lunes, abril 21, 2008

Hermann Tertsch, Del bunker a la tumba

lunes 21 de abril de 2008
Del búnker a la tumba
HERMANN TERTSCH
No es ya ningún secreto que nuestro presidente o, mejor dicho ya, nuestro «amo del Gobierno», José Luís Rodríguez Zapatero, es especialista en combatir todos los males asumiendo la lógica de los mismos. Fagocita las razones del enemigo de la democracia y les concede un aura simpática de faldicortismo que es reflejo del relativismo moral propio, éste sí que, paradójicamente, absoluto. Con incorporar soluciones virtuales lacias a amenazas insistentes, su programa capta voluntades en principio adversas pero convencidas de que a la postre, bajo la protección del Gran Timonel, tendrán mejor cobijo y plasmación que en su expresión propia. Ha sucedido con ETA como con ERC, con el terrorismo islamista financiado por Irán, ese aliado. O con las fuerzas antisistema. Las últimas elecciones son una perfecta manifestación del éxito de esta fórmula de gobierno, cuya piedra angular está en la voluntad expresa y propagada de aceptar la defensa de todo lo que se opone al enemigo real y cimenta el propio poder. Con la estrategia clásica de los partidos de vocación totalitaria en los años treinta. Zapatero, sus mandos y su soldadesca la aplican con gran efectividad desde hace cuatro años. Consiguió demonizar a sus únicos adversarios políticos reales, el Partido Popular, con una propaganda de descalificación y vejación desde las instituciones y los medios públicos y privados, obedientes por convicción o temor. Casi todos. Sólo así se explica que, en plena evidencia de la escandalosa inoperancia, de la incompetencia sangrante, de la obscena y sistemática ocultación de la verdad en cuestiones vitales así como de la mentira reiterada, no hubiera en la sociedad española una mayoría que expresara en las urnas su repulsa, su desprecio y su indignación a las prácticas de este Gobierno.
Lo que no imaginábamos muchos preocupados por las libertades, por las instituciones garantes de las mismas y por la prosperidad de nuestro país, es que el mendaz sistema de valores y actitudes del amo del Gobierno, su arrogancia sin límites y su adicción a la selección negativa que lo lleva a rodearse de gente peor que él mismo, se viera reproducido, esta vez no como tragedia sino como farsa, en el partido de la oposición. El PP es la única fuerza en España capaz de poner fin al periodo más destructivo habido en democracia para nuestra cultura política, el tejido social, la convivencia, el patrimonio y las perspectivas de las nuevas generaciones. Por eso supone una irresponsabilidad suprema el espectáculo al que asistimos estos días.
El líder que ha perdido las dos últimas elecciones tiene perfecto derecho y razón para seguir postulándose como líder del partido. Otros antes ganaron a la tercera. Pero Mariano Rajoy no tiene derecho ni razón para descalificar de la forma en que lo ha hecho a quienes pretenden que se debatan otras opciones. Ni a adoptar los mismos métodos que la secta zapateril ha impuesto en el PSOE para la liquidación de adversarios. El líder derrotado del PP tiene todo derecho y razón para postularse como líder en el Congreso e incluso para candidato para dentro de nada menos que cuatro años. Pero no tiene ni lo uno ni lo otro para intentar liquidar políticamente a quienes piensan que su forma de crear equipo ha sido una emulación de la selección negativa de Z. Quienes, en una opción opuesta al zafio izquierdismo populista propugnan el debate en libertad, la excelencia y el mérito, no pueden construir un búnker, cuyos coroneles no tengan otro galón que el de la dependencia y lealtad personal, y ordenar disparar contra los rivales en el propio partido con munición de mayor calibre que la utilizada contra los enemigos que intentan expulsarlos del sistema y los han equiparado a ETA como enemigos de la democracia. Y que siguen intentando destruir a su partido y hacer imposible la alternancia democrática. Así es más fácil ir del búnker a la tumba que a la victoria.

http://www.abc.es/20080421/opinion-firmas/bunker-tumba_200804210250.html

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