domingo, octubre 14, 2007

Mas asesores, es la guerra

15-X-2007
Más asesores, es la guerra
Posiblemente haya sido una creciente desconfianza en su gabinete la que haya llevado a Zapatero a puntear a sus responsables por medio de un número creciente de ministros en la sombra que los controlen y aconsejen al presidente.

No cabe duda de que todo gobernante a cargo de un presupuesto mínimamente importante necesita de una serie de personas de su confianza para poder llevar a cabo correctamente su labor, y es lógico que ese plantel no esté formado por funcionarios. No obstante, es recomendable que su tamaño no exceda ciertos límites, porque pasaría de convertirse en un grupo de asesoramiento y guía en los más variados asuntos de la cosa pública a un cementerio de elefantes cuya principal función sea dar de comer a personas que en la empresa privada no encontrarían un empleo remunerado al nivel que pueden disfrutar al servicio de la política.
Si ya parece exagerada la cifra de 550 personas con las que cerró su mandato José María Aznar, un aumento hasta llegar a las 682 tiene muy pocas lecturas, casi ninguna agradable, aun si excluimos la de hacer pastar a los amiguetes en dinero de todos los contribuyentes. La primera, que Zapatero haya aumentado el peso del Estado y las competencias que posee lo suficiente como para necesitar más personas para asesorarle sobre una gama cada vez más amplia de asuntos; por ejemplo, sobre las leyes que regulan las OPAs y las posibilidades que tiene ante sí el Ejecutivo para cesar a presidentes de empresas privadas. La segunda, que la creciente dificultad de vender éxitos en su gestión le haya obligado a contratar un equipo de publicistas más amplio, ya que de materia prima que ofertar anda escaso. Y la tercera, que una creciente desconfianza en su gabinete le haya llevado a puntear a sus responsables por medio de un número creciente de ministros en la sombra que los controlen y aconsejen al presidente.
Ninguna de esas posibilidades dice mucho a favor de la gestión que Zapatero ha realizado durante estos tres años y medio. Lo único que está claro es que ninguno de los 682 se debe dedicar a aconsejar sobre política exterior. El creciente ninguneo internacional que padece España, con el éxito de 4 segundos con el presidente norteamericano como ejemplo más claro, parece indicar que mucho asesoramiento en eso no tiene Zapatero. Claro que quizá sean esos los 26 que dejarán el año que viene la numerosa plantilla de consejeros áulicos, según el proyecto de Presupuestos Generales del Estado.

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