domingo, octubre 14, 2007

Jose Garcia Dominguez, Aves de corral

lunes 15 de octubre de 2007
Periodismo catalán
Aves de corral
En fin, cuentan que el conde empezó a recuperar la color cuando el ama de llaves le juró y perjuró que no había encontrado ninguna cabeza de caballo entre las sábanas de su cama.

José García Domínguez

Decía Chesterton que el periodismo consiste esencialmente en decir "lord Jones ha muerto" a gente que no sabía que lord Jones estaba vivo. Viene la cita a cuento porque como hoy no tengo nada trascendente que contar a los lectores, voy a llenar la columna precisamente con la necrológica de un lord Jones cualquiera. El difunto que nos ocupará en las siguientes líneas era un periodista catalán, valga el oxímoron. Y la causa de su óbito fulminante ha sido la habitual entre los que compartían con él oficio y gentilicio: se ha muerto de miedo.
Nuestro pobre lord Jones no sabía con quién se jugaba los cuartos. Vaya, que era de los que se reían de Montilla por gárrulo y ágrafo. En el fondo hay algo profundamente enternecedor en todos esos catalanistas de la nueva hornada que han crecido jugando al scalextric, con el póster de Lluís Llach presidiendo la habitación y su yogurt Danone de sabor a fresa a la hora de la merienda. Y es que no tienen ni idea de cómo las gastan los tipos de la calle que se han tenido que abrir paso en la vida a codazos. Ni de oídas conocen ese submundo sórdido donde se incuban todos los apparatchik que en el mundo han sido. Ingenuas criaturitas amamantadas entre incienso y algodones, jamás han sentido en su nuca el hedor del resentimiento social de un estalinista genuino como Montilla.
Por lo demás, nadie vaya a pensar que el pobre Jones incurrió en temerarias audacias del otro jueves en su breve paso por este valle de lágrimas. A lo sumo, lo suyo llegaba a algún pellizco de monja en las tertulias radiofónicas para pesebristas. Nada, pirotecnia de fiesta mayor y balas de fogueo. En fin, lo previsible en una granja de aves de corral como Cataluña. Pero ni por esas. Así, la semana pasada, el conde de Godó –el pobre Jones era vasallo del señor conde– se tropezó con un voluminoso sobre con matasellos de la Generalidad a la hora de leer el correo.
La misiva contenía varias docenas de folios con las transcripciones íntegras de todas las intervenciones del pobre Jones en las radios domésticas durante las últimas semanas. Subrayadas con rotulador rojo, se destacaban las opiniones críticas del propio de su señor hacia el tripartito. Y junto al pliego de papeles, apenas una tarjeta oficial con que identificar al remitente. Una que rezaba así: José Montilla Aguilera, president de la Generalitat de Catalunya. En fin, cuentan que el conde empezó a recuperar la color cuando el ama de llaves le juró y perjuró que no había encontrado ninguna cabeza de caballo entre las sábanas de su cama.
También cuentan que la última voluntad del finado fue que, por favor, por favor, por favor, nadie publicara lo sucedido, no fuera a ser que Montilla se irritara aún más. De ahí que La Vanguardia, su casa de siempre, guarde silencio sobre tan irreparable pérdida de un columnista entrañable.
Descanse en paz, pues, lord Jones.
José García Domínguez es uno de los autores del blog Heterodoxias.net

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