martes, octubre 02, 2007

Juan Carlos Girauta, ¡Fuego!

miercoles 3 de octubre de 2007
Ataques a la monarquía
¡Fuego!
Nótese que los ultrajes contaron con la educada presencia estatuaria de la policía autonómica, cuerpo que podría protagonizar un anuncio de Findus por cómo se quedan sus agentes una vez reciben las órdenes del inútil Saura.

Juan Carlos Girauta

En algún momento de septiembre empezó a resultar evidente que las quemas simbólicas del Rey, su ultraje propagado por pueblos y ciudades de Cataluña en actos de flagrante delito (mientras los cien alcaldes que han perdido la bandera de España se echaban la siesta), eran tan espontáneos como las concentraciones del 13-M. Nótese que los ultrajes contaron con la educada presencia estatuaria de la policía autonómica, cuerpo que podría protagonizar un anuncio de Findus por cómo se quedan sus agentes una vez reciben las órdenes del inútil Saura.
El castigo al Rey en imagen (imagen invertida, a lo Mussolini), las llamas punitivas y diarias que le administran, complementan y perfeccionan otra avalancha de fuego, si se me permite el oxímoron: la avalancha nacionalista de la anti España, incubada durante el inacabable pujolismo en los principales aparatos de penetración ideológica (escuela y medios públicos), que el Estado había entregado estúpidamente a sus sepultureros.
Tras larga incubación, el huevo maléfico eclosiona a finales de la segunda legislatura de Aznar cuando los hijos del pujolismo se alían con los supuestos adversarios de sus padres (el inane PSC de Raventós, de Obiols, de Serra). Y en ese punto, el ataque se desata desde la cima sin miramientos, a partir de las instituciones autonómicas recién ocupadas por aquel tripartito que en su día nos pareció alianza contra natura y hoy nos parece lo más natural del mundo.
En pleno incendio, los de Daniel Sirera propusieron la semana pasada al Parlament que condenara "de forma unánime los ataques y las ofensas que se vienen produciendo en Cataluña contra los Reyes de España". La cámara catalana se negó (con la salvedad de Ciutadans) y, aprovechando que el Llobregat pasa por Montilla, emitieron una muy solemne declaración que rezaba:
Como país que ha sufrido el menosprecio y la persecución de sus símbolos nacionales, el Parlament hace una llamada a respetar los símbolos institucionales. Y, al mismo tiempo, expresa la necesidad de que la respuesta a estos hechos por parte de las instancias judiciales, mediáticas y políticas en ningún caso puede ser desproporcionada.
Dejando aparte la discutible sintaxis, y yendo a lo semántico, con "desproporcionado" el tetrapartito se refiere, por ejemplo, a los 15 meses de prisión que la Fiscalía acaba de pedir para los dos encapuchados que prendieron la mecha en Gerona. Lo "proporcionado" es para ellos esconder "la bandera del enemigo" o mirar hacia otro lado cuando las propias juventudes queman imágenes reales. Y cuando el fuego se vuelve cegador, comparar el delito con las críticas al Rey o a la monarquía. En Cataluña no hay dos lenguas. Hay tres.
Juan Carlos Girauta es uno de los autores del blog Heterodoxias.net.

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