viernes, noviembre 23, 2007

Carlos Luis Rodriguez, Escenas de matrimonio

viernes 23 de noviembre d e2007
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
Escenas de matrimonio

Como saben, el espacio televisivo que así se llama consiste en varias parejas de diferente edad. Salvo pequeños instantes de amor, se llevan fatal y discuten por la mínima, sobre todo la de más edad, que se despelleja con saña. Pero siguen. Al día siguiente los volvemos a ver con sus broncas domésticas. Los motivos para martirizarse varían, pero el clima bélico persiste.
Al espectador gallego la serie le sonará conocida porque es lo que ve todos los días, no en su casa, por Dios, sino en la Xunta de Galicia. Falta por introducir en Escenas de matrimonio un apartado adicional en el que aparezcan Touriño y Quintana. No les haría falta ponerse en el papel porque es el que desempeñan normalmente. En el último episodio discutirían por la Fegamp, que es un utensilio doméstico en ese hogar que la pareja ha formado en Galicia.
Como no está claro si el régimen de este matrimonio es de gananciales, o de separación de bienes, no es fácil entrar en esta enésima disputa. Hay que atenerse a lo firmado, y allí se dice que la presidencia del organismo será rotatoria, correspondiéndole el primer turno al BNG. Santa Rita es testigo del compromiso nupcial.
La patrona puede dar fe de que ese acuerdo no se hizo depender de la anuencia del PP, lo cual haría del matrimonio un libidinoso menage à trois que pondría en fuga a Santa Rita y atraería a Casanova, feliz de encontrar de nuevo en Europa una corte entregada al vicio. No habría moralidad en esa condición, y además sería otorgarle a Feijóo un derecho de veto insólito.
Es como si en una de la susodichas escenas de matrimonio, uno de los cónyuges hiciera depender una crucial decisión hogareña de la aprobación de la suegra, pongamos por caso. Sería comprensible que el otro se enojase, como se enojan los nacionalistas en el tema de la Fegamp.
El argumento podría extenderse además a cualquier otro asunto, lo que haría de la madre política un poder fáctico en la casa. Lo que ocurre es que a veces los socialistas interpretan su unión conyugal con el BNG como si fuese un matrimonio morganático, que es aquél que esposa a un noble y un plebeyo, conservando ambos su condición anterior. Aquí el noble sería socialista, aunque su nobleza depende del apoyo que le dé un nacionalismo sin sangre azul.
Pero volvamos a la serie televisiva, concretamente a ese aspecto que antes subrayábamos. Esas parejas tan mal avenidas, duran y duran como las famosas pilas. Será por costumbre, porque les da pereza iniciar una nueva relación o incluso porque le han cogido gusto a la refriega de cada día. En el caso del matrimonio político gallego pueden darse todos esos motivos, y además otro fundamental que es que ninguno de los dos podría encontrar consuelo fuera.
De ahí que se repita una y otra vez un episodio con reminiscencias de la pasada guerra fría, cuando Nixon y Breznev se daban abrazos mientras los suyos se enfrentaban en distintos lugares del mundo. Touriño y Quintana sonríen mientras que a otro nivel se reajusta con dureza el equilibrio de poder entre ambos mandatarios.
La Fegamp, Astano, vivienda, el audiovisual, las galescolas, la tele, donde dicho sea de paso se produjo un Watergate de escuchas impune, serían el Oriente Medio del bipartito. Que nadie espere una confrontación total, ni tampoco una reconciliación definitiva. Son como los Roper, como el dúo Pimpinela, como los de las Escenas de matrimonio. La Fegamp pasa así de Federación municipal a utensilio matrimonial.

http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=709&idNoticiaOpinion=235560

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