jueves, octubre 25, 2007

Javier Gurruchaga, Cordura

Cordura (Xabier Gurrutxaga)
26.10.2007 -

El ex lehendakari Ardanza ha intervenido esta semana en el ciclo de conferencias de lehendakaris sobre 'Euskadi en el mundo' organizado por la Fundación Sabino Arana, y lo ha hecho haciendo uso de la responsabilidad, de la cordura y la mesura exigibles a quien ha ostentado la máxima representación institucional de nuestra comunidad autónoma. Cordura y mesura exigibles a quienes, habiendo dirigido el autogobierno de nuestro pueblo en años precedentes, se plantean dar a conocer sus reflexiones y sus opiniones sobre la situación política y, particularmente, sobre las propuestas que tienen que ver directamente con aspectos básicos de nuestra convivencia. Con juicio sano y prudente ha dicho, al referirse a la pluralidad de la sociedad vasca, que ésta refleja como un hecho absolutamente incontrovertido la «dualidad de sentimientos identitarios y de pertenencia nacional». Es decir, que hay vascos cuya patria y nación es Euskadi y vascos cuya patria y nación es España. Que ambos tipos de vascos son expresión de la pluralidad constituyente de la sociedad vasca, y que como tales integran y articulan la realidad política, social y cultural de esa entidad jurídica e histórica que llamamos Euskadi. Parece bastante obvio pensar que cualquier planteamiento sereno, equilibrado y con voluntad de futuro deberá tener en cuenta esta realidad dual constitutiva y, por consiguiente, deberá superar el peligro que conlleva cualquier tentación reduccionista, sea del signo que sea. Tanto si proviene del nacionalismo vasco como si tiene su fundamento y origen en el constitucionalismo liberal español. No es lícito reducir la realidad nacional vasca a la interpretación o concepción exclusivamente nacionalista de la misma, pero tampoco lo es tratar y convertir el sentimiento nacional vasco como si fuera la expresión local o regional de la identidad nacional española. Una nación sí puede ser, junto con otras, parte de un Estado. Estaríamos ante un estado plurinacional. Sin embargo, tanto desde el punto de vista de la teoría política como de la propia percepción de la realidad plurinacional del Estado, lo que no resulta fácil de entender y fundamentar es que una nación sea parte integrante de otra nación. El concepto nación de naciones no existe en la teoría jurídica ni en la política. La sociedad vasca necesita ese encuentro interno de identidades nacionales para construir la nación vasca. Necesita definir en qué consiste, cuál es el contenido del llamado denominador común que justifique y a la vez explique, con credibilidad social suficiente, la viabilidad de un futuro de convivencia en paz entre nosotros. A mi entender, un ejercicio responsable de la política, hoy y aquí, debería situar como objetivo prioritario definir y consensuar los contenidos de ese denominador común. La cordura y la prudencia política exigen hoy centrar todos los esfuerzos en ese empeño, para poder exigir después al Estado el respeto que merecemos y el respeto jurídico y político que merecen las decisiones que los vascos adoptemos democrática y pacíficamente. Porque, como bien indicó Ardanza, si no lo hacemos así, «nunca podremos decir que no se nos permite ser lo que queremos ser si no hemos acordado previamente entre nosotros qué es lo que de verdad, en tanto que país y no sólo como nacionalistas, queremos». Que nadie piense que el mensaje va sólo para los nacionalistas. El esfuerzo es mutuo o difícilmente habrá futuro compartido.x.gurrutxaga@diario-elcorreo.com
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20071026/opinion/cordura-xabier-gurrutxaga-20071026.html

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