jueves 1 de noviembre de 2007
Otro enigma para la historia de España Lorenzo Contreras
Confirmado. El PSOE, a través de los “conductos” pertinentes, o impertinentes, sabía de antemano que la decisión judicial más favorable para sus intereses políticos iba a tomarse en la Casa de Campo, donde el tribunal allí reunido ha liquidado la tesis de la conspiración en los atentados del 11M. A partir de ahora, la batalla política queda reabierta e intensificada, con independencia de que los líderes de los partidos hegemónicos procuren moderar sus actitudes personales. La lucha electoralista, más allá de la solidaridad con las víctimas de la barbarie, proseguirá por vía subalterna. Probablemente, ni Zapatero ni Rajoy se arriesgarán a convertirse en polemistas pro domo sua, lo cual no evitará que deleguen en sus lugartenientes o entornos respectivos la conservación del “fuego sagrado”. Con todo lo dramáticamente importante que es el asunto del 11M, parece, por doloroso que resulta, que lo apremiante para los actores del combate político es el asalto ventajoso a las urnas. Los socialistas parten, en el nuevo tramo de esta historia, con la renta que les proporciona una sentencia que podrían haber elaborado ellos mismos. Los populares intentarán poner de relieve los lunares del cuadro pintado por el tribunal, retocando las zonas oscuras para que el dibujo de fondo, como en algunas obras de arte, emerja y salga más o menos a la superficie.
Ya ha sido significativo que tanto Zapatero como Rajoy, en sus comparecencias de primera hora, una vez conocida la sentencia en su parte dispositiva, hayan mostrado la naturaleza de los intereses que ellos mismos representan. El presidente del Gobierno no ha sabido disimular su satisfacción. Todo perfecto. Se ha hecho justicia, justicia plena. Las instituciones, en este caso el poder judicial, han mostrado un funcionamiento modélico. La instrucción ha sido perfecta, en consonancia con las aportaciones de las Fuerzas de Seguridad del Estado, presentadas como ejemplares a pesar de ciertas irregularidades denunciadas. En definitiva, todo bien. España, dice Zapatero, ha demostrado ser un “país fuerte”.
Mariano Rajoy ha reflejado bastante en sus palabras la parte soterrada de sus pensamientos. Respeto a los jueces, por supuesto. Ahora bien, según lo manifestado por el líder del PP, su partido apoyará cualquier iniciativa que contribuya a enriquecer el conocimiento del asunto. “Hasta el fondo”. Seguramente en busca del rastro no explicitado de la “autoría intelectual” de la tragedia. A fin de cuentas ha quedado flotando en la indefinición el porqué del 11M y su auténtica inspiración.
ETA ha resultado “absuelta”, en inversa medida que Trashorras, el vendedor o traficante de explosivos, ha pagado terriblemente según los términos de la sentencia. Desde Italia, donde rinde cuentas a la justicia por motivos ajenos a nuestra historia, “El Egipcio”, que ha quedado limpio de responsabilidades, ha podido llorar de alegría. Zougam, antiguo confidente de la Policía, ha compartido en cambio con Trashorras el peso principal de la condena dictada.
Al Qaeda ha quedado al margen de los análisis inculpatorios. Y el suicidio colectivo de Leganés, con su misterioso fugado del edificio momentos antes de la explosión, ha sido presentado como un modelo de autoejecución. Paralelamente, no se ha sabido, ni por lo remoto, la marca de los explosivos utilizados. Eso sí, todo “tipo goma”, sin apellidos. Sólo se ha identificado la procedencia: mina Conchita, allá en un rincón de Asturias.
En definitiva, un nuevo enigma para la historia de la España trágica. Pasto para los historiadores, como en su día ocurriera con el asesinato del general Prim. Se escribirán libros, proliferarán las investigaciones conjeturales y, en último término, la justicia, como en el soneto de Cervantes, “miró al soslayo, fuése y no hubo nada”. Es decir, casi nada. Lo suficiente para salir del paso.
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=01/11/2007&name=contreras
jueves, noviembre 01, 2007
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