jueves 15 de noviembre de 2007
Seis apuntaciones correlacionadas.- 5, La Falange y los falangistas (III)
Antonio Castro Villacañas
N O es posible -tampoco es mi intención- publicar aquí la historia de Falange. Pero sí creo conveniente queden puntualizados ante los lectores de este diario digital ciertos aspectos de la misma relacionados con el franquismo. Esa es la razón de que esta serie de "apuntaciones correlacionadas" se haya prologado más allá de lo inicialmente previsto tras la lectura del comentario de Arbolí que las dió vida. Nadie puede entender lo que ha sucedido en España desde el 18 de julio de 1936 hasta ayer mismo si no tiene en cuenta y valora, entre otras cosas, las expuestas en mis anteriores apuntaciones y en esta que ahora empiezo. Por ejemplo: a mi juicio, no está debidamente contada la participación de FE de las JONS en el Alzamiento. Señalo estas cosas: 1) el encarcelamiento, desde la primavera del 36, de José Antonio y de otros mandos nacionales y provinciales, dificultó, impidió o desvió -según los casos- la colaboración y el buen entendimiento entre los organizadores militares del Alzamiento y los elementos falangistas, según se deduce de algunas cartas y órdenes de José Antonio; incluso es lícito dudar de que éste redactara y firmara el texto de su llamada desde la cárcel a la sublevación de sus camaradas. 2) No se conoce el número exacto de militantes que Falange tenía el 18 de Julio en España y en las localidades sublevadas, pero no debía de ser muy elevado si tenemos en cuenta que en las elecciones del mes de febrero no consiguió ningún acta de diputado. 3) Nadie, que yo sepa, ha publicado el número de votos que en cada localidad española obtuvo FE de las JONS en dichas elecciones. 4) Esa falta de votos revela por un lado que gran parte -la mayoría quizás- de los militantes de Falange eran menores de 23 años, edad exigida en el 36 para poder votar, y por otro que Falange era una organización minoritaria, cosa perfectamente lógica pues en febrero de 1936 solo tenía ¡dos años! de existencia. Si resalto los puntos indicados es para hacer ver que en el 18 de Julio de 1936, y en los días y meses que siguieron a tan trascendental fecha, FE de las JONS no era la más importante organización política ni de la España sublevada ni de la España "republicana", a pesar de lo mucho que se incrementaron sus filas tras el triunfo electoral del Frente Popular, la creciente marxistización de la vida política española que hubo aquella primavera, y sobre todo después del éxito que tuvo el Alzamiento en los lugares donde logró hacerse con el Poder... Todo ello tiene suma importancia a la hora de enjuiciar dos aspectos de lo que todavía no era "franquismo" o llevaba pocos meses de empezar a serlo: 1) La Falange y los falangistas tuvieron muy poco que ver y hacer en la política dirigida por la Junta de Defensa Nacional y la Junta Técnica del Estado, es decir, desde el 18 de julio de 1936 hasta finales del 37; 2) Aunque la "memoria histórica" diga otra cosa, tampoco tuvieron mucha parte ni arte la Falange y los falangistas en la represión habida en el referido periodo, pues parece evidente que ni ella ni ellos tenían el mando en dichas fechas, y la gran mayoría -la práctica totalidad- de los militantes estaban en los frentes de combate, por lo que de la retaguardia se ocupaban otras personas y fuerzas, o reaccionarias o advenedizas. Hasta mediados de septiembre de 1936 no se constituyó en la España "nacional" una Junta Provisional de Mando de FE-JONS. Eso quiere decir que, durante los dos meses anteriores, los pocos falangistas que había en cada provincia o localidad sumada al Alzamiento estuvieron sometidos -como las restantes fuerzas políticas- al correspondiente mando militar y al de quienes personalmente trataban de interpretar con diferentes dosis de ingenuidad y buena fe lo que José Antonio hubiera hecho y dicho en su caso. Estos jefes locales y provinciales, alguno territorial, tuvieron que resolver el problema planteado por la avalancha de solicitudes de ingreso en la Falange que produjo el triunfo del Alzamiento en cada lugar, pueblo, villa o ciudad. También hubieron de atender, con más o menos reparos, las peticiones -en realidad órdenes-de las autoridades militares y los problemas de la forzada convivencia con sus vecinos de muy diferente ideología política. A ello debemos unir el inicio de uno de los más calificados vicios o defectos de la Falange y de los falangistas: la tendencia, con unos u otros pretextos, y con mayores o menores apoyos externos, a acentuar cualquier error del mando para desde él crear o fortalecer disidencias basadas en una pretendida mejor fidelidad a la doctrina de José Antonio... La Junta Provisional de Mando se constituyó para unir a las Jefaturas Territoriales de Andalucía, Castilla, Galicia y Aragón, junto con algunas de las mas destacadas provinciales, en una sola voz y una sola fuerza. Casi todos sus componentes carecían de la personalidad y los conocimientos necesarios para hacer frente a los graves problemas planteados por el fracaso del alzamiento nacional y su transformación en creciente guerra civil. Sin duda esa fue la causa de que su actitud ante la elección de Franco para la Jefatura del Estado, el nombramiento y la actuación del subsiguiente nuevo gobierno, y la muerte de José Antonio -por ejemplo- quizás no fuera la mejor o más deseable... En su favor debemos anotar tres aciertos: 1) la unificación de las diversas milicias surgidas tras el Alzamiento; 2) la creación y el buen uso de los servicios de prensa y propaganda -"Arriba España" de Pamplona, "Libertad" de Valladolid y "FE" de Sevilla son buena muestra de ello, junto con otros diarios, emisoras y emisiones de radio, y la llegada e incorporación de Laín Entralgo, Tovar, y d'0rs, por ejemplo-; y 3) la creación y gestión de lo que en principio se llamó "Auxilio de invierno", magnífica obra social. En este balance de su gestión, anotamos en contra de la referida Junta Provisional: 1) su postura frente al fusilamiento de José Antonio; 2) su escasa fineza en el trato con lo que el inicial "franquismo" era desde octubre de 1936; y 3) su incapacidad para superar y disciplinar los enfrentamientos surgidos dentro y fuera de su seno entre mandos representantes de Falanges Territoriales -principalmente la andaluza y la castellana- a consecuencia de sus personales ambiciones de poder, mejor o peor disfrazadas bajo el manto de distintas interpretaciones de lo que Falange era o debía ser. Esos enfrentamientos culminaron en los desgraciados "sucesos de Salamanca" con la muerte del falangista Alonso Goya -a manos de otros camaradas suyos- en la madrugada del día 17 de abril de 1937, horas antes de que se reuniera el Consejo Nacional Extraordinario de FE-JONS convocado por el presidente de la Junta de Mandos, Manuel Hedilla, para resolver las diferencias internas y elegir un Jefe Nacional en sucesión de José Antonio. Mientras los parciales consejeros -ya que sólo representaban a una mitad de la Falange, pues la otra se encontraba oculta en la España "roja"-discutían sobre cuál de ellos podría dirigir mejor en aquellos difíciles momentos la más numerosa y joven organización política de la nueva España, el general Franco -asesorado por Serrano Suñer, amigo íntimo de José Antonio pero no falangista- tomaba las medidas necesarias para dar un golpe de Estado, consistente en unificar bajo su jefatura personal los diferentes servicios -de cualquier índole: militares, sociales y políticos- hasta aquel momento integrantes de Falange Española y de los Requetés, para constituir con ellos una Organización política intermediaria entre la sociedad y el Estado, que "de momento" se llamaría Falange Española Tradicionalista y de las JONS... Hedilla recibió a la una de la tarde del 19 de abril, mientras presidía el citado Consejo, una carta de Franco citándole para que asistiera al acto en que se haría pública la constitución de la nueva Falange. Le acompañaba el texto del Decreto de Unificación, así como el del discurso que iba a pronunciar ante el pueblo de Salamanca convocado al efecto. Hedilla no comunicó nada de ello a sus Consejeros; les permitió seguir discutiendo sobre quién debería ser el nuevo Jefe Nacional. Las disputas terminaron en votos: 10 recibió Hedilla, 8 fueron en blanco y 4 para otros tantos consejeros rivales. Con su ilegal nombramiento de un definitivo y no provisional Jefe de Falange, pues no se hizo conforme exigían los todavía vigentes estatutos de la organización, ya que faltaban votos representativos de la zona "roja", Manuel Hedilla acudió a su cita con Franco. Le acompañaban los consejeros Martín Ruiz Arenado y Roberto Reyes. Con ellos estuvo en el balcón principal, junto a Franco, aclamado por el público, mientras se proclamaba el Decreto de Unificación y el primer Jefe Nacional de la nueva Falange se presentaba como tal ante el pueblo mediante un discurso de toma de posesión de tan trascendental puesto. Aquel acto terminó, conviene no olvidarlo, con un fuerte y mutuo abrazo de Manuel Hedilla y el Generalísimo, aclamados por la multitud... Así murió FE-JONS, la Falange de José Antonio, con su fundador ya muerto, mientras los muchos falangistas que estaban en el frente aún lo creían vivo y luchaban por ganar la guerra para hacer realidad su proyecto de una España nacional y sindicalista. Así nació FET, la tercera Falange, la Falange de Franco. Pero esta Falange bien merece que la dediquemos una nueva apuntación.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4259
jueves, noviembre 15, 2007
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