jueves, noviembre 01, 2007

Inocencio Arias, Cosas de presidentes

jueves 1 de noviembre de 2007
Cosas de presidentes Inocencio Arias

El anuncio de que el presidente Sarkozy pedía que le duplicasen holgadamente el sueldo, de 101.000 euros a 240.000, no ha producido excesivos remolinos en Francia, a pesar de que en estos días en el país vecino funcionarios, empleados de Air France y ferroviarios plantean reivindicaciones salariales.
Las razones de la moderada reacción popular son dobles. La primera es que Sarkozy ha adelantado rápidamente que someterá todas sus cuentas a inspección, incluidos los gastos sociales y de ocio, partidas inmensas en el presupuesto del Elíseo y sobre las que no ha habido con frecuencia transparencia en sus predecesores. Hay quien dice que el más alegre en la ocultación, en este aspecto como en otros, era Mitterrand, uno de los políticos más cínicos de la Francia moderna. La segunda es que Sarkozy venía siendo un pobretón con respecto a algunos de sus colegas. No es ya que Bush ganase mucho más (unos 330.000), sino que el británico Brown o la germana Merkel estaban muy por encima (unos 260.000). No mencionamos a Zapatero, que estará claramente por debajo. En nuestra Administración Central, desde el cargo del presidente del Gobierno hasta el último bedel deben estar en escalones inferiores a los de los países mencionados y, ¡oh maravilla!, son menores que los de las Comunidades Autónomas.
La Asamblea Nacional ha aprobado, pues, el reajuste de los emolumentos de Sarkozy.
Llega paralelamente la noticia de que Putin, mientras le leía la cartilla a sus colegas europeos sobre los peligros de seguir a Estados Unidos en el tema del escudo antimisiles, o en el de Irán, invitaba en fecha cercana a cenar en San Petersburgo a tres antiguos cuates, Berlusconi, Chirac y Schroeder. Con los tres tuvo una relación estrecha.
Según el Financial Times, quiere que le aconsejen sobre cómo le hace tragar a la Unión Europea las relaciones energéticas de Rusia con Europa salpicadas de abundantes recelos sobre las intenciones de Putin.
No es seguro que los sucesores de los tres retirados hayan apreciado la reunión. El papel de Schroeder es el más vidrioso. Chirac quiere seguir en el candelero, Berlusconi tiene aún futuro político pero el alemán encontró al retirarse un confortable colchón económico en una empresa energética ruso-alemana.
Según muchos, lo colocó Putin.

http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=01/11/2007&name=arias

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