jueves, octubre 04, 2007

Antonio Robles, Esos trapos llamados banderas

viernes 5 de octubre de 2007
Izquierda liberal
Esos trapos llamados banderas
Cada vez que alguien descuelga del mástil del Ayuntamiento la bandera española, lo que en realidad está haciendo es expulsar de esa institución todo lo que esa bandera representa y ampara la Constitución.

Antonio Robles

Durante muchos años he despreciado las banderas, todas las banderas. Creía que era un símbolo de racionalidad. En realidad exagero un poco; nunca me preocupó el asunto y siempre vi como una extravagancia abandonarse al rito de sus colores.
Sigo pensándolo, porque siempre estuve en contra de las fronteras; y las banderas, al fin y al cabo, son los símbolos de la autoridad de esas fronteras. Identifican y ejercen el derecho de propiedad para comerciar, defenderse y atacar con o a otras fronteras.
Como ven, mi falta de aprecio a esos "trapos" (desprecio progre al uso) es tan romántico como poco riguroso. La realidad es demasiado compleja como para reducirla a esos parámetros, pero nací en un contexto franquista y crecí agredido por un símbolo que confundía con el propio régimen.
El origen de ese desprecio o, mejor dicho, no aprecio (nunca fui irrespetuoso con ninguna), debió ser esa identificación con el rechazo al régimen franquista. Por eso, seguramente, no veía a la bandera española como la bandera de España, sino como el símbolo agresor de la dictadura. No debo ir mal encaminado, porque una de las decisiones primeras de la democracia fue cambiar el color de los trajes de los "grises" para no confundir a la policía nacional con la policía agresora del régimen franquista.
Por esa misma identificación, pero en sentido contrario, los españoles de mi generación solían apreciar el valor de las banderas prohibidas (senyeres, ikurriñas, etc.). Juventud, divino tesoro.
Muerto Franco, pronto me di cuenta que si la catedral de Santiago de Compostela no era "facha" a pesar de haber sido utilizada como símbolo religioso por el régimen, ¿por qué iban a serlo los colores de la bandera constitucional? Ya dijo el comunista Carrillo en 1997 que si despreciábamos a la bandera nacional española, sería la ultraderecha la que acabara apoderándose del símbolo. El viejo zorro la clavó.
Por entonces, comprendí el error, pero mi desapego a los "símbolos patrióticos" y la presión nacionalista contra ellos me impidieron comprender la verdadera dimensión del error. Y es ahora, cuando hemos visto a los nacionalistas despreciar al "trapo" ajeno y sacralizar "el símbolo nacional" propio cuando todos nos hemos dado cuenta de que defender la bandera constitucional no es defender identidades nacionales excluyentes, sino derechos constitucionales. Entiendo que, en uno y otro caso, tratar de trapo lo que es un símbolo preñado de tanta carga emocional pueda llegar a ser ofensivo. Y si respetamos los símbolos religiosos o las ideas políticas con normalidad, parece gratuito no hacerlo con los símbolos nacionales.
Pero aquí nos jugamos algo mucho más radical y general que la buena educación y la tolerancia estética. Cada vez que alguien descuelga del mástil del Ayuntamiento la bandera española, lo que en realidad está haciendo es expulsar de esa institución todo lo que esa bandera representa y ampara la Constitución. Cada vez que se niegan a presidir un acto institucional con su presencia están excluyendo los derechos democráticos de miles de españoles. Cada vez que alguien se niega a restituirla en su sitio se está negando a admitir a todos los que están amparados por su legalidad. Cada vez que queman una bandera española están quemando todo lo que odian y odian todo lo que representamos quienes nos consideramos españoles, demócratas y defensores de la libertad de todos, incluida la que les permite a ellos estar en desacuerdo con nosotros.
mailto:antoniorobles1789@hotmail.com

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