viernes 23 de noviembre de 2007
Moratinos compite con “Mandatela”
Lorenzo Contreras
Todo tiende a indicar que en el desfile de “fusilables” políticos por parte de la oposición le ha llegado el turno a Miguel Ángel Moratinos. El ministro de Asuntos Exteriores, en el tiempo que media hasta las elecciones generales de marzo, va seguramente a competir con Magdalena Álvarez, alias “Mandatela”, ministra de Fomento, bajo la flagelación de la crítica inmisericorde. El PP, cuando el 11M entra dialécticamente en vías de agotamiento, tiene a mano dos temas “prometedores”: la crisis de las infraestructuras y el fracaso de la política exterior. Este último capítulo del repertorio, agravado por el “caso Chávez”, es un filón suculento. En materia de diplomacia, Zapatero se ha hecho representar por un diplomático, Moratinos, que no parece a la altura del concepto, del mismo modo que en la portavocía del partido ha colocado a otra negación de su oficio: Pepiño Blanco.
Blanco es una posibilidad menor para la crítica opositora, salvo a la hora de recurrir a la befa y al chiste ocasional. Pero la política exterior no es sólo el personaje que teóricamente la administra (en realidad es el propio ZP), sino la faz internacional de España. Moratinos simplemente facilita con sus desatinos el ataque oportunista que las circunstancias preelectorales aconsejan.
España está perdiendo con bastante claridad posiciones más allá de sus fronteras. En este declive se desliza por dos continentes: América (incluido Estados Unidos) y África. El primero de los citados escenarios sirve para representar una antología de torpezas. Bajo Zapatero, España sustituyó al imperio norteamericano por la Iberoamérica consanguínea y coparlante, pero ha acabado por enajenarse la amistad de ambos. La amistad política se entiende.
En este terreno, el Gobierno de Zapatero se bate a la defensiva. Su único recurso es recordar exhaustivamente la gestación de la guerra de Iraq y la foto de las Azores. Acosar al Rey no entra, a propósito de la crisis de Venezuela, en el catálogo de las descalificaciones. Al zapaterismo le resulta más rentable atacar al enemigo electoral inmediato, que por cierto no atraviesa un buen momento y da la sensación de estar a un paso de la greña doméstica y de la correlativa desbandada.
Mientras tanto, los sondeos o encuestas preelectorales, pese a la muy relativa credibilidad que merecen, emiten augurios sombríos. El PP podría estar condenado a morir en las urnas con un cierto honor argumental. Por ahora, aferrarse a la obesa figura de Moratinos no deja otro margen que el consuelo de la referencia peyorativa y la caricatura despiadada. Pero el “buda feliz” puede decir, en sintonía con Zapatero, ahí me las den todas.
La cuestión esencial, por mucho que Clinton se ofrezca como vitamina pasada de fecha, es la excomunión de Washington, cuya manifestación más elocuente ha sido, por parte de la Administración Bush, el fulminante veto aplicado en el comité militar de la OTAN a la candidatura del general Félix Sanz para presidirlo. Al PP le queda en su equipaje dialéctico, desde el punto de vista de la política internacional, la punzante pero equilibrada crítica de un Gustavo de Arístegui y poco más.
En cuanto al continente africano, ahí está el deterioro visible de las relaciones con Marruecos (Ceuta y Melilla por medio) y, en menos proporción, con Argelia, abastecedora de combustible. Más abajo, geográficamente, España ha sufrido la humillación de Chad y la constante “exportación” de inmigrantes en cayuco. Del episodio de Chad, donde quedaron momentáneamente atrapados los tripulantes de un avión fletado por la ONG El Arca de Zoé, cabe recordar que nos redimió Sarkozy, para pasmo del mundo y, sobre todo, de nuestros socios de la UE.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=23/11/2007&name=contreras
viernes, noviembre 23, 2007
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