrario, dio la impresión de dudar, de estar a la defensiva, de justificarse y sobre todo de haber perdido la inocencia y un cierto encanto del que disfrutó cuando llegó al poder. Acusando, el presidente, un serio desgaste en su persona y su política, pero sobre todo en su presunta credibilidad. Zapatero, sobre todo, aburrió, y eso ya es toda una señal.
Al final, ambas entrevistas han evidenciado lo que dicen las encuestas, el empate entre el PSOE y el PP, con el agravante para Zapatero de que él es quien disfruta y parte del poder. De ahí su empeño en criticar al PP cada vez que se le preguntaba por sus políticas y sus fracasos autonómicos, en la economía —por falta de prevención de la crisis— o en la negociación con ETA. Asunto este en el que el entrevistado y el entrevistador compartían sin el menor disimulo la mentira, obviando cuestiones esenciales: Zapatero ha sido el único presidente que se fue a negociar con ETA sin el apoyo del primer partido de la oposición y de las víctimas; aceptó la negociación política con ETA y les hizo concesiones (legalización de ANV y PCTV); mantuvo la negociación a pesar del atentado de Barajas y mintió con ello a los españoles, etcétera. De todo esto ni una sola palabra.

En la economía Zapatero siguió con su optimismo y sin querer reconocer la crisis, y en el campo autonómico le dijo a sus socios catalanes que no habrá más concesiones —ni cupo—, pero sin reconocer que, las reformas aprobadas, lejos de bajar las expectativas independentistas, las han aumentado.

Sobre todo lo demás el presidente del Gobierno no dijo ni aportó nada que ya no hubiéramos oído en los últimos días. Además habló sin parar con su discurso premeditado de autobombo, pero sin transmitir seguridad, ni el menor entusiasmo, porque carece de proyecto político, y porque cuando habla de consensos carece de la menor credibilidad. Y eso que su amigo y entrevistador no le habló de la memoria histórica, la guerra civil, la nación española, la unidad nacional, la bandera y todos los signos de identidad. Y faltó, una vez más, a la verdad cuando dijo que un español puede estudiar en castellano en Cataluña.

El presidente, vestido de negro, quiso aparentar un cisne en el lago plácido de sus sueños, pero se pareció más a un torpe palmípedo fuera del agua. Ni siquiera se atrevió a anunciar una reforma de los acuerdos con la Iglesia, después de tanto despotricar, y recogió velas sobre la emigración, temeroso Zapatero de que ese asunto beneficie al PP.

Al día de hoy nadie sabe lo que va a pasar en estas elecciones, pero ayer no se despejó la incógnita sino que más bien se confirmó la tendencia de cierta recuperación del PP camino del empate total, y más adelante veremos si la cosa queda ahí o si, al final, la tortuga del PP adelanta a la liebre. Algo que no es fácil de imaginar, sobre todo si el quelonio de Rajoy no se decide a avanzar por el centro del recorrido (frenando en seco, por ejemplo, todos los ataques de sus compañeros a Gallardón), donde ninguno de los dos está en condiciones de presentarse como el líder del consenso y la moderación. Zapatero declaró ayer que nunca se ha fumado un porro, pues la verdad es que si se lo hubiera fumado antes de la entrevista el encuentro no le habría salido tan mal.

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=12/02/2008&name=manantial

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