lunes, abril 21, 2008

Tomas Cuesta, Las rosas de Zapatero

lunes 21 de abril de 2008
Las rosas de Zapatero
TOMÁS CUESTA
GRACIAS a la torpeza de Silvio Berlusconi -que es el novio en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro- incluso el morigerado «Times», el paradigma de la flema, se ha convertido en prensa rosa al hablar del «gobierno feminista» con que se ha despachado el señor Zapatero. Ni a Barroso el astuto -un genio haciendo enhebres- se le habría ocurrido usar a «il cavalieri» como propagandista del gabinete-gineceo. Pero así son las cosas y a «cavalieri» regalado no le mires el diente. El asunto, en el fondo, no tiene tanta enjundia, al margen del bombazo de la ministra de Defensa. Y ni siquiera es nuevo allende el ruedo ibérico. Al presidente, que presentó su iniciativa con ínfulas de haber batido un récord, se le olvidó decir (el puñetero alzheimer) que hay otros países en los que las mujeres han vencido en la guerra por el reparto de carteras. Por ejemplo, en Finlandia y, también, en Noruega. Se ha quedado sin «pole», mecachis en la mar, «nobody is perfect». Claro que lo que pase en aquellas latitudes a los mediterráneos nos la trae al fresco. Las suecas -porque ya pueden ser de donde sean: aquí todas las nórdicas siempre serán las suecas- han perdido aquel halo mitológico que hacía babear a Pajares y Esteso. Ya nada es lo que era; y lo que te rondaré, morena. El mercado nacional se ha liberalizado, existe el acicate de la libre competencia y la furia española se ha quedado en rabieta. «O tempora! O mores!». Si el pobre Cicerón alzara la cabeza.
Los que pecharon con las declinaciones del latín antes de que las aulas declinaran hasta el nivel en que hoy se encuentran (es decir, transformadas en fábricas de memos) escucharán la voz, o el eco cuando menos, que continúa desgranando la sempiterna cantinela: «Rosa, rosa, rosam, rosae, rosae, rosa...». ¿Quién nos iba a decir que iba a llegar la hora que nos devolvería a los pupitres del colegio? El difunto Jacques Brel, con ese soniquete, se sacó de la manga un tango de primera (de primera declinación, naturalmente). Más vivo -o más vivillo, lo que ustedes prefieran- el señor Zapatero ha compuesto un Gobierno que, ya antes de nacer, se había apuntado un éxito (o sea, lo del Cid, pero en sentido inverso). El patinazo de Silvio Berlusconi al tomarse a chacota el tono rosa de la nueva tripulación zapateresca, indica que padece daltonismo, amén de incontinencia. Vamos, que se le ha visto el cartón aunque se haya gastado una fortuna en implantes de pelo. Dicen que la ocasión la pintan calva y el señor Zapatero ha demostrado que es un hacha sacándole partido a la alopecia. Puede que los idiomas no sean su fuerte -«nobody is perfect»: no hay nadie, ni Pepiño, que alcance a ser «perfeto»-, pero sabe latín, qué duda cabe, y está doctorado en picaresca. ¿Demasiado rosa? ¿Cómo que demasiado rosa? Así se las ponían a Fernando VII. «Rosae, rosae, rosam, rosarum, rosis, rosis». Toma pluralidad y ahí queda eso: Berlusconi corrido y nuestro infatigable héroe, el ingenioso hidalgo Rodríguez Zapatero, redimiendo doncellas y desfaciendo entuertos en los campos feraces de los diarios europeos.
«¡No le toques ya más, que así es la rosa!», sentenció Juan Ramón quintaesenciando lo poético. A Zapatero, la lírica le pone (menos, en cualquier caso, que a su amigo Bermejo, quien, por hacer justicia, ajusticia los versos) y sus últimas rimas, al menos, dan el pego. Con eso es suficiente. Cuando se monta un ejecutivo-escaparate donde exhibir la cantidad, más que la calidad, del género, lo único importante son las apariencias. La señora Chacón es, aparentemente, la contrafigura del espíritu castrense. Pero una imagen avienta mil recelos. ¿O no queda aparente esa fragilidad de camuflaje transfigurada en rosa del desierto? Ante la dulce gravidez de doña Carme los asuntos más graves se tachan de la agenda. «Haré caer una lluvia de rosas», aseguraba Teresa de Lisieux -sin demasiado acierto- en el umbral del siglo de la megamuerte. Y ha sido, a la postre, un descreído el que ha hecho los honores a la santa adolescente. Dios escribe derecho con renglones torcidos. Y hasta con torticeros.

http://www.abc.es/20080421/opinion-firmas/rosas-zapatero_200804210247.html

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