martes 6 de noviembre de 2007
La coyuntura no es la que era Enrique Badía
No sólo los agoreros, también los datos empiezan a generar cierta inquietud. La economía española ofrece algunos indicios de agotamiento del dilatado ciclo de crecimiento iniciado en los últimos años del pasado siglo XX. Los últimos indicadores del Banco de España muestran un avance del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,6 por 100 en tasa intertrimestral. El ritmo de creación de empleo también ha perdido el vigor de períodos anteriores y las estadísticas de paro, sobre todo el volumen de gasto en prestaciones a los desocupados, llevan creciendo de modo consistente desde antes del pasado verano. Y, aunque sea por otras razones, el diferencial de inflación con la eurozona se ha vuelto a disparar.
No suele ser fácil afinar el pronóstico de cuál puede ser la evolución a corto plazo de un escenario como el descrito; dicho más claramente, hasta qué punto se debe temer que los próximos meses discurran mucho peor. O, en otras palabras, ¿está en puertas una crisis? Y, caso de estarlo ¿de qué alcance y gravedad? Sólo que, sin duda contagiados del ambiente genérico, la mayoría de juicios sobre el momento y el inmediato futuro aportan poco o nada a quien desee tener una visión ajustada de la situación real.
De un lado, arrecian los vaticinios catastróficos, la mayoría asegurando que nos hemos instalado irremediablemente en lo peor. De otro, están las opiniones centradas en que prácticamente no ocurre nada y persiste lo mejor de lo mejor. Y la verdad es que tampoco resulta cómodo emitir ningún juicio, visto el riesgo de ser de inmediato alineado a una u otra posición. Sólo que los datos están ahí, son los que son y se pueden leer de distinto modo, incluso sin faltar a una elemental honestidad.
Comenzando por el crecimiento, una extrapolación un tanto grosera del último avance del Banco de España sugiere que la tasa anual en 2008 debería moverse algo por encima del 2 por 100, más o menos en línea con lo previsto para las economías maduras de la zona euro.
En cuanto al empleo, es presumible que se vaya a seguir manteniendo un saldo neto levemente positivo, aunque lejos de las marcas alcanzadas en los últimos años. Pero conviene tener en cuenta que la cifra de ocupados rebasa ligeramente los 20 millones, con 19,3 millones de cotizantes a la Seguridad Social. Niveles que, salvo traición a la memoria, nadie anticipaba hace un lustro.
Y en lo que se refiere al comportamiento de los precios, ha vuelto por donde solía, demostrando que el recorte en los diferenciales no era más que un paréntesis sin base real, entre otras cosas porque nada se ha hecho para corregirlo desde antes del año 2000.
Dependiendo de si se quiere ver la botella medio vacía o medio llena, se puede considerar que las cosas van algo peor o menos bien que los años anteriores. Lo que es seguro es que no están igual, sin que ello conlleve necesariamente adherirse al pelotón más radical. Lo que resulta llamativo es que no se conozcan de propuestas de unos y otros para afrontar la situación.
Desde la oposición y sus partidarios emerge algo así como el ansia de que la crisis se confirme y agrave; cuanto antes, mejor. Del lado del gobierno y afines impera la tesis de que todo marcha viento en popa, junto al empeño de dar lectura positiva a cuanto sea menester. Podría decirse que ambos están en su correspondiente papel de oficio, pero poco más.
Los próximos meses discurrirán en buena medida centrados en la campaña electoral. Cabe pensar que los dos grandes partidos con aspiraciones y opciones de encabezar el gobierno que se forme en la primavera de 2008 plantearán propuestas de política económica, y sería deseable que atinaran a combinar un diagnóstico lo más objetivado posible del estado real de la economía con medidas orientadas a los problemas que existen de verdad. Aunque quizás sea una presunción excesivamente optimista, visto como marchan las relaciones en todo lo demás.
Desde luego, si el debate preelectoral discurre circunscrito a la contraposición entre la catástrofe que ven unos y la maravilla que presumen otros, sin aportaciones añadidas… no hay que descartar que acabe repitiéndose el proceso por el cual la peor de las profecías es la que más fácilmente consigue autocumplirse, antes o después.
ebadia@hotmail.com
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=06/11/2007&name=badia
lunes, noviembre 05, 2007
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