jueves, noviembre 15, 2007

Ignacio San Miguel, La sumision al pensamiento dominante

jueves 15 de noviembre de 2007
La sumisión al pensamiento dominante
Ignacio San Miguel
E S difícil encontrar a personas con pensamiento independiente. Cuando esto ocurre, se agradece. Naturalmente, son personas que reciben críticas por haberse salido de los carriles fijados. Pero otros las alabamos porque siempre satisface que alguien decida desligarse de la corriente dominante para decir simplemente la verdad. Es lo que ha ocurrido con Jaime Mayor Oreja, por ejemplo. Preguntado en entrevista periodística sobre los años de la dictadura en el País Vasco, contestó que se vivieron con muy grande placidez. Esto ha escandalizado a los adoradores de lo políticamente correcto, pero a otros nos ha reconfortado por ser expresión de la verdad. Y también por la ruda torsión ejercida sobre los carriles establecidos. Es lo mismo que sentimos cuando un catalán abomina de la situación opresiva del régimen de Cataluña, como es el caso de Albert Boadella; o cuando una socialista, Rosa Díez, se separa del socialismo vasco por su sumisión a un nacionalismo burdo, inculto y opresor. Son personas que prefieren seguir el camino de la verdad a doblegarse a las presiones sociales o partidistas. Sin embargo, no abundan estos casos. Lo común es acomodar el pensamiento a lo generalmente establecido por los hacedores de opinión. El resultado es un adocenamiento que resulta muy satisfactorio para la gente sin carácter, porque se siente acompañada por la multitud. Lo que más temen es la independencia de criterio, pues conduce al aislamiento, y esto es insoportable para las mentes débiles. Por eso odian a quienes tienen criterio propio. El débil odia al fuerte. Lo más cómodo en política es ser antiamericano y criticar todo lo que hagan los Estados Unidos, sobre todo si gobierna un republicano como Bush. Lo más normal es dolerse de las víctimas de Irak, sobre todo de las muertes de niños. Siempre se encontrará uno arropado por mucha gente que piensa igual. Lo curioso es que esta gente parece encontrarse desconcertada con la reducción notable de atentados de los últimos meses. Si fueran coherentes, deberían alegrarse del ahorro de vidas, incluidas las de los niños, que esta circunstancia supone. Pero su coherencia se basa en otras premisas. Porque si los atentados cesan o disminuyen, la maldad de Bush y Estados Unidos se difumina, y esto no es lo acordado. Es también la moda y la costumbre ser antijudío, y no por razones de raza, sino porque se considera a Israel un enclave de los Estados Unidos en Oriente Próximo. Que sea la única democracia en aquellos lugares no tiene importancia, pues la democracia no es extremadamente apreciada en ambientes izquierdistas y pseudoprogresistas, que son los que configuran el pensamiento dominante. Como consecuencia, sus preferencias se inclinan por los palestinos y los árabes en general, haciendo caso omiso de que son países tiránicos y del rigor religioso que impera en muchos de estos países, en algunos de los cuales se ejecuta a los homosexuales. Sin embargo, todos conocemos la querencia hacia el homosexualismo de este gran rebaño de dóciles seguidores de lo políticamente correcto, así como su desdén por la religión y la moralidad tradicionales. Pero es inútil pedirles que sean consecuentes. Simplemente, obedecen los impulsos que levantan en ellos los estereotipos elevados a dogmas. Ninguno se manifiesta antiabortista. En el peor de los casos declaran que se trata de una conquista social de la mujer. Y en el mejor, se deciden por vaguedades acerca de que es “asunto complejo”, y de que hay “casos extremos en que…” y demás estériles argumentos que no son tales. Pero nunca dirán que se trata de un crimen y que, en la actualidad, es un genocidio legalizado, el mayor de la Historia. Declarar esto es prohibitivo para estas almas débiles. Todos ellos se declaran izquierdistas, cual si este hecho fuera una demostración de carácter rebelde, cuando es justamente al revés. Sin embargo, son muy pocos los que se deciden a presentarse como de derechas. Hasta los falangistas reiteran una y otra vez que su doctrina es de izquierdas, que ellos son socialistas. Y el gurú del catolicismo español, Eulogio López, nos asegura que si Cristo viviese en esta época no sería de derechas. (Lo seguro es que no sería de izquierdas). El problema que esta docilidad de rebaño de una gran franja de población española constituye en los momentos actuales, consiste en la carencia de estímulo para salirse de la corriente y votar contra el Gobierno en las próximas elecciones. Ausente el espíritu crítico, esta población puede dar por buena, o, por lo menos, como aceptable, la extravagante y torpe política interior y exterior que se ha llevado a cabo durante estos últimos años: memoria histórica, proceso de paz, ataques a la moral y la religión, nuevos estatutos de autonomía y trastrueque de la política internacional. Decisiones absolutamente innecesarias y hasta absurdas que no han causado más que complicaciones e inconvenientes. El último incidente, consecuencia directa de este estilo de gobernar ha sido la insólita bronca de la última Cumbre Iberoamericana. Se podrá decir que el culpable ha sido el payaso venezolano. En efecto, su comportamiento soez y tabernario, que sigue de manifiesto en sus declaraciones posteriores, más propias de un camorrista de suburbio que de un jefe de Estado, ha estado en el origen de todo. Pero no hay que olvidar que antes fue alentado, envalentonado, por los mimos y la mansedumbre perruna de un Gobierno que se precia de ser muy rojo y ser pirra por los gobiernos revolucionarios. Esta ha sido la última bofetada que ha recibido como consecuencia de esa estúpida política. Sería lamentable para España que repitiera mandato. Pero si no hay capacidad de reacción…

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4262

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