jueves 24 de abril de 2008
Queremos ser españoles
M. MARTÍN FERRAND
QUIZÁ no seamos muchos, pero quedamos algunos que, sin desenvainar la espada, queremos seguir siendo españoles. Ciudadanos, no súbditos, de una España democrática y libre que, ni federal ni confederal, concuerde con la Historia, aspire al futuro y, del brazo con sus pares occidentales, respete a las personas más que a los territorios y a éstos, con cuanto llevan en sus alforjas, no les permita anteponerse en nada al todo nacional. Es la España que, con ambigüedades posibilistas, refleja la Constitución y que, con distintos trucos y pactos variados, viene fragmentando José Luis Rodríguez Zapatero.
Bien sea por instinto de conservación o por el dolor que generan las heridas abiertas, Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre han vuelto por donde solían. Es posible que, como Juan Gelman - ¡felicidades!- hayan rumiado en sus adentros: «Si me dieran a elegir, yo elegiría/ esta inocencia de no ser inocente,/ esta impureza en que ando por impuro». No es suficiente. Tras el XVI Congreso, en el que fatalmente, en ausencia de mecanismos democráticos que permitan lo contrario, Rajoy renovará su presidencia, deberá quedar claro qué es el PP. Especialmente en sus vínculos con el espíritu constitucional y en sus proyectos de desarrollo autonómico.
No hace falta ser jacobino para pretender que el Estado, en el que se asienta la Nación española, mantenga unas competencias mínimas sobre materias fundamentales que conviertan en un libro bien encuadernado los diecisiete cuadernillos con que se organiza su contenido. Una edición en diecisiete tomos, cada cual con su lomo y sus guardas, es otra cosa. Es lo que muchos pretenden en el País Vasco y en Cataluña; pero, ¿es muy distinto de lo que buscan, con el grosero alegato del agravio comparativo, en la Comunidad de Valencia o en Andalucía?
Los hechos ya nos han mostrado las ideas que Zapatero maneja al respecto; pero no sabemos, ni por asomo, cuál es el pensamiento de Rajoy en este definitivo asunto. Actitudes como la de Francisco Camps parecen indicar una cierta contaminación confederal en las filas del PP; pero, después del Congreso de junio, las cosas deberán quedar claras para que, con más sentido, el debate se ciña a un proyecto político y no la ambición desordenada e inoportuna de unos personajes más respetables por su representación que por sus esencias.
Desaparecida IU, degenerado el PSOE y confuso el PP, sólo la UPyD de Rosa Díez postula una idea clara y rotunda de España. Algo previo a las también respetables y convenientes ideas de las porciones que, más para la descentralización que para la atomización, prevé el Título VIII. No sé si seremos muchos los españoles, digamos, clásicos; pero sólo una diputada para quienes resultemos serlo parece, en principio, poca cosa. Si Rajoy pretende algo más que estar ahí, tendría que decir algo sobre todo esto.
http://www.abc.es/20080424/opinion-firmas/queremos-espanoles_200804240257.html
jueves, abril 24, 2008
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