jueves, septiembre 09, 2010

Marcello, No quemeis el Coran

jueves 9 de septiembre de 2010

No queméis el Corán

Marcello

No se puede ni se debe ofender a nadie y menos aún los sentimientos y la religión de pueblos y naciones. Y todavía menos como una provocación, venganza o espectáculo, como pretende hacerlo un pastor protestante en Florida con motivo del aniversario de los atentados del 11-S de Al Quaeda. Pero siendo esto así de claro sorprende el temor y la debilidad de los gobiernos democráticos occidentales –de Europa y de los Estados Unidos, entre otros- ante las posibles respuestas beligerantes del mundo islámico por la iniciativa privada de cualquier idiota, fanático o provocador. Máxime cuando desde ese mundo islámico radical se practican actos similares o peores –como crímenes de los rehenes- que no tienen la menor respuesta o consecuencia.

Por ello sorprende y preocupa que el general jefe de las tropas aliadas en Afganistán, David Petraeus, se haya manifestado en contra de la quema de ejemplares del Corán anunciada para el próximo viernes por un pintoresco pastor protestante de Florida (USA) Terry Jones, quien con semejante disparate pretende vengar y rememorar los atentados terroristas de Al Quaeda del 11-S contra Washington y Nueva York. Junto al general Petraeus hicieron pública su protesta la propia presidencia americana de Barak Obama, la Unión Europea, el Vaticano y numerosas instituciones y personalidades como el ex presidente Bill Clinton, que temen que semejante “afrenta” provoque una oleada de atentados o agresiones islamistas. Así como la furiosa reacción en cadena de musulmanes de todo mundo contra objetivos y personas occidentales.

Algo parecido a lo que ya ocurrió con las caricaturas de Mahoma publicadas en 2006 en un diario danés por el dibujante Kurt Westergaard, quien vive escondido y protegido por las amenazas de muerte e intentos de asesinato fallidos lanzados contra él. Y lo que también recuerda la angustiosa situación en la que vive desde hace muchos años el escritor Salman Rushdie.

Naturalmente la quema de la Biblia, o de fotos del Papa, o de la bandera americana y fotos de sus presidentes y de los de otros países por parte de los islamistas radicales en sus manifestaciones y medios de propaganda -como el diario de Irán que calificó de prostituta a la esposa del presidente Sarkozy, Carla Bruni- son disparates semejantes y provocaciones que carecen, como es lógico, de respuesta beligerante de los gobiernos y ciudadanos de los países democráticos de Occidente y eso que en muchos casos no solo son fanáticos militantes del Islam sino gobiernos y dirigentes políticos y religiosos los que organizan estos actos de barbarie y de ofensa a otros países y religiones.

Este incidente, sumado al debate surgido en torno a la mezquita que quieren construir cerca de la llamada “zona cero” –donde fueron derribadas las Torres Gemelas el 11-S- de Nueva York, o al uso de los velos islámicos y el burka en Europa, o la poligamia en Occidente, etcétera, obliga a una profunda reflexión y a una respuesta democrática clara e inequívoca en defensa de los Derechos Humanos y de las libertades, al menos en los países democráticos, en lugar de la permanente huida vergonzante y humillante –para qué sirve la pintoresca Alianza de Civilizaciones- que los más fanáticos del Islam, cuando no los terroristas, están imponiendo en las sociedades democráticas.

Aunque parezca una exageración y una simplificación no deja de ser preocupante ver que el general Petraeus, posiblemente el militar al frente del mayor ejército activo del planeta, “implora” (saltándose otra vez a sus jefes de gobierno americano) que no se quemen ejemplares del Corán porque –dice- que eso pone en peligro la vida de los soldados americanos desplegados en Afganistán. O sea que si un loco quema el Corán en cualquier ciudad americana Petraeus y la OTAN pueden perder la guerra. Pues sí que estamos bien, y si eso es así ya tenemos otro argumento más para que las tropas occidentales, empezando por las españolas, salgan de una vez por todas de Afganistán.

http://www.republica.es/2010/09/08/no-quemeis-el-coran/

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