lunes 26 de noviembre de 2007
La muerte de Don Mendo
Juan Urrutia
F ERNANDO FERNÁN GÓMEZ ha muerto, viva Fernando Fernán Gómez. Académico de la lengua, actor, director, escritor e ilustre barbudo. Nacido en 1921 en Lima (Perú) y residente en Madrid desde los tres años, demostró, dentro de su amplia filmografía, gran capacidad para la comedia y el drama. Pero además fue un hombre culto, inteligente y genial conversador. Le tachaban de hombre hosco, de difícil trato... No, promulgo, sus exabruptos eran la lógica reacción, de cualquiera que tuviera sangre en las venas, ante las ingentes cantidades de pelmas irredentos que le asediaban. Algunas de sus declaraciones, fruto de un carácter sincero, resultaron ser polémicas, ladran luego cabalgamos que diría aquel. A modo de ejemplo, una frase veraz como pocas he escuchado: "El pecado nacional no es la envidia, es el desprecio, incluso el desprecio a la excelencia". Nos deja un personaje que pensábamos siempre estaría ahí. Y es que, algunas personas no deberían morirse nunca. Sin embargo, inexplicablemente, tarde o temprano todos terminamos igual, incluso aquellos que tendrían que estar exentos de la muerte. Alguno de ustedes pensará que don Fernando se hizo merecedor de un cruel asesinato por películas como Pierna creciente, falda menguante... De algo hay que comer, vamos, digo yo, y por contra tenemos El esclavo y su remake Stico —donde le acompañaba el insigne Agustín González—, Ninette y un señor de Murcia o El abuelo. Se nos ha ido un personaje entrañable, polifacético y tan heterogéneo en su trabajo como consecuente en sus ideas. Quedan cada vez menos actores capaces en nuestro cine, pero personajes públicos que hagan gala de tan impúdica franqueza como Fernando Fernán Gómez, ninguno.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4287
lunes, noviembre 26, 2007
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