jueves 9 de septiembre de 2010
CUBA: El primer día de TV Martí
Angel Savón
El 27 de marzo de 1990 se recibía sobre el territorio cubano por primera vez la señal televisiva de TV Martí. Fue bloqueada en diez minutos y el resultado para el gobierno norteamericano y el exilio fue un rotundo ridículo, que no ha dejado de serlo en más de veinte años de “servicio.”
Bajo la administración Reagan surgió la idea de iniciar las transmisiones de televisión hacia Cuba con el fin de romper el bloqueo informático de la dictadura castrista. En 1989, la Cámara y el Senado aprobaron sendas Resoluciones autorizando la estación de televisión una vez que las pruebas hubiesen sido llevadas a cabo de manera satisfactoria, sin tener en cuenta que el gobierno cubano tomaría sus propias medidas defensivas. Fue bajo la administración de Bush padre que se inauguró el servicio de TV Martí.
Se escogió la variante de utilizar un globo cautivo portando un potente transmisor de 10 kw con su sistema de antenas apuntando al occidente de Cuba. El “Fat Albert”, así llamado, se estacionaría entre 10 y 14 mil pies de altura en la zona de Cudjoe Key, Florida. Todo un reto tecnológico, en particular el dispositivo creado para mantener las antenas dirigidas hacia La Habana a pesar del viento y los movimientos del globo.
El gobierno cubano enfrentó el ataque en dos frentes: el diplomático y el técnico, denunciando la ilegalidad del plan en los organismos internacionales de comunicaciones y en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En el plano interno designó al Ministerio de Comunicaciones y a la Dirección Técnica del Ministerio del Interior como organismos rectores de un proyecto que contaría con todo lo necesario para asegurar el bloqueo de TV Martí.
Se diseñaron tres equipos de interferencias por diferentes grupos de ingenieros para seleccionar el más efectivo. Eran portables, de aproximadamente 50 x 70 cms, y ligeros. Se comenzó su construcción en los Talleres de Comunicaciones situados en la carretera de Vento, en La Habana. Se usaron piezas electrónicas soviéticas, otras sacadas de equipos diversos retirados de servicio y se realizó una pequeña inversión en piezas japonesas. En resumen, costo mínimo, ya que el salario de los técnicos e ingenieros era el mismo que recibían en sus empresas en moneda cubana. En el exilio se hablaba del “enorme costo” de estos equipos.
Un diseño muy simple con electrónica de ferretería. Poca potencia. No era necesaria. Podemos decir como ejemplo que una ”gota” de señal de interferencia puede destruir un “lago” lleno con señal de TV Martí. Se desplegaron casi 50 equipos a lo largo de la costa norte lo más cerca posible al mar, en edificios altos o elevaciones naturales, desde la antigua Academia Naval en Mariel hasta Santa Cruz del Norte. Para el esperado “primer día” dos naves de la Marina de Guerra navegarían cercanas al litoral con equipos de interferencia a bordo y dos helicópteros, también con equipos, estaban listos para volar sobre el mar o la tierra. La zona más densamente poblada –La Habana y sus alrededores– era el objetivo principal a proteger.
Los equipos diseñados no generan una barrera de interferencia para todos los canales de TV, solo para un canal en particular. Salían del taller sintonizados al canal 13 en banda VHF (2~13), ya que se esperaba fuera el seleccionado para TV Martí. Era un canal que no existía en La Habana y con eso evitaban que el gobierno cubano los acusara de interferir canales nacionales. Además, informes de inteligencia confirmaban que ese era el seleccionado. De haber salido TV Martí al aire ese día en otro canal libre hubiera sido necesario resintonizar los equipos de interferencia en el lugar de instalación, una demora de casi una hora. No contaban siquiera con el factor sorpresa, ya que se sabía el día exacto de salir al aire –supuesto top secret– y casi que la hora aproximada.
Finalmente el 27 de marzo de 1990 en horas cercanas al mediodía –tal como se esperaba– salió al aire la señal de TV Martí y su patrón de identificación apareció en los monitores.
La orden inmediata fue no activar la red de interferencias, ya que se necesitaban diez minutos para que en diferentes lugares del territorio cubano midieran la potencia de recepción de TV Martí. Esos fueron sus “diez minutos de gloria.” A partir de ese tiempo la imagen se convirtió en un amasijo de rayas y ruidos.
Varios transportes provistos de monitores y equipos de medición salieron a recorrer una amplia zona para identificar aquellas áreas donde pudiera recibirse TV Martí por causas diversas. Este trabajo condujo a establecer dos importantes centros de interferencia: uno en la loma conocida como Balcón de Lawton y otro en la Loma de Menocal, en el medio de la provincia, que podía cubrir todo el territorio sur.
Poco tiempo después el gobierno castrista denunció ante organizaciones internacionales que estaba siendo interferida la programación de un canal 13 cubano en la zona deMatanzas, lo cual no era cierto, pero el transmisor existía realmente y estaba registrado, obligando a TV Martí a cambiar su horario de transmisión; decidieron salir al aire entre las horas de 3 a 6 de la madrugada, cuando no estaba en operación el transmisor supuestamente interferido. Increíble horario que usó durante algunos años. Todo en función de la legalidad. Muy importante es que la red de interferencia se activaba a la hora de comenzar la programación de TV Martí y se desconectaba tan pronto terminaba. No estaba en el aire en forma permanente.
Hay que hacer notar que muchos de los ingenieros y técnicos cubanos que habían participado en la red de bloqueo querían que TV Martí tuviera éxito. Y lamentaban la falta de tino de sus creadores en no haber utilizado un par de canales en la banda de UHF (14~83), totalmente libre en toda Cuba, en lugar del designado canal 13. Según decían –no confirmado– el motivo que tuvieron en cuenta los patrocinadores de TV Martí fue que los televisores soviéticos y los famosos “Caribe” ensamblados en el país y usados por la mayoría de los habitantes no contaban con sintonizadores de UHF. Se olvidaron que solo en La Habana habían cerca de cincuenta mil televisores, en su mayoría japoneses, traídos por personal que viajaba al extranjero en ese tiempo y capaces de recibir en esa banda. Tampoco pensaron que los cubanos, por su cuenta, hubieran sido capaces de construir los sintonizadores de UHF. Esto quedó demostrado cuando años más tarde ensamblaban receptores de mucha mayor frecuencia y técnica más complicada (strip line) –con piezas enviadas por sus familiares en el exilio–para recibir la televisión turística desde el transmisor del hotel Habana Libre.
A partir de ese primer día, TV Martí solo podía verse en la Dirección Técnica del MININT, la sala de transmisiones internacionales del Instituto Cubano de Radio y TV –directo del satélite para ser grabada–, y en el salón de espera de la Oficina de Intereses de USA en La Habana. Las causas principales del fracaso fueron, en primer lugar, una alta dosis de politiquería desde su inicio, un proyecto mal diseñado en cuanto a sus posiblidades reales, y una total subestimación de la capacidad de los técnicos e ingenieros cubanos.
Todos estos fondos empleados para TV Martí en los últimos veinte años han servido de mucho y a muchos, pero sin lograr el fin a que fueron destinados. Tales fondos podían haberse sumado a los de Radio Martí, un proyecto donde la batalla no está perdida y quedan muchas cosas por hacer.
http://www.neoliberalismo.com/TV-Marti.htm
jueves, septiembre 09, 2010
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