lunes, abril 21, 2008

Desbarajuste hidráulico

lunes 21 de abril de 2008
Desbarajuste hidráulico
EL oportunismo de Rodríguez Zapatero en la política del agua amenaza con crear una situación irreversible de ineficacia en la gestión y enfrentamientos territoriales. Es una cuestión muy seria, porque se trata de un recurso escaso que debe ser utilizado con criterios de eficiencia y solidaridad. A día de hoy, no sucede ni una cosa ni otra. En España, en efecto, llueve poco pero los expertos coinciden -como ha venido informando ABC- en que los 650 litros por metro cuadrado al año podrían ser suficientes si la administración hiciera las cosas como debe. Es muy significativo el dato de que entre el 25 y el 35 por ciento del agua que circula por las tuberías se desperdicia a causa de fugas y pérdidas innecesarias. Algún experto propone gráficamente que si la Agencia Tributaria tiene mecanismos para combatir las «fugas» de dinero, nuestra red hidráulica necesitaría instrumentos eficaces para detectar el desperdicio inútil de agua a través de fugas porque las infraestructuras no se revisan lo suficiente. El verdadero problema es la necesidad de un plan racional y con objetivos a largo plazo frente a una política de parches provisionales para salir del paso. Cuando José María Aznar impulsó un verdadero Plan Hidrológico Nacional los socialistas reaccionaron buscando únicamente ventajas coyunturales en determinados territorios y ofreciendo en su lugar obras que nunca se han llevado a cabo. El único objetivo consiste en salir del paso a través de trasvases parciales y obras ocasionales que resultan insuficientes al cabo de poco tiempo.
La reunión entre la ministra Elena Espinosa y los consejeros autonómicos competentes estuvo muy lejos de ser, como pretende el Gobierno, una prueba de diálogo y negociación. En realidad, se trata de transmitir un acuerdo ya adoptado a partir de una política de hechos consumados que resulta contraria al modelo cooperativo propio del sistema autonómico. Dadas las circunstancias, el Ejecutivo no debería sorprenderse de la reacción airada de los ciudadanos en muchas zonas de la España seca. A día de hoy, la opinión pública todavía se pregunta quién faltó a la verdad, si el Ministerio o la Generalitat catalana, respecto a la prohibición de hablar en público sobre cualquier plan de trasvase del Ebro antes de las elecciones. Y tampoco estaría de sobra una explicación concreta sobre los motivos de la pérdida de confianza en la recién sustituida Cristina Narbona. El PP no debería pasar por alto este asunto en las próximas sesiones de control parlamentario porque en democracia los ciudadanos tienen derecho a saber quién dice la verdad en cuestiones que afectan al interés de todos.
Es también llamativa la actitud del Gobierno de Aragón en el reparto de papeles que le toca a cada uno en esta extraña representación del desbarajuste territorial. Marcelino Iglesias empezó poniéndose serio ante José Montilla y negándose a cualquier trasvase. Pasó después a pedir informes jurídicos para buscar una coartada burocrática en forma de eufemismo que ocultara la realidad de dicho trasvase. Ahora parece que le ha convencido del todo el acuerdo del Consejo de Ministros, lo que demuestra en definitiva la función secundaria que corresponde al PSOE aragonés en esta peregrina historia. Al final, lo importante es que el Ejecutivo cumpla sus compromisos con el PSC para que Montilla pueda jactarse de que el agua para Barcelona y su área metropolitana la pagan todos los españoles. Es, por supuesto, un trasvase, como lo demuestra el enfado de ciertos sectores de ICV y de regantes contrarios al mismo y -como no podía ser de otro modo- la factura corre a cargo del Estado. La cuestión territorial sale así mal parada y la política hidráulica vuelve a ser víctima de las ocurrencias del momento sin que nadie haga frente de verdad a los problemas de fondo. Es probable que esto no le importe a los estrategas del PSOE de cara a sus compromisos coyunturales, pero supone un grave daño a medio y largo plazo para el interés general de España.

http://www.abc.es/20080421/opinion-editorial/desbarajuste-hidraulico_200804210248.html

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