lunes, noviembre 26, 2007

Ferrand, La television, otra oportunidad perdida

lunes 26 de noviembre de 2007
La televisión, otra oportunidad perdida
Manuel Martín Ferrand
Si la vergüenza se pierdejamás se vuelve a encontrar(José Hernández)
Mediados los años sesenta, un veterano productor de la televisión en Argentina, Óscar Banegas, vino a España y dirigió en TVE un programa infantil, Los chiripitifláuticos, que obtuvo un éxito singular. Sus personajes principales —Valentina y Locomotoro—, interpretados por Mari Carmen Goñi y Paquito Cano, llegaron a ser auténticos ídolos para la chavalería nacional. Son figuras que, con el Tío Aquiles y el Capitán Tan, aún están en el recuerdo de unas cuantas generaciones de españoles.
La prensa de la época, que solía desahogar el sentido crítico que no podía ejercer contra el Gobierno alanceando a los ayuntamientos y a la televisión, escribió páginas ácidas contra Los chiripitifláuticos con un argumento tan accesorio como peregrino. Paquito Cano, que interpretaba su papel de Locomotoro vestido con un pantalón de peto, una camisa a cuadros y se tocaba con una mínima boina roja (1) —gris en la imagen en blanco y negro—, se convirtió en todo un referente para los niños. “Se me mueven los mofletes”, decía mientras agitaba la cabeza después de inclinar su cuerpo en ángulo de 45 grados, al modo de los viejos espectáculos de variedades, y todos los niños de España movían los mofletes y cantaban sus canciones.
Antes de ser contratado por TVE, Paquito Cano había alcanzado notoriedad como actor cómico en revistas de Celia Gámez —le recuerdo en Cinco minutos nada menos y en La hechicera en palacio— y quienes entonces ejercían como críticos de televisión se rasgaron las vestiduras porque un cómico forjado en espectáculos “tan procaces” pasara a ser un ídolo para los niños. ¡Como si los niños fueran a los teatros de revista, para ver las piernas de las coristas, al salir de clase!
Aquel puritanismo, más atento a la defensa de los intereses de los editores que al servicio de “la moralidad” audiovisual, contrasta con la laxitud ética con que hoy se comportan las televisiones y con la falta de rigor y criterio que, con honrosas excepciones, afecta a muchos de quienes, en los diarios impresos, valoran el fenómeno audiovisual. Hoy vale todo. Vale para una sociedad que prima con su atención programas degradantes, para unos emisores que funcionan sin códigos éticos y para una crítica que no suele reparar en estos aspectos de valoración moral y cultural.
El “caso Svetlana” ha servido como revulsivo para ponernos en el primer plano de la contemplación un mal acostumbrado. El que, desgraciadamente, esa joven rusa fuera degollada por su pareja le añade dramatismo a un programa de Antena 3 —El diario de Patricia— que no es muy distinto de otros de la misma cadena o de cuantas, públicas y privadas, compiten con ella.
De aquel exceso puritano de la televisión de Paquito Cano, en la que los censores colocaban toquillas a las señoras para que no se les viese el escote, hemos pasado al contrario. Una televisión que rellena los tiempos que median entre dos bloques de publicidad con informativos sin noticias y un amplio muestrario de basuras intelectuales y éticas.
Parecía en sus orígenes que la televisión podría llegar a ser un valioso instrumento para la educación de los jóvenes y la formación permanente de los adultos; pero un mal uso de su libertad y (aparente) pluralismo ha convertido la ocasión en perdida. Hoy podemos presumir de la televisión más bastarda y grosera de toda Europa. Los programas que incluye Telecinco, por comparar entre distintas emisoras de un mismo propietario —Silvio Berlusconi— no serían tolerados en ninguno de los canales que tan singular potentado mantiene en Italia. Ninguna televisión pública de la UE se atrevería a incluir en sus programaciones productos como los que oferta TVE ni, muchísimo menos, los que incluyen las autonómicas en sus programaciones.
Una vez más, en España hemos perdido una gran oportunidad y, como dicen los versos del Martín Fierro que encabezan estas líneas, si la vergüenza se pierde... Obsérvese, en lo que se refiere a las privadas, cúal es la estructura de su accionariado y quiénes integran sus consejos de administración antes de perder toda esperanza.
_____________(1) La famosa boina de Locomotoro protagonizó en su tiempo uno de los primeros escándalos económicos de la televisión. Aun tratándose de un objeto de tan poco valor y utilización cotidiana, no era propiedad de TVE. Se alquilaba, día a día, a una sastrería teatral de Madrid. Las enfermedades graves no se improvisan. Se maduran en el tiempo

http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=26/11/2007&name=ferrand

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