lunes, noviembre 05, 2007

Daniel Martin, Ya ni siquiera Africa

martes 6 de noviembre de 2007
Ya ni siquiera África Daniel Martín

Años después de la conquista del imperio inca, que adoraba al sol, Felipe II soltó aquello de que el sol no se ponía en nuestro imperio. Algún peruano cabreado, la soberbia española y una extraña alineación de astros y políticos incapaces han convertido aquella sentencia en una especie de irónica maldición que ha arrinconado a España a un lugar solitario donde ni siquiera se la señala para reírse de sus defectos. El declive español, que se inició con los Austrias menores, que continuó con los Borbones, se agigantó con la pérdida de las colonias y culminó con un siglo XIX que nos retrasó cien años respecto al resto de Europa, se ha visto, en los últimos lustros, empujado aún más. Nos queda muy poco para llegar al fondo del abismo internacional. No somos nadie ni nada. Ni siquiera en África.
La culpa, como de casi todo, ha sido múltiple. Después de años en los que Franco, Adolfo Suárez y Felipe González devolvieron a España, siempre en un segundo plano, al panorama internacional, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, cada uno a su manera, siempre monolingüe, cada uno asesorado por sus respetivos inútiles asalariados ministeriales, han ido alejando a España del centro de la vorágine mundial.
Primero llegó la foto de las Azores y la calamitosa presencia en Iraq, que nos enemistó con medio mundo a cambio de convertirnos en buenos aliados de los Estados Unidos. Entonces Zapatero no se levantó ante la bandera estadounidense. Cuando, por azares de la mala fortuna, llegó a La Moncloa, retiró, sin previo aviso, las tropas acampadas en Mesopotamia. Así consiguió cabrear al otro medio mundo que aún nos hablaba. Por si fuera poco, el actual Ejecutivo se puso a hacerle la pelota a Castro, Chávez y demás dictadorcillos de repúblicas bananeras que, a cambio, no nos hacen ningún caso o, como en Bolivia, nos lo hacen para fastidiar a nuestras empresas.
Para colmo, el inane Zapatero y su compañero de fatigas Miguel Ángel Moratinos, un golem de estulticia, han conseguido que en Europa nadie nos escuche y que incluso Polonia tenga más peso que nosotros en la UE. Por no hablar de los fracasos cosechados por los demás ministerios que algo tienen que ver con Europa: Agricultura, Cultura, Fomento, etc. Mientras tanto, hemos ido aceptando sin rechistar las normativas comunitarias incluso cuando nos perjudican, como es el caso de la nueva reforma universitaria, que se cargará las ingenierías y las carreras de arquitectura y medicina, los únicos restos de excelencia que le quedaban a nuestro sistema educativo.
Ignorando si en China e India saben quiénes somos, por lo menos teníamos a África como ligero y pelmazo consuelo. Marruecos nos necesita como enemigo al que recurrir para ocultar sus propias y enormes carencias, y el resto de los africanos sabe que a España se entra fácilmente y que, además, aquí se da de comer y se opera del corazón a cualquiera. Pero entonces llegó Perejil y la “gloriosa” ocupación del islote. Y ahora, después de que el Gobierno asegure, una y otra vez, que nuestras relaciones con Marruecos son “muy buenas y van a seguir siendo así”, el país alauita retira su embajador en Madrid como protesta por la visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla. Visita legítima que en cualquier caso habría que haber programado con delicadeza y mucha mano izquierda.
Pero la confirmación de que en África nos toman a pitorreo, como un simple destino para sus desheredados, ha llegado con la detención de siete españoles en Chad, un modelo de democracia y buenas maneras. Sin que España apenas consiguiese reaccionar, ha tenido que ser Nicolás Sarkozy el que haya acudido al país africano para liberar a cuatro azafatas ibéricas. ¿Dónde estarían si no llega a ir el actual inquilino del Elíseo? El caso es que ni siquiera nos tiene un mínimo de respeto un país cuyo único dato conocido es el de ser segundo entre las naciones más corruptas del planeta.
España, vieja gloria, agotada por su larga y trágica historia, lastrada por sus muchos complejos y la pésima calidad de sus dirigentes de los últimos siglos, ha conseguido llegar a un punto donde nadie la respeta. Por lo menos en el sistema solar. Y lo peor es que el actual Gobierno, aparte de mentir, no hace absolutamente nada para cambiar el rumbo de nuestra presencia internacional. Bueno, nos queda la propuesta de la “Alianza de civilizaciones”, idea que sólo compraron en la ONU, que, de todas las ONGs, es la menos fiable.
Ceuta y Melilla, lógicamente, se han volcado para recibir a los Reyes. A pesar de todo, ser español mola mucho más que ser marroquí. La libertad es un jugoso bien al que es difícil renunciar. Ya ni siquiera en África nos respetan, pero es en África donde se respira un auténtico orgullo de ser español. Hermosa paradoja. Claro que menos hermosa y menos paradoja si recordamos que el último personaje que gritó “Viva España” en un acto público dentro de nuestras fronteras fue el propio Nicolás Sarkozy. Si se presentara a presidente de España... ¿cuántos votos obtendría?
dmago2003@yahoo.es

http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=06/11/2007&name=martin

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