viernes 3 de septiembre de 2010
Somos tontos o lo parecemos
Además de p…, pongo la cama. Nos toman por el pito del sereno. En fin, cualquiera de estos dichos castizos sería de aplicación a lo que ocurre con España y sus ciudadanos.
Además, prometo que esta amarga conclusión no es únicamente consecuencia de los últimos logros del buenismo zapateril; los populares dichos los motiva la perseverante contumacia del presidente del Gobierno en tragar sapos y culebras, pagar a sátrapas o lo que haga falta, con tal de desarrollar esa diplomacia tan personal en la que opta por no ofender a nadie, excepto a los ciudadanos de España.
No contento con pagar millonarios rescates a organizaciones terroristas peligrosísimas, AQMI, dinero que se utilizará para cometer matanzas; forzar la puesta en libertad de terroristas, véase el caso de Al Saharaui; o con envainársela en las campañas de hostigamiento a instituciones tan ejemplares como la Policía Española, teledirigidas sistemáticamente desde Rabat para poner en jaque a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, en este caso Melilla; ahora además, desde el Gobierno que mal preside, nos dedicamos a descalificar y humillar a ciudadanos españoles que, independientemente de protagonizar en tierra saharaui una protesta no autorizada, sufrieron una brutal paliza.
Debemos ser tontos en este país, sobre todo la pobre mujer que le dejaron la cara con más bultos que la orografía de las montañas del Atlas, porque, ¡mira que no entender que con su “terrible” acción despertaron la legítima cólera del pueblo saharaui!, cólera permitida al parecer por las autoridades marroquíes, de las que sospecha que pudieran haber tenido actuación directa en la represión. Y además, ¡encima se queja!, como si no le bastara con que dos amables policías marroquíes le atendieran y le trasladaran a un centro asistencial. ¡Qué desfachatez!
Es que en España nos hemos vuelto muy señoritos/as. Nos hemos acostumbrado a vivir en democracia y pensamos que en todos los sitios, aunque sea un país gobernado por un régimen autoritario donde no existe la libertad de expresión, los que se manifiestan o protestan por algo van a recibir el mismo trato que aquí. Sirva como ejemplo lo que ocurre un día sí y otro también a las puertas de la Audiencia Nacional, donde las bestias que vienen a jalear a los asesinos confesos de matanzas indiscriminadas, Hipercor, Casas Cuarteles, Aeropuertos, estaciones de ferrocarril, etc., se sienten protegidos de la cólera “ilegítima” de sus víctimas, a las que incluso se atreven a desafiar.
¡Dios mío, que alguien nos despierte de esta pesadilla!
“Además de p…, pongo la cama”. “Nos toman por el pito del sereno”. En fin, cualquiera de estos dichos castizos sería de aplicación a lo que ocurre con España y sus ciudadanos. Además, prometo que esta amarga conclusión no es únicamente consecuencia de los últimos logros del buenismo zapateril; los populares dichos los motiva la perseverante contumacia del presidente del Gobierno en tragar sapos y culebras, pagar a sátrapas o lo que haga falta, con tal de desarrollar esa diplomacia tan personal en la que opta por no ofender a nadie, excepto a los ciudadanos de España.
No contento con pagar millonarios rescates a organizaciones terroristas peligrosísimas, AQMI, dinero que se utilizará para cometer matanzas; forzar la puesta en libertad de terroristas, véase el caso de Al Saharaui; o con envainársela en las campañas de hostigamiento a instituciones tan ejemplares como la Policía Española, teledirigidas sistemáticamente desde Rabat para poner en jaque a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, en este caso Melilla; ahora, además, desde el Gobierno que mal preside se dedican a descalificar y humillar a ciudadanos españoles que, independientemente de protagonizar en tierra saharaui una protesta no autorizada, sufrieron una brutal paliza.
Debemos ser tontos en este país, sobre todo la pobre mujer a la que le dejaron la cara con más bultos que la orografía de las montañas del Atlas, porque, ¡mira que no entender que con su terrible acción despertaron la legítima cólera del pueblo saharaui!, cólera permitida al parecer por las autoridades marroquíes, de las que sospecha que pudieran haber tenido actuación directa en la represión. Y además, ¡encima se queja!, como si no le bastara con que dos amables policías marroquíes la atendieran y la trasladaran a un centro asistencial. ¡Qué desfachatez!
Es que en España nos hemos vuelto muy señoritos/as. Nos hemos acostumbrado a vivir en democracia y pensamos que en todos los sitios, aunque sea un país gobernado por un régimen autoritario donde no existe la libertad de expresión, los que se manifiestan o protestan por algo van a recibir el mismo trato que aquí. Sirva como ejemplo lo que ocurre un día sí y otro también a las puertas de la Audiencia Nacional, donde las bestias que vienen a jalear a los asesinos confesos de matanzas indiscriminadas, Hipercor, casas cuartel, aeropuertos, estaciones de ferrocarril, etc., se sienten protegidos de la cólera ilegítima de sus víctimas, a las que incluso se atreven a desafiar.
¡Dios mío, que alguien nos despierte de esta pesadilla!
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/opinion/somos-tontos-o-lo-parecemos
viernes, septiembre 03, 2010
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