martes, abril 10, 2007

Miguel Escudero, A carcajadas

miercoles 11 de abril de 2007
A carcajadas
MIGUEL ESCUDERO

Por donde quiera que se mire, la actualidad está plagada de disparates y trapacerías. Numerosos personajillos disponen de una atención inmerecida, se les concede una importancia y un valor que no tienen. Así sucede también en la política. Hay quien pide acabar con las recetas viejas (refiriéndose a la Ley de Partidos que cierra el paso de las bandas terroristas a las instituciones democráticas), pero es carne y uña de quienes consisten en amagar con la vieja receta que Caín aplicó a su hermano Abel. Su papel es deplorable y dependiente, el día que los brutos encapuchados se harten de él, lo desplazarán. Y aquí paz y después gloria. Con esta gente uno no puede estar de bromas.Yo comparto las palabras que una vez dijo Julián Marías de que uno de los medios más eficaces de limpiar un país es la carcajada inteligente. Pero si esto es más probable en Cataluña que en el País Vasco es gracias a que ningún partido sirve de tapadera a una banda terrorista. Cuando hace unos días un miembro de la cúpula de Esquerra Republicana ofreció en público la presidencia de la Generalitat al jefe de la oposición a cambio de promover un referéndum por la autodeterminación, ese partido actuó en la corta línea de la agitación. No hay para más, falsedad y chulería. Para devolver en bumerán esa propuesta, un dardo envenenado, habría bastado con carcajearse y responder algo así: «¿Qué trapicheos son éstos? Hacedlo vosotros que estáis en el poder, y si no podéis, entonces dejadlo, llamad a nuestra puerta y diremos en ese instante lo que tengamos que decir». Pero el comportamiento infantil prevaleció sobre el maduro. Con miedo, Convergència i Unió aceptó el envite proponiendo a su vez al Parlament dicho imposible legal. Hubo dos propuestas, la de ERC se quedó sola y derrotada, la de CiU fue retirada a última hora para evitar el órdago del ridículo.La pregunta de quién ganó y quién perdió carece de sentido. Estamos envueltos en mediocridad y para zafarnos de ella sería necesario, acaso suficiente, contemplar esas escenas con la mofa adecuada, gente así no merece representar a personas que buscan en la vida hacerse libres con la verdad e independientes frente a los prejuicios. Sin fumar, sigo esperando las listas abiertas para votar.

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