martes, octubre 02, 2007

Ignacio Villa, Zapatero es parte del problema

miercoles 3 de octubre de 2007
Órdago de Ibarretxe
Zapatero es parte del problema
Ibarretxe es quien pretende dar el tiro de gracia a la España constitucional, pero es Zapatero quien la ha puesto en el paredón.

Ignacio Villa

El órdago sin precedentes que ha lanzado el lehendakari Ibarretxe al Estado con el anuncio de su triste referéndum no es sólo consecuencia de la necesidad de un independentista visionario de llevar a cabo golpes de efecto para sobrevivir a su propio partido. Esa consulta es también el efecto directo de la política que el Gobierno Zapatero ha mantenido durante estos cuatro años con los nacionalismos, a los que ha mimado y regalado todo el protagonismo en la vida política parlamentaria. Además, este referéndum es también un acto reflejo del nacionalismo vasco no criminal tras contemplar cómo Zapatero buscaba la rendición ante la banda terrorista ETA en una actitud sin precedentes de cobardía y de mezquindad del Ejecutivo central con los terroristas.
El anuncio de Ibarretxe de la semana pasada poniendo fecha a la independencia del País Vasco forma parte de los pasos que el PNV necesita ir dando para justificarse ante su propio electorado. Envueltos como están en esa dinámica radical, necesitan de un espectáculo político y mediático para llegar con oxígeno a las elecciones. En fin, guste o no guste, ese referéndum forma parte natural de las locuras visionarias de un personaje como Ibarretxe.
En cambio, lo que no tiene lógica alguna es la tibia, pobre y rastrera respuesta del presidente Zapatero al ataque furibundo contra la Nación española que supone la propuesta de Ibarretxe. Refugiado como siempre en sus frases huecas que a nada comprometen, el presidente del Gobierno dijo desde Nueva York: "Me va a escuchar". El Gobierno de España y su presidente tenían la obligación de dar una respuesta política clara, contundente y nítida, pero su reacción ha sido tan pobre como simple, tan cobarde como inútil. Es más, la reunión en la que todos escucharán y serán escuchados tendrá que esperar hasta el 16 de octubre, como si éste fuese un asunto intrascendente que pudiera quedar congelado quince días sin mayores consecuencias.
La irresponsabilidad de Zapatero no se limita sólo a su reacción ante el órdago de Ibarretxe. De hecho, es mucho más grave que haya sido quien en último término ha provocado la situación en la que estamos inmersos: una crisis institucional de unas dimensiones sin precedentes en nuestra democracia, en la que él ha ocupado un papel central. Ibarretxe es quien pretende dar el tiro de gracia a la España constitucional, pero es Zapatero quien la ha puesto en el paredón. Ha sido él quien ha abonado el terreno para que la partición se pueda llevar a cabo. La respuesta pusilánime del presidente del Gobierno a este asalto a la nación es la prueba más clara de que Zapatero es parte del problema, no de la solución. Sin él no nos encontraríamos en esta situación dantesca.

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