jueves 29 de noviembre de 2007
La elección que Chávez va a perder
Joaquín Pérez Rodríguez (‘La Prensa’ - Panamá)
P OR enésima vez, Chávez convoca a los votantes. Por primera vez la elección no tendrá que ver con él directamente. Y por primera vez las encuestas no le favorecen. En su insistente lucha para instaurar el socialismo del siglo XXI, concepto que ni él mismo entiende, Chávez ha pedido a los venezolanos que le permitan manejar el país a su antojo. Pero parece que hasta aquí llegó ese tren porque en juego están cosas tan preciadas como la propiedad privada o la reelección indefinida de un presidente, que muy pocos están dispuestos a aprobar. En esta ocasión el dilema no es votar por Chávez o contra Chávez. Ni siquiera es votar a favor o en contra de la gente de Chávez. Ahora es aprobar o no propuestas que son rechazadas por la mayoría. Por primera vez un grupo importante de chavistas se siente incómodo con algunas de las propuestas y esto le complica la elección a la gente del gobierno. ¿Por qué un chavista del montón querría votar a favor de la concentración del poder en manos de Caracas, cuando en los últimos años la lucha ha sido por la autonomía de las regiones y los estados? ¿Por qué va a votar para que se creen milicias populares que costarán millones cuando Venezuela no tiene pleitos reales con ningún país? ¿Por qué, con su voto, poner en riesgo la propiedad de la casa que tanto le costó comprar? Para mucha gente que le ha sido fiel, Chávez se está convirtiendo en el líder lejano y peleón, que prefiere unirse a regímenes desconocidos como el de Irán, en complejas batallas, mientras en Venezuela falta la leche, aumentan los crímenes, los asaltos, y aumenta el precio de todo producto esencial. Hasta ahora, el conflicto electoral era simple: un líder que gustaba, contra una oposición que no gustaba. Pero ahora la situación es distinta. Ahora la pelea es de peligrosos caprichos chavistas contra una oposición nueva y fresca: el movimiento estudiantil. Venezuela, en su historia reciente, ha visto que son los estudiantes la vanguardia de las luchas más populares. No tienen un pasado político oscuro, no son miembros de las oligarquías explotadoras, no tienen agenda oculta. Están en la calle con una naturalidad que pasma. No aceptan límites arbitrarios a la libertad de expresión, ni se dejan amedrentar. Van hasta donde haya que ir sin miedos ni complejos. Y lo más importante es que su mensaje llega. Los estudiantes han dicho que las reformas propuestas no se han discutido y que son muy importantes para ignorarlas. Ellos no quieren derrocar al gobierno. Simplemente quieren tiempo y discusión, que son planteamientos inobjetables. Y eso le ha roto el esquema a Chávez. Ya no puede invocar al pueblo contra los enemigos de la revolución o contra los golpistas, porque nadie se lo cree. Hay algo más. Los estudiantes tienen padres y madres que pueden ser chavistas, antichavistas, militares. El panorama electoral es muy claro. En estos momentos un 60% de la población dice estar dispuesto a votar. En ese universo, ya hay un empate. Pero en el universo que no pensaba votar, el chavismo pierde dos a uno. Por cada persona que decida ir a votar, la posibilidad de que Chávez pierda el referéndum crece geométricamente. La presencia de los estudiantes en la calle. La incorporación al bloque de oposición de movimientos políticos que hasta hace semanas eran chavistas. Las duras declaraciones de Raúl Baduel, el hasta anteayer ministro de la Defensa, líder importante del ejército que, por las armas, restituyó a Chávez en el poder. La vehemente declaración de la propia ex esposa de Chávez en el sentido de que el pueblo no puede aprobar esas reformas. Todos estos son factores que estimulan la participación de los votantes. Y mientras esto pasa, el silencio de los cuarteles es significativo. Lo poco que se conoce permite suponer que los militares no apoyarán un fraude al que Chávez tendrá que recurrir cuando por primera vez pierda una elección.
http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=1488
miércoles, noviembre 28, 2007
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