miércoles, noviembre 28, 2007

Ignacio San Miguel, Deshaciendo España

jueves 29 de noviembre de 2007
Deshaciendo España
Ignacio San Miguel
A las reformas estatutarias, que van descomponiendo España en su cohesión y solidaridad, se añade algo de no menor gravedad, como es la educación escolar, eminentemente localista en detrimento del conjunto español. Las editoriales van componiendo los libros de texto según la autonomía a que van dirigidos, de tal manera que se centran casi exclusivamente en la historia de dicha autonomía, eliminando o minusvalorando las grandes realizaciones de España. Empezando por este nombre, que es omitido sistemáticamente de estos libros, y si aparece en alguna ocasión, es como entidad invasora y perniciosa. Se elimina también todo aquello que pueda molestar a la Autonomía de que se trate: no se menciona el terrorismo en los manuales del País Vasco ni de Cataluña; no se menciona la Constitución, no aparecen los Reyes, etc., etc. Uno no puede menos de preguntarse si la situación a que hemos llegado no podía haber sido prevista, y temida, por los hacedores de la Constitución del 78. ¿Era tan difícil? Porque había sido comúnmente admitido que existían fuerzas centrífugas en España, y la historia, sobre toda la reciente, así lo había demostrado. Pero, claro está, que si de lo que se trataba era de ponerse una venda en los ojos y pensar que estas ideas no eran más que infundios provenientes de la imaginación de Franco… Este era un planteamiento confortador y facilitaba buenas y cordiales relaciones con los colegas nacionalistas, que en modo alguno desentonaban en aquel ambiente de generosidad y consenso. El caso es que se concedió la transferencia de Educación a las autonomías, el error más grave, más desastroso, de la Constitución. Hubo, naturalmente, otros errores de previsión, pues la imprevisión parece ser nota distintiva de los españoles. Se habla de que hubo generosidad, pero en política la prudencia debe predominar abrumadoramente sobre la generosidad. Lo contrario se asemeja a la estulticia. Por ejemplo, si para reformar los Estatutos de Autonomía, previsoramente se hubiese establecido la necesidad de mayoría cualificada de dos tercios en el Congreso, ahora no tendríamos el lío que tenemos con el nuevo Estatuto catalán, pues no habría sido aceptado por la Cortes. Es difícil suponer que, mientras se discutía la Constitución, no hubo entonces diputados que atisbaran el peligro de desnaturalización de la Carta Magna a través de modificaciones estatutarias. No resulta aceptable pensar así. La teoría de la venda en los ojos encaja mejor con estas decisiones de nefastas consecuencias que distaban mucho de ser imposibles de prever. Ahora nos encontramos con la bochornosa situación de un Tribunal Constitucional paralizado mediante triquiñuelas legales al objeto de que no se defina negativamente sobre el citado Estatuto antes de las próximas elecciones, pues si así lo hiciere, esto redundaría en perjuicio del Partido en el Gobierno, al constituir un fracaso de la apuesta del Presidente, apasionado valedor del Estatuto. Si éste, a pesar de los temores nacionalistas, saliera adelante con pocas modificaciones, la situación de Cataluña sería la de una casi secesión, como primer paso hacia la definitiva, que es a lo que aspira todo nacionalista. Sería el modelo para el resto de Estatutos de las diversas autonomías, que no querrían ser menos que la catalana. Aún así, esta situación de política interna, aún siendo gravísima, quizás no fuera lo suficiente para la liquidación de España, pues las disposiciones legales pueden seguir un camino, sin duda pernicioso, pero la sociedad seguir otro ritmo, manteniendo una cohesión entre pueblos que la legislación no confirma. Sin embargo, esa cohesión social y popular ha de irse deteriorando y con el tiempo difuminando con la educación que ya se está impartiendo y que se extiende a todas las autonomías. Pues si la cultura humanística, y sobre todo la Historia pivota de forma principal sobre la región; si lo nacional queda socavado a favor de lo regional; si lo regional, en suma, se convierte en lo nacional, y lo hasta entonces nacional se diluye en una entelequia; entonces, efectivamente, se habrá producido el despedazamiento de España. Por eso, en mi opinión, la educación que ya se imparte en las autonomías, y cuya orientación disgregadora aumentará con el tiempo, es algo más grave que las mismas reformas estatutarias. ¡Y si todavía esta disgregación sirviera de algo a las regiones! Pero fatalmente están condenadas a la regresión cultural. Sobre todo aquellas que, poseyendo un lenguaje autóctono, van relegando el castellano a un segundo término, y hasta aspiran a eliminarlo. Estas regiones están abocadas a una progresiva incultura. Pues toda la cultura está vertida al castellano, y no a estas lenguas minoritarias que, por serlo, a pocos interesa llevar a cabo una labor creativa en ellas, y tampoco realizar traducciones, pues a las editoriales no les interesa realizar tiradas de libros traducidos a unos idiomas en que muy pocos van a leerlos, con la consiguiente devolución de ejemplares. Y son lenguas estancadas, que no se expansionan. Y siempre será así. Y como no se trata sólo de teorizar, sino de aportar datos, diré que la Fundación Jaime Bofill, ante la consternación de muchos catalanes, ha revelado que la Autonomía de José Montilla está en la cola de Europa y de España en la mayoría de los indicadores sobre calidad de enseñanza. Y este lamentable fracaso, desgraciadamente, no puede atribuirse al centralismo, a Madrid, después de las transferencias constitucionales y estatutarias. Sobran, pues, los acostumbrados y aburridos victimismos. A mí se me ocurre pensar que estas tendencias centrífugas de unos y otros, aparte de ser penosas y aberrantes desde el punto de vista político, son, en esencia, profundamente estúpidas. No facultan para una mayor prosperidad económica, sino todo lo contrario; complican las relaciones con los vecinos, a los que se considera extraños; y en el plano cultural, provoca una regresión aldeana, tórpida y anticosmopolita. Sólo sirven para el medro personal de algunos políticos desaprensivos o de miras alicortas.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4293

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