martes 22 de abril de 2008
Espe se arruga...
José Oneto
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no ha querido aceptar el órdago que el pasado fin de semana le lanzó el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, y, simplemente le ha pedido que aclare si realmente ella, que se considera liberal, ha sido invitada a salir del PP y abandonar el partido, cuando el mensaje de Rajoy era claro y terminante.
Esperanza Aguirre, que desde las elecciones del pasado mes de marzo ha estado jugando al ratón y al gato, preocupada exclusivamente por el papel que, en el futuro, pueda ocupar su eterno adversario, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha repetido una y otra vez que no tiene la menor intención de presentarse contra Rajoy en el Congreso de junio en Valencia, aunque ella, como “jugadora de póquer”, según se ha autodefinido, “para poder descartarme tienen que darse las cartas, y es que las cartas no se han dado”.
El problema es precisamente ése, que antes de darse las cartas, y obsesionada con el papel que en el futuro pueda ocupar Alberto Ruiz-Gallardón, Esperanza Aguirre se ha tirado a la piscina sin comprobar previamente si tenía la suficiente agua para su aventura. O para su partida de póquer.
Animada por el COPE y por el periódico El Mundo, que durante la anterior legislatura han marcado la Agenda del Partido Popular y la de un dubitativo Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre se ha ido creciendo, convencida de que ella era la destinada a ser la primera presidenta del Gobierno de España con el Partido Popular.
Pero su gran problema, su gran fallo estratégico es que, después de admitir su adhesión incondicional a Mariano Rajoy, después de haber aceptado un programa electoral con el que, según nos hemos enterado meses más tarde, no estaba de acuerdo, es que ha querido revestir su ambición personal con un debate ideológico más propio de una Asamblea de Facultad que de un partido político que desde hace veinte años, después de su refundación, constituye todo un compendio de doctrina donde caben todos, incluso esos liberales a los que, en estos momentos, apela la presidenta de la Comunidad madrileña.
Lo que Esperanza Aguirre, que al final no se atreve a presentar batalla contra Mariano Rajoy, ha hecho es dividir al PP refugiándose en un falso liberalismo que, si se examina por sus resultados en la Comunidad madrileña, deja mucho que desear.
Mucho que desear en su comportamiento de los medios de comunicación, mucho que desear en la Sanidad publica, mucho que desear en la enseñanza y en muchas de las transferencias que tienen cedidas la Comunidad.
Esperanza Aguirre, que en su momento se puso al lado de Rajoy, que durante todos estos años nunca ha hablado de debate ideológico dentro del Partido Popular, que su única obsesión ha estado centrada en el alcalde madrileño, mucho más popular que ella en todas las encuestas, para que no entrase a formar parte de las listas en el Congreso de los Diputados, se ha equivocado en todo.
Se ha equivocado en el momento de plantear la batalla contra un Rajoy que está quemado pero que cuenta con más apoyos que ella. Se ha equivocado en el discurso disfrazando una ambición personal de ideología. Se ha equivocado en el tono y, sobre todo, se ha equivocado en el mensaje.
Tanto tiempo preparándose para esto y se equivoca en sus aliados, en el momento político, en el discurso y, sobre todo, en lo que tiene que transmitir.
Lo malo es que, teniendo posibilidades, le ha dado carta blanca a Rajoy para hacer lo que está haciendo... Una auténtica chapuza que pone en peligro el papel que tiene que desempeñar la oposición en un sistema parlamentario.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=22/04/2008&name=oneto
martes, abril 22, 2008
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