lunes 5 de noviembre de 2007
¿Se rectifica el disparate?
JUAN VELARDE FUERTES
Un artículo de Rubén Estella en «El Economista» de 12 de octubre de 2007, de algún modo ratificado con las declaraciones del Ministro de Industria a «El Mundo» el 14 de octubre de 2007, señala que en «el primer borrador de planificación energética que se está preparando hasta el año 2017... (se) mantiene la misma capacidad de generación con... tecnología (nuclear) que la actual». Quizá Clos, ha visto claro, después de ser, los sucesivos gobiernos socialistas recalcitrantes en el error del «parón nuclear» de González, ampliado por Rodríguez Zapatero en el debate sobre el estado de la Nación en 2006.
Estas iconoclastias -en este caso de nucleares- siempre, desde tiempos de Amenofis IV, son fuente de problemas y de rectificaciones. En este caso por nuestra gigantesca dependencia energética del exterior. Sin ir más lejos, desde 1998 ésta ha crecido espectacularmente. Ese año venía del exterior el 73,9% de nuestra energía primaria, según «Energía 2006», que edita Foro Nuclear. En 2006, según Lucila Izquierdo Rocha, de Ciemat, en su magnífico artículo «Energía nuclear, un futuro razonado», en «Cuadernos de Información Económica», mayo-junio 2007, se llegó al 85%. La dependencia de la media de la Unión Europea de los 27 es del 52,99%. Y ésta no es mayor en España, a causa de la nuclear. Respecto al total generado de energía primaria, la nuclear supuso en España en 2006 el 55,6%. El apagón californiano sería pequeño al lado del nuestro con una liquidación de estas centrales.
Recordemos, además, que el petróleo y el gas natural -sobre esto ofrece un gráfico perfecto Juan Rosell en su libro «¿Y después del petróleo, qué?» (Ediciones Deusto, 2007)- están fuertemente cartelizados. Además, el gas, que tanto ilusionó a algunos, se genera en territorios inseguros. Bastan dos nombres: Argelia y Nigeria. El carbón se vende también en mercados cuasioligopolísticos, dominados por productores del Hemisferio Sur. Además, con el Premio Nobel a Al Gore y al Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), estamos en plena adoración a la persecución de los GEI (gases de efecto invernadero). Véase sobre esta repercusión el «Financial Times» de 13/14 de octubre de 2007. Las famosas energías renovables, al ser muy caras, y como por ello empeoran precios y costes, o bien exigen subvenciones que complican el gasto público, nunca tendrán más que un papel muy secundario. No queda más que la energía nuclear.
El daño causado a España y su economía a partir del citado «parón nuclear» de 1982 no es para contado. Si efectivamente Clos rectificase, aunque tarde comenzaría a verse alguna salida del túnel en el que nos habíamos metido. ¿O es que ahora mismo no nos golpea a todos el encarecimiento energético? El ataque a lo nuclear fue una reacción demagógica. Como dice Ortega y Gasset en «La rebelión de las masas», «los demagogos han sido los grandes estranguladores de civilizaciones».
http://www.abc.es/20071105/opinion-firmas/rectifica-disparate_200711050244.html
lunes, noviembre 05, 2007
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