25-IV-2008
¿A Suiza pasando por Bulgaria?
Esperemos que ningún "pacto de silencio" hiberne, con la promesa de unas futuras primarias, un urgente debate, no ya de personas, sino de ideas. Esto sería tanto como pretender llegar a la democracia suiza pagando peaje a una democracia a la búlgara
Según el diario El Mundo, Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre habrían alcanzado un acuerdo de "no agresión" que permitiría al primero llevar "con holgura" su candidatura al congreso de junio, pero que no impediría a la presidenta del PP madrileño plantear, además de su declarada batalla ideológica, una clara apuesta por la democratización interna del partido que incluiría, según el diario, el respaldo de una enmienda a los Estatutos para que se celebren primarias para elegir el candidato en las elecciones generales de 2012.
Sin dejar de tener presente los riesgos que también tendría una bicefalia en el caso de que los candidatos no lo fueran también a la presidencia del partido, la formula de las primarias, en principio, no nos parece mal. Aunque jamás hemos cuestionado el derecho de Rajoy a seguir liderando el PP por el hecho de su reciente derrota electoral, sí hemos pedido democracia interna y, sobretodo, la máxima fidelidad de su liderazgo a los principios y a los votantes del partido.
Lo único que es exigible, dada la confusión que impera en el PP, es que ese hipotético acuerdo no obedezca a una especie de "pacto de silencio" que, hasta las próximas elecciones, hibernara un necesario debate, no ya de personas, sino sobre todo de ideas. Esto último sería tanto como pretender llegar a la democracia suiza o norteamericana pagando ahora peaje a una democracia a la búlgara. Eso, por no hablar de lo irrecuperable que sería el rumbo si hasta entonces la dirección del PP optara por un perfil bajo y acomplejado, más propio de una comparsa, que de una consciente y firme oposición a lo que significa otra legislatura de Zapatero.
Lo decisivo es que el PP aclare cuál va a ser la postura ante ese statu quo socialnacionalista, contrario al consenso constitucional del 78, en el que nos quiere instalar Zapatero. Nosotros estamos dispuestos a volver a aplaudir a Rajoy si hace suyo el discurso del "no me resigno" que, más que Esperanza Aguirre, simbolizan los más de diez millones de votantes –de ellos, muchos cientos de miles procedentes del PSOE– que han votado al PP en estas últimas elecciones y que el propio Rajoy ha dado intermitentes muestras de saber entonar y defender.
Mucho se podrá hablar del apoyo a la candidatura de Rajoy que han expresado dirigentes como Arenas, Camps, Núñez Feijóo, Herrera, Valcárcel, a los que se han sumado Daniel Sirera o Dolores de Cospedal. Pero no olvidemos que la primera dirigente que expresó públicamente su apoyo a la continuidad de Rajoy al frente del partido tras las elecciones generales fue Esperanza Aguirre. Que ese apoyo naciera probablemente de la impotencia de no disponer de cartas con las que jugar no borra el hecho de que fue así y de que es necesario poner fin a una surrealista y lacerante disputa que, por pretender precipitadamente hacerla de personas al timón del partido, se ha llegado incluso a una provocativa llamada a la salida de las ideas.
Bienvenido sea, pues, ese definitivo apoyo de Aguirre a la candidatura de Rajoy, si ello no impide una constante vigilancia del rumbo hacia el que nos dirigimos, sino que facilita incluso la posibilidad de un cambio de timonel en el caso de que este, por no hacer frente al oleaje zapateril, lleve también al PP a la deriva.
http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_43216.html
miércoles, abril 23, 2008
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