viernes, abril 09, 2010

Rafael Bardají, Panico nuclear

Pánico nuclear

RAFAEL L. BARDAJÍ

Viernes , 09-04-10

Obama también ha tenido un sueño: un mundo sin armas atómicas. No es el primero, ni será el último que lo tenga. Por una sencilla razón: no es realizable. Y posiblemente tampoco sea deseable.
Aunque a los occidentales nos provoquen pánico las bombas atómicas, hay otros muchos que se mueren por tenerlas. Corea del Norte prefiere la hambruna de sus gentes antes que renunciar a ellas; y Ahmadinejad encara gustoso las sanciones de la ONU con tal de no cerrar su programa nuclear.
No hay esquema posible que verifique con fiabilidad que nadie las tiene o las está desarrollando. Y no es lo mismo tener 100 cuando los demás poseen 50 ó 300, que tener una bomba cuando nadie tiene ninguna. De hecho, en un mundo post-nuclear, el incentivo para tener un arma atómica antes que el resto se elevaría exponencialmente.
Además, como toda tecnología, una vez inventada es imposible desinventarla. Aún eliminadas, se podrían reconstruir gracias al conocimiento y la técnica. Sería cuestión de poco tiempo.
La única forma de acabar con las armas atómicas la ideó Ronald Reagan. Volverlas obsoletas gracias a sistemas de defensas, a su famoso escudo anti-misiles. Pero ese no es el camino emprendido por el presidente americano. Él no quiere ni armas ofensivas ni defensivas. Es más, puede que se crea que esa es la vía para acabar con el escenario del terrorismo nuclear. Vana esperanza. Los terroristas se escaparían a todo control. Y bien sabemos que siempre hay científicos dispuestos a ayudarles.
El mundo ha estado durante años trufado de bombas nucleares de todo tipo. Pero justo por eso no se han llegado a usar desde 1945. Sin su factor disuasivo habríamos ya luchado la Tercera Guerra Mundial y quién sabe si la Cuarta. Abolirlas como quiere Obama no nos aleja del peligro. Nos acerca el hongo atómico sobre nuestras casas.

http://www.abc.es/20100409/opinion-firmas/panico-nuclear-20100409.html

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