viernes 10 de septiembre de 2010
Cuando la Constitución se guarda en el trasero
Félix Arbolí
H E recibido un correo que una vez más deja al descubierto el uso arbitrario que nuestros gobernantes hacen de la Constitución. Cuando les interesa, la muestran a los cuatro vientos y la siguen al pie de la letra. Cuando no, la olvidan y pasan olimpicamente de ella. No quieren darse cuenta que es gracias a esa Norma, Ley o Capricho de unos cuantos, por la que ellos están gozando de tantos y abusivos privilegios, mientras el sosprendido e incauto ciudadano, se queda perplejo ante la agudeza de unos pocos "listos" y la "tontuna" de esa mayoría siempre sumisa y silenciosa. Cuando ven mermados sus privilegios y maneras de vivir airean a los cuatro vientos ese "librito". que sólo nos exigen conocer cuando tenemos que examinarnos para alguna plaza mal pagada de las oficinas gubernamentales. y recalco lo de "conocer". ya que a la hora de la verdad y como se demuestra en el artículo que se expone a continuación, es un simple papel que no tiene vigencia alguna y cuando les interesa se lo pasan poor el forro...
Si en esa Constitución, que les mantiene en el poder y les faculta para gobernar, decidir lo que les viene en gana, suprimir lo que les pueda ofender o simplemente molestar y amargar la vida al ciudadano, se dice que el Rey es el Comandante en Jefe de nuestras Fuerzas Armadas, ¿por qué el señor Bono cuando era ministro de Defensa se enfrentó a su Comandante Suipremo violentamente y para mayor escarnio y vileza le dijo que él sólo recibía órdenes del presidente del Gobierno, sin pensar que se presidente a pesar de su "talante" y de su "sonrisita" le debe también obediencia al monarca?. Y si nos saltamos los escalones del mando y obviamos lo estupulado en nuestra Carta Magna, cuando nos interesa y conviene ¿cómo hemos de exigir al resto de los ciudadanos obediencia y sumisión a los mandatos y normas de un gobierno que está incumpliendo ostentosamente lo legislado constitucionalmente?. ¿Es que acaso la Constitución sólo se hizo y confirmó para el pueblo sencillo y llano, siendo exclusidos del cumpliniento de sus normas los que por ostentar cargos públicos deberían dar ejemplo?. Lo más sorprendente es que esta rebeldía ante un superior jerárquico militar por parte del ministro del Ramo, la recoja éste como una anécdota curiuosa y graciosa en su libro de memorias. ¿Que nos quiere demostrar con ésto que ellos, por ser gobernantes y socialistas están exentos de ofediencia a Leyes y jerarquías?. Indignante que un presidente del gobierno, presente en ese enfrentamiento felicite al trasgresor por su "machada" ante el que debería obedecer sin rechistar y si no que guarden la Constitución en el baúl de los recuerdos y nos vayamos todos a hacer puñetas.
!Qué engañado nos tenía este Bono con su apariencia de hombre bueno, respetuoso, moderado y serio!. Nos acaba de demostrar que "recochinearse" en una acción de ese calibre y bajeza moral y política, en un libro de futuras memorias, es ganas de decirnos que ellos están por encima de leyes y ordenanzas, son intocables, insaciables y nada dignos de que el pueblo les respete y obedezca porque para exigir antes hay que dar ejemplo y él no ha sabido estar en consonancia con su cargo y obligaciones constitucionales ante su Comandante Supremo. Y si no es así, que cojan la Constitución y la coloquen en la vitrina correspondiente a las leyes del pasado y ya obsoletas. !Qué vergüenza y qué desfachatez!. ¿Hasta cuando vamos a tener que soportar esta grey en el gobierno y en nuestras Instituciones?. Juzguen ustedes mismos...
NOTA: Artículo al que hago referencia:
De El Confidencial Firmado por José L. Lobo.
José Bono mantuvo un duro enfrentamiento dialéctico con el rey Don Juan Carlos, en presencia de José Luis Rodríguez Zapatero, motivado por la fulminante destitución del general Luis Alejandre, jefe del Estado Mayor del Ejército, a la que el monarca se oponía frontalmente.
Los hechos se remontan a junio de 2004, dos meses después de que Bono fuese nombrado ministro de Defensa, y han sido recogidos por el actual presidente del Congreso en las memorias que está a punto de concluir, y cuya primera parte llegará a las librerías, editada por Planeta, el próximo año.
El general Alejandre, que fue ascendido a la jefatura del Estado Mayor del Ejército en enero de 2003 por el Gobierno de José María Aznar, apenas duró 17 meses en el cargo: fue destituido por el Ejecutivo de Zapatero, entre otras razones, por la tragedia del Yak-42, que se cobró la vida de 62 militares españoles a su regreso de su misión en Afganistán, siendo Alejandre en ese momento máximo responsable del Ejército de Tierra.
Retirada de Irak
Pero no fue ése el único motivo de la defenestración de Alejandre. Éste, muy a su pesar, fue el encargado de poner en marcha en la primavera de 2004 el dispositivo de repliegue de las tropas españolas estacionadas en Irak, una promesa electoral que Zapatero cumplió nada más llegar a La Moncloa, y con la que el jefe del Estado Mayor del Ejército siempre mostró en privado su desacuerdo, según han revelado a El Confidencial fuentes militares.
Los clamorosos errores cometidos en la identificación de los cadáveres del Yak-42, de los que los familiares de las víctimas culparon siempre al entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, y al propio Alejandre, así como la oposición de éste a la retirada de Irak, fueron más que suficientes para que Bono le retirara su confianza y comunicase a Zapatero su intención de destituirlo.
Pero ni el presidente del Gobierno ni el ministro de Defensa contaban con la firme oposición del Rey. Don Juan Carlos, en una discreta reunión con Zapatero y Bono celebrada en Toledo pocos días antes de que el Consejo de Ministros acordase el relevo de Alejandre, salió en defensa de éste, con el que el monarca mantenía una excelente relación, y trató de persuadir a ambos de que la responsabilidad de la catástrofe aérea y de las graves deficiencias en la identificación de los 62 cuerpos no podía recaer sobre el general.
De hecho, Alejandre sugirió en abril del pasado año, durante el juicio por el Yak-42, en el que prestó declaración en calidad de testigo, que la decisión de acelerar la celebración del funeral de Estado por los 62 militares muertos, lo que desencadenó el cúmulo de errores, la tomaron Aznar y Trillo.
Tensa reunión
En sus memorias de próxima aparición, Bono revela algunos detalles de aquella tensa reunión con el Rey y el presidente del Gobierno en Toledo, pero no todos. El entonces ministro de Defensa, con Zapatero como convidado de piedra, rechazó con firmeza los argumentos del monarca en defensa de Alejandre. El momento de mayor crispación se produjo cuando, ante la insistencia de Don Juan Carlos por salvar al general, Bono quiso zanjar abruptamente la discusión: "Majestad, yo sólo obedezco órdenes del presidente del Gobierno".
Al acabar el crispado encuentro, Zapatero felicitó a Bono por la "firmeza" con la que había defendido ante el Rey sus argumentos en favor de la destitución del general Alejandre, según cuenta el actual presidente del Congresos en el borrador de sus memorias.
La tensión de esa cita se reflejó, pocos días después, en el relevo de Alejandre por el general José Antonio García González. Alejandre no sólo rehusó acudir al acto de toma de posesión del nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército que Bono presidió en el Ministerio de Defensa, sino que en su discurso de despedida, pronunciado en el Cuartel General del Ejército, afirmó que había sentido "el temblor incierto de ciertas deslealtades, de las venganzas, de los celos, de las mentiras interesadas".
Dos años más tarde, en mayo de 2006, el Ministerio de Defensa abrió un expediente a Alejandre por considerar "intolerables" los calificativos dirigidos por el general a Trillo y Bono, a quienes tildó, en una carta remitida a un periódico, de "trepas, ambiciosos y ególatras".
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp
viernes, septiembre 10, 2010
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