miércoles, noviembre 21, 2007

Una desaceleracion anunciada

jueves 22 de noviembre de 2007
Una desaceleración anunciada
LOS datos de Contabilidad Nacional del tercer trimestre confirman lo que ya sabíamos, que la economía española tocó techo en el primer trimestre del año y que desde entonces viene registrándose una desaceleración intensa de la economía nacional que solo se ve atenuada por un mejor comportamiento del sector exterior, difícil de mantener si se mantienen las previsiones de crecimiento a la baja en nuestros principales mercados. La situación no es crítica, pero sí preocupante, y se constata que responde a causas internas sobre las que actuará la coyuntura internacional en los mercados de crédito, cuyos efectos económicos aún no han sido percibidos en toda su magnitud. No hay motivos para la euforia ni la complacencia, sino señales de alerta que no cabe ignorar y a las que hay que dar respuesta con políticas serias y no populistas.
El dato más significativo es el consumo privado, cuya variación se modera en nueve décimas respecto al período anterior y cuyo ritmo de crecimiento es el más bajo de toda la legislatura. Solo el repunte del consumo público, el gasto de las administraciones que el propio INE reconoce tiene su origen en el notable aumento de las remuneraciones de los empleados públicos, ha impedido que la caída del consumo haya sido más acentuada. Se ha roto así uno de los pilares del modelo de crecimiento mantenido hasta la fecha, lo que sin sustitutos claros que tomen el relevo, no augura nada nuevo para los próximos trimestres. No lo pueden ser las exportaciones por la pérdida de competitividad de la economía española producto del diferencial de inflación y la apreciación del euro, ni parece que lo vaya a ser la inversión en bienes de equipo, cuya tasa de crecimiento cae también dos puntos, ni por supuesto la construcción, en un proceso de ajuste evidente.
Tenemos un problema y hora es de preguntarse si las políticas aplicadas han sido correctas para sostener el crecimiento. No se trata tanto de lamentar la ausencia de reformas estructurales que impulsasen el crecimiento en esta legislatura, demasiado tarde ya para ello, sino de cuestionarse si el gobierno tiene el diagnóstico correcto y las políticas adecuadas. Sobre lo primero, el ejecutivo sigue anclado en una euforia injustificada. Sobre lo segundo, los presupuestos son su expresión máxima y como es bien sabido, han respondido más a componendas políticas que a las necesidades de la economía en una fase de cambio de ciclo. Garantizar el crecimiento futuro ha de ser la prioridad de la política económica en esta coyuntura. La campaña electoral ha de basarse en las preocupaciones de los ciudadanos y parece claro, tras los datos del Instituto Nacional de Estadística, que la amenaza de que el ciclo expansivo de la economía española esté llegando a su fin es la primera de ellas.

http://www.abc.es/20071122/opinion-editorial/desaceleracion-anunciada_200711220329.html

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