lunes 5 de noviembre de 2007
El 11-M visto por el Pravda
ALBERTO SOTILLO
La URSS estaba tan habituada a la mentira que, con el paso de los años, sus políticos, periodistas y propagandistas terminaron creyendo sus embustes. Sin descender jamás de la limusina oficial, creían que el capitalismo se hundía inexorablemente en sus contradicciones. Para ellos la vida era sueño, aunque para sus compatriotas fuese pesadilla. Y como no les gustaba que la realidad alterase sus sueños, un ejército de burócratas falsificaba estadísticas, inventaba noticias y corregía archivos y documentos. La historia de la URSS fue algo así como el desarrollo dialéctico de una mentira inventada para justificar un embuste creado para cubrir una falacia nacida de una patraña.
Puede asegurarse que la URSS no fue el único país que mintió. Incluso podría recordarse la ficción de las armas de destrucción masiva iraquíes. La diferencia es que la Administración norteamericana nunca tuvo la descabellada idea de crear una comisión de investigación para perseverar en la mentira. Al contrario, la Casa Blanca aceptó que no había armas y la Prensa norteamericana admitió que se había equivocado. Ésa es la diferencia entre la URSS y EE.UU., y una de las razones fundamentales por las que la primera se hundió y la segunda conserva su grandeza.
En la catástrofe de Chernóbil la reacción de la prensa soviética fue animar a la población a respirar aire contaminado y a pescar «sin pánico» en los ríos de la zona. Ya habría tiempo para inventar un embuste. Por aquellos días yo imaginaba que, con la llegada de la democracia, la Prensa española seguiría el modelo norteamericano, y no el soviético. Que ningún periódico imitaría al Pravda. Que a ningún responsable político se le pasaría por la imaginación alentar el modelo fantasoviético de información. Parecía una cuestión de sentido común. A nadie en su sano juicio en EE.UU. se le ocurrió alentar la teoría de que el 11-S fue tramado por los judíos. Nadie en el Reino Unido pensó que el IRA había conspirado en el 7-J. En España, en cambio, aún seguimos preguntándonos por la autoría de la conjura de los siete sabios de Sión y si el Pravda es un creíble ejemplo de periodismo a seguir.
http://www.abc.es/20071105/opinion-firmas/visto-pravda_200711050244.html
lunes, noviembre 05, 2007
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