lunes, febrero 04, 2008

Felix Arbolí, Mis angeles de la noche

lunes 4 de febrero de 2008
Mis ángeles de la noche

Félix Arbolí

L LEVO varias noches disfrutando sueños muy bonitos y excitantes y cuando me despierto me invade una gran decepción al comprobar que esos momentos tan maravillosos que había vivido en sueños, se escondían en los recodos de mi memoria para convertirse en la rutinaria realidad de cada día. En mis sueños y ello es lo que más me sorprende, el amor es el único protagonista. Pero un amor hermoso, tierno, delicado y hasta no exento de cierto erotismo, que parece desarrollarse en lugares ignotos de este Planeta llamado azul. Si fuera musulmán, pensaría que sueño con las huríes, esas vírgenes hermosas y coquetas con las que, según el Corán., gozarán las almas limpias y los “kamikaces santificados”, cuando hayan superado los siete cielos más allá de su muerte. Pero mi Cristianismo me hace tener otro concepto del Más Allá y de nuestro cielo, donde no hay hermosas doncellas, sino arcángeles, ángeles, serafines, tronos y dominaciones, todos ellos maravillosos, pero asexuados.

Mis sueños me tienen algo desconcertado, ya que no lo encuentro normal después de haber superado los límites pasionales, y no dárseme motivo que los produzca.. Aunque a lo largo de la jornada en películas, videos, programas televisivos y provocadoras callejeras y vecinas, se nos presenten multitud de incentivos capaces de despertar la libido hasta en el más estricto de los eremitas. En el fondo, he de ser sincero, me gustan y disfruto con ellos. Me figuro que como a todo hijo de vecino sin salida de armarios.

Mis sueños no son parecidos a experiencias vividas en mis ardientes años juveniles, ni mucho menos en los años de honesto marido. Son aventuras amorosas, aunque yo las llamaría mejor vaporosas, con mujeres cuyos rostros difieren en cada una de ellas. A la mañana siguiente, cuando recupero la realidad no recuerdo bien sus caras, pero si las escenas protagonizadas. Misterios de la mente o jugadas que nos hace el destino. Algunas de estas “epopeyas”, ya que a mi edad se las pueden llamar de esta forma, son bastante atrevidas y ardientes. Y lo mejor o peor del caso, vaya usted a saber, es que las vivo intensamente aunque me halle en ese extraño estado en el que el cuerpo se paraliza y los sentidos se adormecen, mientras sigue latiendo el corazón. Algo extraño y sorprendente que ignoro cómo y por qué se produce cuando mi barco va camino del desguace. Creo que debe ser el adiós a la vida activa y la bienvenida a la imaginativa. Cuando uno piensa en lo que fue y lo que hizo y se convence de lo que ya no podrá volver a ser.

Son ya varias las noches que le estoy siendo infiel a mi mujer a través de Morfeo. Luego cuando me despierto me doy cuenta de que la heroína de mi historia pasional ha desaparecido y como cantaba Julio Iglesias “la vida sigue igual”. Sería curioso y me agradaría conocer la explicación a esta maravillosa y desconcertante versión del amor en mis sueños.

He de aclarar, para evitar suspicacias y críticas encubiertas, que no me remuerde para nada la conciencia, ni me siento trasgresor de las promesas formuladas cuando decidimos unir nuestras vidas ante Dios y ante los hombres. Mi cariño sigue inalterable y me parecen poco veinticuatro horas y muy cerca de cincuenta años de vida en común para admirar y mimar a mi mujer y convencerme de que ella supone todo lo bueno que existe para mi. Y resalto lo de “existe”. Me moriré, cuando Dios lo disponga, profundamente enamorado de esta morena que acaparaba miradas y despertaba pasiones en su juventud, y continua generando admiración en los inicios de su etapa más gloriosa y generosa. Cuando la persona abandona estereotipos y camuflajes y se muestra tal cual es. No ha necesitado pasar por el quirófano, ni visitar clínicas, perder kilos o cambiar de aspecto físico. Sigue conservando la talla 42, la misma que nuestra hija que ya es madre de familia. Es una maravillosa mujer, nacida en otra generación. Pero no ha perdido esa belleza y atributos que me volvieron loco desde el instante que la conocí. Dios me ha premiado no haciéndome celoso, ya que de lo contrario mi vida hubiera sido un continuo martirio, sin culpa alguna de ella.

Pero a pesar de todo continuo soñando con mis “huríes” particulares, hijas de la fantasía y heroínas de mis aventuras ilusorias y eróticas. No lo puedo remediar, ni considero que sea una cuestión tan grave y urgente como para ir al médico y solicitarle el debido tratamiento a esta grata anomalía que acompaña mis noches y desconcierta mis días, ni acusarme ante el sacerdote de ser un amoroso soñador.. .

Me gustaría ser discípulo de Freud para sacar conclusiones y averiguar donde se esconde este delicioso misterio, a través de la interpretación de estos mis sueños. Porque me figuro que existirá una lógica. Por favor, un ruego encarecido, no se asusten ni escandalicen pusilánimes de turno y meapilas inconfesos. No es culpa mía que Dios haya querido endulzarme ese periodo nocturno, en lugar de llenarlo de amargas pesadillas y sobresaltos.

Si me apuran mucho he de aclarar que prefiero soñar y pasármelo bomba con esas “barbies” imaginarias, que tener que usar píldoras para evitar el insomnio, los malos pensamientos y tan nefastos pronósticos que me produce esa caterva de políticos que a diario nos marean.

Pienso que si el mundo soñara más con imaginarias bellezas junto a las que pasar unos momentos agradables, sin dañar a nadie, y pensara en el amor en todas sus vertientes como la única terapia posible contra el estrés, el egoísmo, el sufrimiento y la soledad, que a diario conturban nuestros sueños y amargan nuestros despertares, el mundo sería un escenario ideal de una existencia mucho más hermosa y gratificante.

Dicen que al motor de la vida debe ser el amor y estoy plenamente de acuerdo. Al menos, se por experiencia, que él puede hacer que mis noches protagonicen gozosas hazañas y que al despertar me considere una especie de Cid en el amor, pues gano batallas cuando hasta yo mismo pensaba que en esas cuestiones estaba muerto. Era agua pasada. Y eso, como dicen los chavales de hoy, “mola” y bastante.

Se que este tema no acaparará e el interés o se prestará al comentario. Dirán que hay cuestiones y problemas más importantes, como la política y sus consecuencias, que deben prevalecer y tratarse casi en exclusiva en nuestras páginas para que el lector se sienta a gusto. Pero yo pienso que uno debe escribir lo que realmente le importa y cree oportuno. Además, hasta lo considero muy adecuado para vencer el desengaño constante que nos tiene absorbido el seso, (con ese), en ese circo de las vanidades y despropósitos que protagonizan nuestros políticos. ¿No se cansan de ellos…?.

A veces, hay que olvidar al nieto, al sarcástico, al bufón blasfemo, al ególatra, al fanfarrón, al mentiroso compulsivo y a toda esa caterva de moscones, para respirar profundo un aire menos contaminado y evitar la salida de esa bilis amarillenta y amarga ante esas patrañas e incoherencias que nos tienen a todos envenenados.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4410

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