lunes 6 de septiembre de 2010
Crónicas geriátricas
España está politicamente hueca
Manuel Martín Ferrand
Si nos atenemos a la política, hay que reconocer que España es un país hueco, vacío. Incluso los asesinos de ETA cuando quieren hacerse notar emiten un comunicado para anunciar la suspensión de sus “acciones armadas ofensivas”, algo que ya vienen practicando desde hace meses y que, además, no se sabe muy bien en qué consiste. La renuncia permanente a la violencia o, más concretamente, la entrega de las armas a la autoridad democráticamente establecida podría tener un sentido; pero, después de lo que llevamos visto y padecido, una nueva “tregua” es poco menos que nada. Un guiño desde la debilidad con vistas a las próximas elecciones autonómicas y, sobre todo, municipales, en las que Batasuna confía en recuperar presencia… y financiación.
Para demostrar la dramática oquedad de la política en España basta con reparar en que, al margen del extemporáneo anuncio etarra, lo más sobresaliente del pasado fin de semana sea, seguramente, lo dicho por Mariano Rajoy frente al Castillo de Soutomaior, en Pontevedra: “Si yo fuera Zapatero hubiera ido a Rodiezmo a dar la cara”.
El castillo de Soutomaior tuvo su esplendor en la Edad Media, pero en el XVIII ya era una ruina. Hasta finales del XIX, cuando Antonio Aguilar Correa y Sotomayor, marqués de la Vega de Armijo, decidió reconstruirlo, no volvió a levantar sus paredes y lo hizo como si se tratara de un parque temático contemporáneo, con su puente levadizo y todo, las banderas al viento y la artillería instalada en sus almenas. Hoy, después de haber servido como clínica, vuelve a su deterioro secular y podría ser entendido, por su emplazamiento pontevedrés y las fantasías que allí se tejieron, como una alegoría, con más pasado que futuro, del PP que encarna Rajoy y que, palabrerías al margen, tiene poco que ver con uno de los grandes partidos conservadores y liberales del Viejo Continente. Es, de hecho, un partido funcionarial y acomplejadamente socialdemócrata. En ese marco tiene poco sentido afearle a José Luis Rodríguez Zapatero su ausencia en Rodiezmo, un núcleo minero fantasmal que, naturalmente, cursa con cargo al Presupuesto y que se ha convertido en un simbólico fortín sindical.
¿Cómo puede Rajoy, gran maestro en ausencias notables y en indecisiones notorias, afearle a nadie sus ausencias? Se trata de un desvarío de quien, ahora, cuando ya entramos en la recta final de la legislatura, anuncia un reforma de la Ley Electoral que el PP no quiso abordar en los ocho años de Gobierno de José María Aznar y no ha intentado en los seis, casi siete, que llevamos de zapaterismo.
A Rodiezmo, que es una convocatoria fantasmal y del pasado, acudió Alfonso Guerra, una reliquia socialista que no se rejuvenece con su propio ingenio, sino que incrementa su anacronismo cada vez que abre la boca. En su calidad de santón del PSOE, Guerra podría haber dicho en Rodiezmo, con la alarma debida, que la minería del carbón se extingue en España y que hoy tienen trabajo en ella, después de siete años de gobierno socialista, uno por cada cinco mineros de los que había hace 25 años. Lejos de ello se limitó a decir que el líder del PP es “insolente, perezoso y holgazán”. ¿En eso se ha quedado la lengua más afilada de la izquierda española?
A Zapatero, la verdad, le quedan pocos trucos disponibles. Su ausencia de Rodiezmo es, como casi todas las suyas, una temerosa huida de las situaciones conflictivas o meramente desagradables. Zapatero no tiene garbo ni valentía y ello, a pesar de que se agarra al poder como un lapa a la roca, nos obliga a ir suponiendo que no concurrirá, salvo notables cambios en las expectativas, a los comicios legislativos de 2012. Ahora lo único que podría hacer para llamar la atención, la especialidad de su todavía eficaz máquina propagandística, es pedirle a Lorenzo Caprile un traje como el que el modisto le diseñó a Enrique Ponce para presentarse en la corrida goyesca de la Maestranza de Ronda. Después de haberle visto, hace solo unos días, junto al primer ministro chino, Wen Jiabao, con aires de Forrest Gump solo le queda el recurso a la majeza y al pase por alto. Después de la Huelga General de finales de mes, ya no le quedará ni eso.
http://www.republica.es/2010/09/05/espana-esta-politicamente-hueca/
lunes, septiembre 06, 2010
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